Cuentan que estos días, desde el absoluto oscuro del firmamento plagado
de brillantes estrellas, y desde una de ellas, el Principito sonrió pensando en
su aventura en la Tierra.
Recordó cuando en el desierto, se encontró con la desesperación de un hombre
que buscaba salvar su vida, Antoine... Después de más de setenta años
terrestres, un suspiro en la vida del Principito decidió volver a ver como
estaban las cosas por ahí.
Al acercarse, contempló como la Tierra aún emitía su impresionante brillo azul destacando
sobre la negrura espacial, un planeta realmente hermoso… Pero él ya conocía la Tierra y sabía bien lo que
contenía, por eso quiso saber si aún existía la flor, el zorro, el cordero, el
baobab, la serpiente, se alegró a comprobar que aún estaban… pero algo había
cambiado y lo detectó enseguida porque apenas existían faroleros y los
geógrafos ya no ejercían como antaño, normal se dijo, todo cambia, todo está en
movimiento…
Los príncipes de las estrellas
aceptan las cosas como son, ellos entienden lo que significa la evolución, en
consecuencia no se extrañan ni se ponen tristes, si acaso lo lamentan por los seres
humanos…esto viene a cuento, porque observó que los reyes, los vanidosos, los
borrachos bien sean de gloria o de alcohol, los hombres de negocios viles y los
mercaderes de esclavos no habían desaparecido, sino por el contrario aumentado.
Observó también el gran avance en la tecnología y el poco o nada progreso en la
humanidad. En ese hermoso planeta todavía existían las desigualdades tremendas,
el hambre, las guerras, los fanatismos, el turbio enfoque de las religiones, el
horrible deterioro de la naturaleza y el flaco porvenir de muchas especies
animales.
Por fortuna en todo ese
heterogéneo conjunto continuaban existiendo seres humanos como Antoine, muchos,
más de los que pudiéramos imaginar… y el Principito regresó a su estrella
dejando una secuela de esperanza… Bueno se dijo: confío en ellos, porque sigue
existiendo ahí algo que no puede ser más simple: “Solo con el corazón se puede
ver bien; lo esencial es invisible a los ojos”