jueves, 30 de julio de 2015

Cuento: "Memorias de una ardilla" Capítulo

DULZURA

 Amansada por el dolor y la tristeza casi no reparé en el nuevo día. Estuve toda la noche sin dormir, recordando pasajes felices de mi existencia, intentando aceptar mi situación y dejando que un pequeño hilo de esperanza me atara a la vida. La luz ya se filtraba por el trapo negro y no muy lejos, el cazador y su mujer ajenos a mi estado hablaban de sus cosas. Pasaba el tiempo, tenía hambre y ninguna gana de comer, tenía sed y no me importaba. Seguía en la jaula esperando que algo pasara. Sonó un timbre en la casa. Alguien abrió una puerta. Una voz joven y suave había llegado. Empezaron a hablar, pronto me di cuenta que yo era el motivo de la conversación. Unos pasos avanzaron hacia la jaula. 
-         Eva, tu tío encontró algo para ti, está en la jaula, tapada. Es una sorpresa. 
   Sorpresa, yo una sorpresa. Como se puede ser tan mentirosa. No me tapasteis más que para evitar mi rebeldía. 
-         Trata de quitar el trapo con cuidado, ayer estaba muy nerviosa. Todavía no se ha acostumbrado a la jaula. 
   Ni nunca lo haré. Tú, cazador, dijiste que yo era una ardilla adulta y que no soporto la cautividad, ¿por qué ahora pretendes indicar que no estoy acostumbrada a estar entre barrotes?, ¿por qué ahora tu voz quiere ser amable? 
Unas manos descorrieron el trapo lentamente. La luz entró con ganas en la jaula, casi dañando mis ojos e impidiéndome ver a la visitante. Pude estallar en rebeldía, pude gritar y ponerme histérica de miedo y de rabia. Sin embargo no lo hice y no sabía bien porqué. 
-         OH… es una ardilla, una pequeña ardilla. Que preciosa, es la primera que veo tan de cerca… Pero que delgada, y parece estar muy triste.   
   Aquella voz suave me llenó de calma. Aquella voz parecía entenderme… “Sí, estoy muy triste y no sabes cuanto “. La muchacha hizo un ademán instintivo de acercar sus manos a la jaula. 
-         ¡No!  Eva, no hagas eso. Ten cuidado podría morderte. Es un animal salvaje aunque parezca pacífico. 
   Cazador tienes razón, yo soy salvaje pero tú eres necio. Un animal salvaje sólo ataca cuando se ve acosado. Ella no me inspira temor… ¿Por qué no pruebas a poner tu mano? 
-         Tío… no me da miedo. Deja  que la acaricie, no me morderá. 
   No a ti no te morderé. Puedes acariciarme. Necesito tus caricias. Hazlo Eva, hazlo por favor. 
   Su mano blanca y tierna abrió la portezuela de la jaula para introducirse en mi busca. Noté como la yema de sus dedos resbalaba dulcemente por mi lomo hasta acabar recorriendo mi cola. Luego tocó con extrema suavidad mi cara y jugó con mis bigotes. Yo aproveché para cabecear ligeramente contra su mano, levantando su sonrisa. 
-Ves tío, es una ardilla muy simpática. Me gusta. 
— Y tu también me gustas —. Miré a la muchacha. Sus grandes ojos azules llenos de bondad. Su cabello castaño, alisado y cayendo sobre sus hombros, con un gracioso lazo rojo. Su rostro claro, fino, adornado por una sonrisa que parecía eterna. Sus movimientos suaves, tranquilos, llenos de amabilidad. Sabes Eva, no me importaría que me tomaras en tus brazos. 
-         Tío, quiero cogerla. 
-         Eva no lo hagas, se puede escapar.
   Cazador no hagas que te odie. Tú no tienes ningún derecho sobre mí. Yo era libre cuando tú me capturaste. El derecho de escaparme es mío y también el de dejarme acariciar. 

   Eva, con mucho cuidado, me rodeó con sus manos para llevarme hacia su pecho. Me sentí plenamente reconfortada de todos mis sufrimientos, tan solo con la tierna sensación de su calor. Aquel momento de dulzura consiguió transportarme a los días en que madre me acogía entre su pelaje, y sirvió para que entendiera que el amor era una capacidad que también tenían los humanos.

jueves, 23 de julio de 2015

Poema: "Enamoramiento"

Te siento próxima
aunque tu no estés.
El Mundo parece
vuelto al revés.
Que difícil conjugar
el verbo querer,
cuantas ganas
de volverte a ver.
Si te preocupas
algo de mí se inquieta.
Si te alegras,
mi corazón lo nota.
Cuando te acercas
el tiempo se escapa
sin ningún motivo,
y siento que soy
algo más que un amigo.
Como decirte
que cuando pienso en ti,
mi corazón late
muy cerca del tuyo.
Cuando te rozo,
mi sangre se altera
en un alborozo
y deja las venas
llenas de gozo.
Si esto es amor
así te lo digo,
no estás sola amor
yo voy contigo.
Y aunque tu cuesta
sea un tanto dura
y la luz del cielo
parezca escasa,
a tu lado subiré
alumbrando el camino,
y al llegar la alborada
con el cielo azul
y el alma calmada,
deja que te bese...
si estás enamorada.



domingo, 19 de julio de 2015

Meditaciones al alba: "La contradicción"

La contradicción es algo inevitable… resulta imposible entender o sujetar todas las circunstancias que ocupan nuestra vida.

Estar en paz con el Mundo… no significa que el Mundo esté en paz.

Sentirse en paz con uno mismo… no significa que lo que te rodea esté en paz.

Vivimos en un Planeta excelente al cual no le falta de nada para vivir en Paz… pero nos olvidamos que es un ser vivo al cual se le está vapuleando ya demasiado.


miércoles, 15 de julio de 2015

Poema: "Compromiso"

Si vivimos en la Tierra
... estamos comprometidos.
No podemos escudarnos en la ignorancia
ahora, todo es compartido.
La muerte nos une,
la vida preocupa al nacido
y el futuro funde la alegría.
Negros nubarrones en el horizonte
cargados de sangre, fuego y miseria
esperan descargar su furia hiriente.
De que sirve hablar todo el día
si no hay reacción firme y valiente.
De que sirve escudarse en el tiempo,
si no hay tiempo en el presente.
Si no somos nosotros, ellos sufrirán,
y el Mundo no cambia
... si el ser humano no cambia.
Porqué echarlo todo a la espalda,
porqué no buscar la armonía
dentro nuestro, al lado nuestro.
Una Tierra seca y lacerada
anhela las manos del hombre sensato,
y la Tierra quiere ser amada,
la Tierra quiere sentir nuestro canto.
No todo está acabado...
el futuro nace hoy, tras el llanto,
en la fuerza del ánimo y en el encanto.
No es vencer... es continuar,
volver a andar, porque ya hemos andado.
La victoria empieza al levantarse,
la Historia se escribe al caminar,
pero caminemos, que no lo hagan otros,
porqué no intentarlo por nosotros.
No es tan difícil como haber acabado,
ni tan fácil como estar parado,
es simplemente... vivir.
Somos los dueños del destino,
pero no está labrado el camino.
A cada paso, una semilla
tras la siembra del pasado.
Puede florecer el futuro...
si no nos arrepentimos, de haber amado.




lunes, 13 de julio de 2015

Cuento: "Memorias de una ardilla" - Vuelo rasante

   Pese a mis pocos meses de existencia ya llegaba a comprender que la vida en el bosque no era fácil. Los días podían ser hermosos si encontrabas comida, si nadie distraía tus juegos; o cuando en lo alto de una rama, dejabas pasar al sol peinando la cola y limpiando tu pelaje. Pero no siempre era todo tan tranquilo, el miedo y la angustia podían aparecer en cualquier momento, desde el aire, el suelo o en el mismo árbol. Madre decía que era preciso ser muy despierta para sobrevivir largo tiempo en el bosque, que la agilidad nos ayudaría pero mucho más importante era observar, y que el tiempo nos daría experiencia siempre y cuando supiéramos prestar atención.

   A veces, dejaba los juegos alocados de mis hermanos, me subía a la atalaya del árbol y permitía a mi vista que se perdiera en el movimiento del bosque.   Cualquier cosa podía llamarme la atención. Un día que nunca olvidaré sucedió algo aterrador, algo más fuerte que el miedo y la angustia juntos. Todo parecía normal, el ruiseñor daba su concierto en lo alto de una encina y las ranas croaban en una charca cercana. De repente apareció el silencio, señal inequívoca de que había peligro. No muy lejos de donde yo estaba, una rama se sacudió por el empuje de unas garras al despegar. Vibraron las hojas, alguna cayó oscilando suavemente hacia el suelo. Un aleteo firme y seco dejó paso al vuelo rasante del azor apenas rasgando el aire entre la espesura. Hubo un instante de quietud, el miedo cobró vida en algunos habitantes de los matorrales. Todos se escondieron, yo me abracé al tronco sin un suspiro. Solo aquel gazapo cojo y flaco continuaba merodeando el suelo sin enterarse de nada. Se paró, irguió sus orejas y deseó no haber nacido. En un instante el azor hizo presa de él fuertemente con sus garras. Crujieron sus huesos ante el abrazo de la muerte. El estertor del pobre conejo acompañó al ave en su vuelo mientras se perdía entre los árboles. 

  Todo sucedió en breve tiempo. El ruiseñor continuó con su canto como si nada hubiera pasado, las ranas reanudaron su croar. Yo me despegué del tronco y volví a respirar. El bosque recobró el movimiento. Seguí observando desde mi atalaya la vida en el bosque, quizás no tan hermosa quizás no tan cruel.


sábado, 11 de julio de 2015

Poema: "Se me ocurre"

Se me ocurre...
que una mañana gris y lluviosa,
no puede ocultar el sol de tu mirada.
Se me ocurre...
que el silencio de un pueblo triste,
no puede evitar el don de tu palabra.
Se me ocurre...
que una cierta soledad,
no puede empañar tu armonía.
Se me ocurre...
que es difícil entender a la vida
cuando nos limita la alegría.
Se me ocurre...
que es difícil luchar
cuando te dejan desarmada.
Pero acaso...
no es verdad que estas viva,
que tu corazón late
y que alguien respira a tu lado.
Pero acaso...
no es verdad que eres fuerte,
digna y valiosa.
Y que la vida te quiere
como tu quieres a la vida.
Entonces... con la esperanza
del amor que te mereces,
te digo Manuela...
que vivir a tu orilla,
me sienta... de maravilla.


viernes, 10 de julio de 2015

Poema: "El vuelo de las golondrinas"

Vuelan las golondrinas
en el cielo azul del verano.
   Ágiles, precisas, veloces,
trazan piruetas de esperanza.
   Ellas, no conocen el invierno
y se abrazan  a la historia
para perpetuarse en el respeto.
   Ellas, si tienen memoria
y vuelan… siempre vuelan
hacia el lugar que más aman.
   Y aunque en los albores del otoño
marchen lejos de aquí,
ellas, volverán… volverán
mientras exista la primavera
y el ser humano quiera.


martes, 7 de julio de 2015

Meditaciones al alba: "Grecia, cuna de la humanidad"

   Estoy con Grecia, con el pueblo de Grecia, con la gente que lucha sufre y vive, con la gente que no acepta el yugo de los miserables... Es que acaso el pueblo de Grecia... y de todos los pueblos Europeos y del Mundo, tienen la culpa de toda la opresión y miseria moral de esos que se creen los amos del Orbe... Estoy con Grecia, con el pueblo, con los que no tienen culpa alguna de esta injusta situación... Que les tiemble de una vez el pulso a los indignos, que entiendan que los justos son más, y que la rabia por mucho que se contenga... puede acabar por estallar. Estoy con Grecia,y con todos aquellos que saben representar a la nobleza, la paz y la dignidad.






Poema: "El aliento enamorado"

No espero más que horas vacías
en lo que me quede de vida. 
La soledad se ha instalado en mi mirada
y el corazón está inundado de lágrimas.
Se me fue el camarada...
Ya no llama al timbre, ya no me ayuda.
El se ha ido para no volver,
se fue allá donde van las ánimas.
Jamás lo volveré a ver.

No mujer, no... no es cierto,
no estás sola, y yo estoy bien.
Ha sido terrible pero ya pasó.
Ten calma y espera, que yo lo sé.
Los ciclos son cortos y no hay límite.
Pronto, muy pronto, contigo estaré.
Otra vez enlazaremos las manos,
caminaremos unidos por las estrellas,
sonreiremos aliviados y enamorados,
abrazando juntos la existencia.
Recordaremos nuestros viajes,
las aventuras, las alegrías
de tantos años que vivimos juntos.
Aquí se está muy bien, hay mucha luz,
se respira calma y esperanza,
y se observa un camino largo, muy largo.
Yo te espero... iremos juntos.
No estés triste mujer, no estás sola.
Siente mi aliento... que yo te espero.  



sábado, 4 de julio de 2015

Cuento: "Memorias de una ardilla" - Esa otra oscuridad . Capítulo

  
   El hombre venía hacia mí con gestos decididos. Llevaba algo en sus manos extendidas. Yo seguía excitada, moviéndome bruscamente a un lado y otro de la jaula, protestando a mi manera por la falta de libertad. Cada vez estaba más cerca… me miraba directamente, podía ver con claridad las pequeñas venas rojas en el blanco de sus ojos. Quedé quieta durante un momento, justo cuando el enorme trapo negro cayó sobre la jaula envolviéndome en la semioscuridad.

-         Tenias razón Eugenia, el trapo la calmó. Pero no te hagas ilusiones, esos bichos son muy nerviosos, de adultos no soportan la cautividad.

   Al verme otra vez envuelta, me dejé caer en el suelo de la jaula, más por agotamiento que por sumisión. Ligeramente acurrucada, expectante, di un respiro a mi sistema nervioso mientras pensaba en las palabras del hombre… — Si, es cierto, no soporto que mi vida quede reducida a dos pasos tras unas barras. No soporto que me quiten la luz por capricho de un humano. Quiero que la noche y el día me saluden en libertad y que mis movimientos no estén limitados por voluntades ajenas —.

   Pasaba el tiempo y nada ocurría. El trapo continuaba cubriendo la jaula y yo estando dentro de ella. La tristeza y la inanición me amenazaban de muerte si se mantenía mi velada oscuridad. Pero si el trapo desaparecía y llegaba a mis ojos la luz del sol, si mi vista alcanzaba cualquier partícula de naturaleza, yo no podría responder de mi rabia y desesperación, quizás entonces moriría desangrada, herida contra los barrotes, agotada por una lucha estéril contra la cautividad.


   Sé que la noche había llegado porque vino el silencio y la negrura total bajo el trapo. Aturdida, cansada, sin fuerza ni para conciliar el sueño. Desesperada, casi sin ganas de mantenerme viva, dejaba que mi corazón latiera como sujeta a una mínima esperanza. Todo parecía indicar que mis días acabarían de una manera absurda. Me preguntaba por qué aquel perdigón no atravesó mi cabeza para permitirme descansar por siempre. Y sin embargo estaba viva… ¡VIVA!, grité con fuerza en mi interior. Una razón, tiene que haber una razón, seguía repitiéndome a cada latido a cada movimiento de la respiración. Una razón para que yo continúe viva. Algo tengo todavía que aprender si es que la muerte no me ha hecho presa. Buscando en el aire las respuestas que no me sabían traer ni el silencio ni la oscuridad; por fin, ya agotada por la sin razón, rompí a llorar, como lloran las ardillas. Mis gemidos apagados, mis lágrimas secas, mi pecho desbordado por la entrecortada respiración. Lloré y lloré por segunda vez en mi corta vida y no dejé de hacerlo hasta quedar rendida.