sábado, 31 de enero de 2015

Novela: "Pueblo de Ramu" (Parte 46)

 Nota: Parte 1 (Junio) - Partes 2/10 - (Septiembre) - Partes 11/19 - (Octubre)
 Partes 20/30 - (Noviembre) Parte 31/37 - (Diciembre) Parte 38/45 (Enero)

... Había que obrar con sigilo para que la información que poseían no llegara al alcance de los soldados establecidos en Ramu. Si bien su comportamiento era tranquilo y hasta en ocasiones solidario, no podían fiarse en absoluto de ellos. Por esa razón tenían que evitar generar algún tipo de asamblea que pudiera suponer una sospecha, la información fue pasada a representantes de los sectores para que estos la traspasaran de forma privada a las gentes del pueblo.

    Los debates y las opiniones se fueron sucediendo entre pequeños grupos, y hábilmente se hacían llegar las conclusiones al centro de logística. Al poco tiempo todos estaban convenientemente informados y sobre todo situados. 

    Paralelamente se iba acabando el censo, Sejo y Laenuma tomaron una decisión al amparo de las circunstancias. Volver al domicilio de origen y afrontar todo lo que sucediera de ahora en adelante con sus nombres y apellidos, sin renunciar a su personalidad.  Pensaron al igual que otras personas en parecida situación, que el censo no representaba más que figurar en un papel, si llegara el caso de que los identificaran con huellas digitales, por ejemplo, o bien se decidieran a investigar pasados, de nada serviría ocultar sus identidades.

    Las dos semanas pasaron rápido. Apareció un coche oscuro a recoger el censo sin más. Asombrados, comprobaron que no llegaba en él interlocutor válido alguno. Los representantes del pueblo por lo tanto se negaron a entregarlo y el coche salió tal como había llegado. Pasados unos días desde ese incidente, intentaron sonsacar información al teniente Lorenzus, pero este le limitó a decir que solo seguía órdenes y que su única misión conocida era vigilar el pueblo y cuidar de sus habitantes. Resultaba paradójico que no pudieran entender de primera mano cual era el gobierno de la nación, si es que existía ésta como tal. Solo tenían conocimiento de unas exigencias, recibidas a través de unos emisarios y que nada tenían que ver con su propia manera de funcionar. Como su único contacto con el exterior era el ejército, y ante la incertidumbre que representaba no poder comunicar libremente con el supuesto gobierno, decidieron enviar una nota de protesta a través del Teniente Lorenzus.  Este se limitó a entregarla a sus superiores.

   En el pueblo no podía evitarse que existiera un clima de inquietud. Daba toda la sensación de que estaban obrando con ellos un cierto juego psicológico. No obstante, la mayoría optó por mantener la calma. Los que estaban o se mostraban más enteros ayudaban a los que dudaban. Procuraban en todo momento hablar y descargar sus emociones sin olvidar su trabajo en la comunidad. De esa manera, llegaron a entender que la mejor opción para mantener un cierto equilibrio, consistía en esperar con la mayor tranquilidad posible unos acontecimientos que sin duda llegarían. 

    Unos días más tarde el teniente Lorenzus se presentó en el centro de logística, sus palabras fueron de lo más escueto: — Prepárense que mañana viene un pez gordo — Al día siguiente, llegó al pueblo una comitiva muy similar a las primeras. Se detuvieron en la pequeña explanada junto al antiguo ayuntamiento. Del interior de los coches oficiales salieron la escolta y tres civiles, uno de ellos mostrando un  porte distinguido y autoritario. De inmediato buscaron a los representantes del pueblo para presentarse. El teniente Lorenzus avisado convenientemente de quien era esa autoridad, mandó a sus soldados que cuidaran la compostura y formaran para hacer el recibimiento. 

   Cincuentón largo, pelo canoso, de constitución fuerte y ligeramente orondo, la autoridad en cuestión se sacó las gafas de sol y tras ordenar a los soldados actitud de descanso, su primera intención fue acercarse a un sector del público presente, observó a un mozalbete de no más de nueve años y prácticamente sin mirarlo le acarició su rubia testuz. Luego hizo un gesto con la mano como indicando: — ¿Es por ahí? — La breve comitiva penetró en el local y se dirigió a  la sala de juntas. Tomaron posesión de sus asientos y procedieron a identificarse:

—  Me llamo Fioro Goolman, delegado gubernamental del sector HG—2D al que pertenecen.

—  ¿HG—2D?

— No les tiene que extrañar, las cosas como ustedes entenderán han cambiado y mucho.

—   Que han cambiado resulta más que evidente, pero no entendemos nada de lo que está pasando fuera de los límites de este pueblo.

—   Normal, normal… Después de tanto desastre no todo puede organizarse de un día para otro. Limítense a entender que de momento, este pueblo es el 2D y pertenece al sector HG.

—  Este pueblo tiene un nombre, Ramu

—  Entenderán que las estructuras sociales han prácticamente desaparecido del mapa… en cierto modo, todo se tiene que reestructurar.

—  Permítanos Sr. Delegado gubernamental que le indiquemos que nosotros seguimos en el mapa, con una identidad propia y con una historia que podríamos recopilar.

—  No hemos venido con la intención de discutir… pero, ¿acaso este pueblo se parece en algo a su pasado?

—  En algo. Su estructura básica, alguna de sus gentes… pero lo fundamental para nosotros es que hemos superado muchas dificultades, hemos evolucionado y adoptado un ordenamiento digno de ser tenido en cuenta.

—  Por supuesto, por supuesto, su orgullo puede ser entendido y hasta considerado…

—   Bien, esta delegación representando al pueblo, tampoco tiene la intención de discutir, ni entrar en matices históricos. La palabra considerados la hemos oído muchas veces, pero ya solo queremos entender en que posición quedamos respecto al gobierno que usted representa.

—  Me gusta la gente como ustedes, directos al grano… Esta claro, tienen ustedes las normas por el gobierno establecidas. Ellas no son un capricho, sino algo que debemos cumplir.

—  Esas normas, si que entendemos se pueden matizar…

—  Esas normas se tienen que cumplir… todavía no tenemos el censo.

—  Aquí lo tiene usted, solo esperábamos que viniera a recogerlo.

— Esta bien… esta bien. El gobierno al que represento puede entender en cierto modo su postura, pero no podemos tolerar la anarquía, no en estos momentos. Deben de tener paciencia y confiar, todo volverá a su cauce.

—  No aceptamos que se desmantele la estructura social de este pueblo, ni que se nos desconsidere tal como entendemos viene ocurriendo. Queremos ser escuchados, demostrar que todo lo que hemos conseguido puede servir a esta nación… Por cierto, ¿seguimos siendo la misma nación?

—  Seguimos, pero dentro de un nuevo ordenamiento mundial.

— ¿Ordenamiento Mundial?

— Por supuesto, no puede ser de otra forma después de todo lo que ha ocurrido.

— Ya…

—  Bueno… como ustedes bien supondrán, no he venido solo a recoger el censo. Pertenecen al sector que me ha sido encargado y debo responder por ustedes. Entiendo que no podemos proceder en modo radical, les daremos un tiempo prudencial para que recapaciten. Por seguridad, no podrán salir del perímetro establecido, solo por seguridad. Esto será mientras se consigue ordenar todas las infraestructuras, algo en lo que por lo visto no quieren colaborar.

— Nos negamos a que se desmantele el pueblo, eso supondría que nuestro esfuerzo no ha servido para nada.

— OH… por cierto. Quiero que sepan que lo que acaban de decir no es así. Tenemos los informes de los técnicos. No voy a negar un cierto asombro por lo que ustedes han logrado. Una de las razones por la que estoy hoy aquí es conocer a sus ingenieros. Esos captadores y transformadores de energía solar es algo ciertamente ingenioso, así como toda una serie de artilugios que hemos observado. Queremos sus nombres y apellidos.

— Me temo que no va a ser posible…

—  ¿La razón?

—  Un ingenio no es obra de un solo hombre… todo el mundo aquí ha colaborado. No podemos darle nombres, porque es el pueblo en sí quien lo ha logrado.


—  Nos parece un tanto banal su planteamiento… pero de momento y mientras recapacitan, lo vamos a respetar. Miren ustedes… nuestro gobierno no necesita de su tecnología, la que tenemos es suficiente. Si que necesitamos mano de obra y técnicos, por supuesto. Es solo eso lo que se les pide...

R.P.I. 02/2013/1807 B-387-13

miércoles, 28 de enero de 2015

Poema: "Quien escucha nuestros ruegos"


    Quien escucha nuestros ruegos,
desde la luz de la oscuridad.
    Quien hace que se encuentren,
los que se quieren encontrar.
    Quien decide… si no es la voluntad.
    El pasado queda atrás,
y en el presente…
la esperanza, la bondad,
la confianza que late,
…sin mediocridad.
    Unamos nuestras manos,
pero no con ansiedad.
    Hablemos de un futuro,
que espera fiel a quien sabe amar.
    Deja que sonría…
deja que hable sin soñar.
    Que aflore la sabiduría,
la experiencia, la fe de los años duros
…que tanto nos hicieron dudar.
    Y ahora que siento,
lo que tanto quería sentir.
    Ahora que abrazo,
lo que tanto quería abrazar,
… solo doy gracias,
a los que desde mis sombras,
con mi corazón rogué.
    Estar tranquilos, les digo,
… sabremos caminar,
y entonces escucho…Os bendigo,
unid las fuerzas, sin dudar,
ir hacia la felicidad,
os pertenece… si sabéis amar.  


lunes, 26 de enero de 2015

Novela: "Pueblo de Ramu" (Parte 45)

 Nota: Parte 1 (Junio) - Partes 2/10 - (Septiembre) - Partes 11/19 - (Octubre)
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    ... Uno de esos días ocurrió una circunstancia llamativa. El pueblo se mantenía en vigilancia a cargo del escuadrón del ejército.  La libertad de movimientos era absoluta en el interior, pero existía la recomendación de no salir del perímetro de seguridad del pueblo, a no ser que fueran escoltados. Ocurrió que unos muchachos, llevados por la curiosidad y sin avisar, quisieron llegar andando hasta la carretera, justo donde se había procedido a la voladura de la enorme roca. Llegaron allí, vieron la carretera despejada y siguieron. Solo habían recorrido unos metros, cuando se toparon con un puesto del ejército. Tan pronto fueron localizados, se les dio el alto. Los muchachos se pararon, llegaron los soldados hasta ellos, se identificaron como habitantes de Ramu. Hubo una breve consulta por parte de los militares y al final obligaron a los muchachos a retroceder. El suceso fue comentado en el pueblo y supuso el precedente de una situación en la que no habían caído.

    El escuadrón de veinte hombres destinado en Ramu ya había sido relevado una vez, solo el teniente Lorenzus continuaba al mando.  Bruno, alertado por la circunstancia de los muchachos, tuvo la idea de solicitar un permiso  para ir a escalar una de las paredes rocosas como habían hecho anteriormente, así descubrirían el grado de libertad del que disponían. El permiso le fue presentado al teniente Lorenzus. La respuesta no tardó en llegar, escuetamente, se denegaba el permiso de escalar por motivos de seguridad. Este hecho se comentó y no gustó nada en el pueblo. Por eso decidieron que dos personas, expertas en ese tipo de acción, se infiltraran entre las patrullas o puestos de vigilancia para intentar vislumbrar que sucedía más allá del pueblo. El reto no resultaba nada difícil, sobre todo porque los soldados, recién llegados, en absoluto eran conocedores del terreno y tenían que ser guiados en su misión de vigilancia por un habitante de Ramu.

    Se ofrecieron varios voluntarios para la misión, siendo elegidos para la misma Buno y Drope. Se prepararon a conciencia, previendo varios días de inclusión más allá del perímetro de seguridad. Aprovecharían la nocturnidad para salir. Durante la noche, solo se mantenían tres puestos de vigilancia en lugares elevados, y que en la mayoría de las veces, por lo observado, los soldados dormitaban más que vigilaban.

    Tal como se esperaba, al amparo de la noche y la espesura del bosque, no hubo ningún problema para burlar los puestos de control. Caminaron lo suficiente hasta conseguir alejarse, solo entonces empezaron a extremar las precauciones. Prefirieron dejar el bosque y alcanzar la zona montañosa, ganando altura y caminando entre las sombras. Temían topar con miembros del ejército y ser confundidos como integrantes de lo que llamaban hordas salvajes, para evitarlo se eligió vestir con ropa en el mejor estado, además no llevaban armas. Lo fundamental era intentar no ser localizados y avanzar en dirección a la ciudad de Sarreta puesto que ya conocían la situación en Sareman.

    Al alba detuvieron su marcha y buscaron un refugio para descansar. En una zona rocosa y elevada encontraron unas grietas profundas donde se introdujeron. Allí comieron algo y dormitaron con las espaldas apoyadas sobre la piedra. No por mucho tiempo porque el vuelo rasante de un helicóptero les alteró. Alejado el conocido rumor y completamente desvelados, buscaron una posición adecuada para observar con los prismáticos la zona donde se encontraban. Fue entonces cuando comprobaron movimientos inusuales. Patrullas militares rondaban por ahí. Decidieron retroceder hacia el sur buscando la extensa zona del bosque sucio. Cuando llegaron algo llamó la atención de Drope, se lo hizo saber a su compañero. Bruno orientó los prismáticos en la dirección indicada y estuvo de acuerdo con él de que allí entre la espesa maraña arbórea había algo raro. Decidieron esperar a la noche para avanzar en dirección a esa zona boscosa y observar más de cerca.

    Cuando las estrellas se hicieron dueñas de la bóveda celeste, al amparo de la oscuridad porque la luna se encontraba en fase nueva, bajaron por la ladera tomando todas las precauciones posibles, sobre todo para no caer. Lo hicieron trazando una diagonal muy abierta porque no querían perder demasiada altura y si acercarse lo máximo posible al objetivo. Después de más de cinco horas de marcha se detuvieron porque ya empezaba a llegar la luz. Buscaron un lugar adecuado para descansar y protegerse. Al amparo de unas rocas, observaron el bosque y nítidamente comprobaron que aquello raro que observaron era una plataforma metálica sobre los árboles, no muy lejos de ésta había otra y quizás alguna más en lontananza porque la distancia ya era considerable para comprobarlo con seguridad. Sobre la primera plataforma pudieron ver con claridad la figura de un soldado, que de tanto en tanto oteaba su horizonte en todas las direcciones. Vista la circunstancia decidieron no seguir por ahí y llegar al Oeste donde se encontraba la carretera. Conocían por la versión de los muchachos que existía un puesto de control en la única vía que daba paso al pueblo. A doce kilómetros de esa posición se encontraba una bifurcación hacia Sáreman. Decidieron llegar a ese punto para investigar sobre el terreno.

    Una vez ahí buscaron un lugar idóneo y esperaron. Al rato apareció un vehículo militar que se detuvo no muy lejos. Avanzaron con sumo cuidado por entre los árboles y llegaron hasta lo que estaban buscando. Efectivamente, a tan solo una docena de metros de la bifurcación se encontraba el puesto de control.  


    Ya no tenía sentido seguir con la expedición ni esforzarse por atravesar la segunda línea establecida por el ejército, con lo que habían visto se consideró que ya era suficiente. Buscaron el momento oportuno y regresaron sin contratiempo alguno al pueblo...

R.P.I. 02/2013/1807 B-387-13

jueves, 22 de enero de 2015

Novela: "Pueblo de Ramu" (Parte 44)

 Nota: Parte 1 (Junio) - Partes 2/10 - (Septiembre) - Partes 11/19 - (Octubre)
 Partes 20/30 - (Noviembre) Parte 31/37 - (Diciembre) Parte 38/43 (Enero)

   ... Una vez la comitiva oscura se hubo alejado, se procedió a leer detenidamente las normas y acto seguido dárselas a conocer al pueblo. El panfleto nada tenía que ver con el ordenamiento conseguido en Ramu. Eran normas impuestas que hablaban de control sobre todo lo que concernía a la actividad en el pueblo. Tal como se temía, el alcalde no tenía otra opción que seguir las normas establecidas por el gobierno. Se decidió por unanimidad no aceptar esas normas y establecer un programa propio para ser entregado a estudio del paradójico gobierno de la nación. En el papel que fijaba esa propuesta, se entendía que Ramu pertenecía a un territorio basto de lo que antes fue una nación determinada. Pero al mismo tiempo, se indicaba que tras casi un lustro de ostracismo, encerrados en las entrañas de la tierra los antiguos gobernantes, ahora éstos no eran representativos. Por todo ello, se debía tener muy en cuenta a los supervivientes del exterior que hubieran logrado organizarse, porque solo ellos habían mantenido el pulso y el latido de lo que antes fue una nación. Por otro lado, se consideraba que el desastre había sido global, al haber sido afectado todo el planeta por las epidemias. Todo había cambiado, era un volver a empezar en un nuevo ordenamiento Mundial, donde el primer paso debía ser ir al rescate de la naturaleza y el equilibrio del ecosistema. Para ese proceso era necesario contar con el pueblo, escucharle y tener muy en cuenta los métodos y las normas propias elaboradas que permitieron obtener la supervivencia.

    No había entre los habitantes de Ramu ningunas ganas de salir al exterior. No obstante aceptarían una entrevista con los representantes del gobierno, en el lugar convenido por ellos, para entregar y discutir la réplica a las normas impuestas, y de paso se intentaría conocer de primera mano como se estaban organizando allá afuera, lejos de los límites del pueblo. Pero los representantes gubernamentales insistieron en que no hacía falta que se movieran y que serían ellos los que se acercarían a Ramu para discernir sobre el tema que les ocupaba.

    Llegó otra vez la comitiva, calcada de la vez anterior y con el mismo procedimiento. Los mismos tres representantes políticos pero diferentes guardaespaldas. Subieron a la sala de juntas supuestamente para hablar sobre la propuesta elaborada por el pueblo de Ramu en donde se aceptaba  la bandera de la nación, el alcalde y el censo, pero presentando objeción a la mayoría de las normas impuestas. Uno de los miembros del comité político ojeo el escrito. Observaron como éste fruncía el ceño, arrugaba los labios y ladeaba ligeramente la cabeza al leer por encima las líneas. No perdió la compostura, admitió que por lo que había leído superficialmente, serían difíciles de aceptar algunas de esas propuestas. Insistió en que en el fondo y en la forma, las normas que se les entregaron no eran discutibles porque venían de muy arriba. Algunos puntos sí que se podrían corregir pero solo algunos puntos. Los miembros del pueblo vieron entonces claro, que esa comitiva no era fielmente representativa del  orden político establecido. De ser lo contrario podrían en ese mismo momento discutir las propuestas e ir corrigiendo el programa que debía ser presentado al pueblo para su votación. Fue entonces cuando decidieron ir al fondo del asunto.

—  Vamos a ver… siempre nos  ha parecido que ustedes son miembros activos del gobierno, si no es así y resulta que son meros emisarios, necesitamos hablar formalmente con los representantes ejecutivos. No queremos ser un juguete, pretendemos defender nuestra opinión basada en una experiencia de supervivencia. No pueden quedar en saco roto los resultados de todo este tiempo.

— Lo entendemos, eso lo entendemos… Su opinión y su experiencia son valoradas, créanme que es así. Nunca hemos dicho que es inútil todo lo que han hecho, al contrario, pueden ser y de hecho nos consta que es así, un ejemplo para la nación, un ejemplo que se conocerá y será alabado. Ustedes se merecen todo, gracias a ustedes se ha mantenido la esencia de lo que es una nación. El pueblo, ustedes son el pueblo y merecen ser considerados y tenidos en cuenta…

—  Al grano…

—  Pero ustedes no son, no pueden ser el centro del Mundo…

—  Nunca hemos dicho que lo fuéramos, solo pedimos ser escuchados y valorados.

—   Son valorados, créanme que es así.

—  Si fuéramos valorados, también seríamos escuchados y por lo que se ve solo cuentan sus normas, Si estas no pueden ser discutidas o reprobadas, de nada sirve nuestra palabra.

— Miren ustedes… todo esto se valorará, pero no podemos admitir, de momento, estas propuestas, nosotros no podemos. Las presentaremos a los miembros ejecutivos y se estudiaran…

—  Están ustedes perdiendo mucho tiempo. Nosotros no queremos perderlo y seguiremos con nuestro trabajo. Solo pretendemos ser escuchados y que nuestra experiencia sirva de algo.

    Fue entonces cuando a uno de los emisarios políticos se le escapó una incongruencia, que pronto se encargó de mitigarla bajando el tono de su voz.

—  ¡Son ustedes los que nos están haciendo perder el tiempo!...  queremos decir que el tiempo es valioso, es necesario que nos apliquemos en conseguir que todos estemos de acuerdo en como funcionar.

—  Usted mismo lo acaba de decir, que todos estemos de acuerdo.

—  Bien, bien… entregaremos las propuestas. Coloquen la bandera de la nación y necesitaremos el censo en un plazo de quince días, empiecen a trabajar en ello… vemos que solo se presenta una persona para alcalde.

— Estamos trabajando ya en el censo… y en cuanto al alcalde, nos basta con una figura como representación del pueblo.

—  Como ustedes quieran…

    La comitiva salió del pueblo algo más airada que la primera vez. Sus movimientos eran rápidos, buscando la celeridad. Diríase que el tiempo se les escapaba de las manos. Los gestos altivos, como dándose una importancia que sin duda no merecían, todo lo contrario de los movimientos pausados, tranquilos de las gentes, formando como un solo bloque demostrativo de que en el pueblo todo transcurría en orden y sin ninguna prisa por pretender demostrarlo.  

    Quince días para entregar el censo, con nombres, apellidos y direcciones, edades y unas normas impuestas no aceptadas que solo pretendían desmantelar el pueblo. Ninguna consideración a los logros conseguidos ni al sistema y orden establecido. La mayoría de la población de Ramu, según esas normas, debería de salir a donde ellos indicaran para ejercer de mano de obra en la reconstrucción de la nación y en Ramu, se haría lo indicado por el alcalde, que a la vez estaría sujeto a unas directrices predeterminadas. Estaba llegando el momento en que más de una persona tendría que decidir, entre ellos Sejo y su familia. Bruno no tenía duda alguna, pondría sus nombres y apellidos pero con la dirección en donde vivía junto a Louise. El problema consistía en que solo era un censo y no una identificación, nunca se habló de ello. Censarse era colocar un nombre en un papel, pero que ocurriría si luego se procedía a una identificación...

R.P.I. 02/2013/1807 B-387-13

miércoles, 21 de enero de 2015

Meditaciones al alba: "Pueblo"

    Siempre me ha atraído su concepto. Pueblo significa un lugar donde residen gentes y que es más pequeño que una ciudad. Pero también Pueblo también significa Etnia (que proviene del griego clásico “Ethnos”), pero este significado es más genérico ya que implica compartir rasgos culturales, territorio, idioma, religión, etc…  Pueblo también significa: Conjunto de personas, de un lugar, región o País, integrado mayoritariamente por gente de condición humilde.

    Y yo soy Pueblo, del pueblo, y vivo además en un pueblo del que nunca me he considerado forastero. En un pueblo existen como es lógico las diferencias, significadas por diferentes núcleos. Es un error entiendo, que un pueblo se represente por un sistema oligárquico donde un núcleo sea superior a otros, como también entiendo el error en que esos diferentes núcleos se enfrenten entre ellos, aunque nada más sea de palabra o intención. Mi concepto ideal de pueblo, es aquel en que los diferentes núcleos, convergen en un interés común, donde se proteja y se enaltezca a la gente humilde en función de sus necesidades. Pueblo para mí es intención de colaborar, ayudar y proteger el bien común, ese es el concepto de Pueblo que deseo y apoyo.


lunes, 19 de enero de 2015

Novela: "Pueblo de Ramu" (Parte 43)


Nota: Parte 1 (Junio) - Partes 2/10 - (Septiembre) - Partes 11/19 - (Octubre)
 Partes 20/30 - (Noviembre) Parte 31/37 - (Diciembre) Parte 38/42 (Enero)

 ...
— Nos sentimos agradecidos por sus palabras, pero ellas no nos dicen nada nuevo. Estamos esperando justo lo que no conocemos.

— De acuerdo, de acuerdo… Miren, tienen que entender que todavía somos una nación. Cierto que todo ha cambiado, ya nada es lo mismo que antes… Nuestra primera función como integrantes de las naciones unidas de este planeta será reconstruir el mismo, y para ello necesitaremos del esfuerzo de todos los que hemos logrado sobrevivir ante tanta desgracia… ustedes, nosotros, todos lo que aún conservamos la razón… todavía somos una nación, no lo  olvidemos. Debemos aunar esfuerzos, colaborar todos juntos en la reconstrucción de este planeta, y debemos empezar por nuestro propio  país.

— ¿Y bien?

— Miren ustedes… lo que han hecho en este pueblo está muy bien y a buen seguro que su experiencia nos será útil, pero no todo acaba aquí… Deben entenderlo, pertenecemos a una nación, debemos sentirnos orgullosos de ello. Por eso… debemos empezar por la bandera.  Sabemos que ondean un símbolo que representa el mapamundi en un fondo azul, pero esa no es nuestra bandera.

—  Usted mismo lo ha dicho, no es más que un símbolo, representa que pertenecemos a un mundo, a un planeta.

—  Eso es, eso es… pero empecemos por lo que se ha aceptado.

— Que se ha aceptado… ¿quien lo ha aceptado?

— El gobierno, el gobierno del pueblo.

— ¿Y quien ha elegido a ese gobierno?

—  Bueno… existe ese gobierno, no podía ser de otra forma dada las difíciles circunstancias que hemos atravesado.

—   No ha contestado a nuestra pregunta…

Está bien, está bien… se estudiará lo de su símbolo, pero deben colocar en el ayuntamiento la bandera de la nación. Es lo primero.

—  ¿Lo segundo?

—  Deberán elegir un alcalde. Como siempre ha sido.

— Siga por favor…

—  Necesitaremos un censo para proceder a las votaciones, y como es obvio para identificar a todos los habitantes de este pueblo.

—  Parece que nada ha cambiado…y sin embargo todo ha cambiado.

—  ¿Qué quieren decir?

—  Este pueblo nada tiene que ver con el que existía hace casi cinco años. Ni sus gentes, ni su ordenamiento. Aquí hemos decidido borrar el pasado. No podía ser de otra forma. Hemos logrado sobrevivir a base de esfuerzo, colaborando entre nosotros y codo con codo con la naturaleza que nos rodea. Vivimos el presente.

— Es el presente que nos exige construir un futuro… y para ello debemos seguir con lo que conocemos. Debemos seguir con el sistema democrático, elegir un alcalde y seguir las normas establecidas por el gobierno de la nación…

—  Un gobierno democrático, ¿quizás?

—  Es un gobierno en funciones, tan pronto se regularice el proceso habrá elecciones. Pero necesitamos para ello censar a todos los sobrevivientes.

— y que pasaría si entre nosotros hubiera antiguos delincuentes, o gente con pasado difícil… Aquí y ahora solo nos interesa lo que somos, no lo que fuimos.

—  OH… si fuera por eso, nada porque preocuparse. Se decidió una amnistía general. Es un volver a empezar.

—   Así, ¿tan simple?

—  Existen unas normas que les serán entregadas… no lo olvide. Son tiempos difíciles. El gobierno aportará todo lo necesario para la reconstrucción, Se compensará monetariamente los trabajos… pero todo aquel que se aleje del orden establecido será duramente castigado… no puede ser de otra forma.

—  Ya… así que tendremos otra vez la moneda.

— Claro, ¿como si no?

—  Aquí no tenemos moneda… no la necesitamos.

—  Bueno… esto es un pueblo, no una nación… Miren, organizasen como ustedes quieran,  pero necesitamos un alcalde y el censo... es el primer paso.

— ¿y el segundo?

— Seguir las normativas que les serán entregadas.

— Sus normativas… Entonces, que sentido tienen sus palabras conforme nos organicemos como queramos. Nosotros no necesitamos normativas.

— Esta bien, está bien… son tiempos difíciles. Léanselas primero. No hablan más que de seguridad y orden.

—  Su orden… Aquí no necesitamos que nos impongan ningún orden, ya lo hemos conseguido. En cuanto a la seguridad, eso es más discutible.

—  Léanselas primero, por favor.

—  Si hemos de volver al juego democrático para elegir un alcalde, si se nos exige. ¿Que programa de intenciones presentamos, las nuestras o las suyas?


    Llegó el momento en que los comisionados políticos ya no sabían por donde salir ante las puntuales sugerencias o preguntas de los representantes del pueblo. Insistían en las normativas, pero cierto es que en todo momento mantuvieron la compostura, sin amenazas y mostrando fingida o no, toda la amabilidad del mundo. Decidieron poner punto y final a la entrevista, después de que los representantes del pueblo aceptaran leer las normativas. Volverían en breve tiempo para discernir sobre las condiciones que se tendrían que aceptar para regir Ramu...

R.P.I. 02/2013/1807 B-387-13

domingo, 18 de enero de 2015

Meditaciones al alba: "Un círculo del trigo, precioso y preciso"

    Apareció en un campo de Baviera (Alemania) a finales del mes de Julio del año 2014. Su diámetro espectacular es de 75 metros, y se localizó junto a las antenas parabólicas de Raisting,(centro de telecomunicaciones que en su día distribuyó por las televisiones europeas, las imágenes de la llegada del hombre a la luna, en 1969).

    Observo la imagen y me asombro de la precisión milimétrica de la figura:  Tres círculos mayores y otros tres interiores, quebrados, para dar paso a un séptimo circulo superpuesto que parece flotar, tres conjuntos de nueve rombos unos apaisados y otros no, de similares proporciones y perfectamente encajados en la figura, tres conjuntos o otros siete rombos, más estrechos y cerrando el círculo, antes de una perfecta circunferencia que enmarca el conjunto.

    Cualquier proyectista, sabe que esta figura no se puede realizar desde el suelo con la precisión requerida, se necesita perspectiva, que solo la puede dar una posición elevada, desde el aire. Ya de por sí, intentarla dibujar en un papel resulta complejo.
    Sean quien fuere que lo haya realizado, lo hizo con una inteligente y armoniosa tecnología y desde el aire, máxime cuando apareció la figura de la noche a la mañana, sin que nadie advirtiera su obra.

    El terreno de la simbología ya es algo personal… desde mi modesta opinión, sí llama la atención, que apareciendo estos círculos de las cosechas cada temporada, desde hace unos años, tan preciosos como precisos, parece que siempre se corra un tupido velo sobre ellos y camuflándolos dentro de las más absurdas teorías… ¿Cual será el secreto que unos nos intentan ocultar, y otros que posiblemente lo que están intentando es informar?




sábado, 17 de enero de 2015

Meditaciones al alba: "Grito a la juventud"

    Año 2015. recién empezado, Año de esperanzas?... Tengo la imperiosa necesidad de expresarlo desde mi modesto medio de comunicación. Es la hora, ya ha llegado la hora del verdadero cambio. En nuestro País, y no me duelen prendas de decirlo, estamos gobernados por sinvergüenzas, no es un insulto, porque vergüenza debería dar a nuestros gobernantes observar la situación en que vivimos la mayoría de los ciudadanos.
    Es una vergüenza que el 1%, posea lo que necesita el otro 99%. Es una vergüenza que nuestra juventud preparada se vea obligada a emigrar. Es una vergüenza el paro existente. Es una vergüenza … todas las vergüenzas que de sobras conocemos y que no expreso para no reiterarme.

    Hago un llamamiento a la juventud… y lo hago con la rabia contenida. DESPERTAD. Nos están robando el futuro. Revelaros, hacerlo y pronto. Seguir las pautas marcadas en el juego de la democracia. Derrotar a ese 1% a base de coraje y voluntad. Los que estáis fuera y los que estáis dentro. Vosotros sois la clave del futuro, no puede ser de otra manera… Revelaros y las generaciones de los que ahora tienen 40,50,60,70,60,80,90 años os seguirán.   


Poema: "Ríos de gente"


Ríos de gente que caminan

en una u otra dirección.
    A ellos les dedico esta canción.
Pasos nerviosos, manos enlazadas,
gestos serios, sonrisas aladas,
hombres y mujeres que caminan
en una u otra dirección.
    Seguirlos como un duende quisiera
y que sus pasos me llevaran
donde nace la emoción.
    Soledad en la mirada,
tristeza en el corazón,
alegría en la cintura,
prisa en los pies,
cientos de caras,
miles de manos
y siempre caminan
en una u otra dirección.
    Con ellos quiero que viaje mi canción.
Sueños en el aire,
anhelos que no terminan,
proyectos inciertos
y siempre caminan
en una u otra dirección.
    Caminan, caminan con mi canción
Seguirlos como un duende quisiera
y que sus pasos me llevaran
donde nace la emoción.


miércoles, 14 de enero de 2015

Meditaciones al Alba: "Hijos de los Dioses"

Buda, máximo exponente del budismo, sin ser Dios, nada dejó escrito. Ni los dioses egipcios: Ra…, ni los dioses nórdicos: Odin…,ni los dioses griegos: Apolo, Cibeles, Perséfone..., ni los dioses romanos: Zeus, Hera, Poseidón, Afrodita…, ni el Dios de Musulmales, Judios, Cristianos… ninguno de ellos dejaron nada escrito. Las escrituras pertenecen a los hombres, seres imperfectos en permanente estado de evolución, y cuyas interpretaciones de la “verdad” distan enormes trechos unas de otras… Pudiera ser, que un día aún lejano, esa misma evolución una vez suprimida la ignorancia, nos acercará a esa verdad que hasta ahora inútil  y erróneamente seguimos persiguiendo. 



novela: "Pueblo de Ramu" (parte 42)

Nota: Parte 1 (Junio) - Partes 2/10 - (Septiembre) - Partes 11/19 - (Octubre)
 Partes 20/30 - (Noviembre) Parte 31/37 - (Diciembre) Parte 38/41 (Enero)


    ...La patrulla concluyó la misión encomendada de vigilar un perímetro del pueblo y Bruno pudo reintegrarse a sus quehaceres. Sintió tristeza por aquellos dos muchachos, pero no se dejó invadir por ella. Había aprendido a despejar los recuerdos del pasado y solo sentía agradecimiento a la vida por poder continuar con su familia y estar junto a Louise en un pueblo bendecido por la propia obra de sus habitantes. No creía que eso fuera egoísmo, él no era responsable de esos horrores y si en cambio lo era de su propia vida.  


EL NUEVO ORDEN 



    Uno de esos días, apareció por la carretera un vehículo militar, acompañado de otro vehículo que obraba de  escolta armada, Era el Teniente Coronel Gregori en una misión rutinaria. El semblante de los militares destinados al pueblo cambió por completo. Tuvieron que recomponer sus uniformes y cuadrarse como si fueran soldados de plomo. Su talante cambió de golpe y eso causó una cierta hilaridad entre los habitantes de Ramu. Habían llegado a confraternizar lo justo con los soldados, como para entender que esa situación les incomodaba. De pronto dejaron de sentirse libres para verse encorsetados en sus uniformes por obra de una actitud marcial.  Por el contrario, los habitantes de Ramu siguieron con sus quehaceres como si tal cosa, sonreían con respeto al militar a su paso pero sin inmutarse ni por supuesto cuadrarse ante la autoridad. Cuando Gregori hubo constatado que todo seguía en orden y hubo hablado con el teniente Lorenzus y algún miembro de la representación del pueblo, marchó por donde había venido sin más.

    Un día fueron avisados de que estaba al caer la representación gubernamental del orden político. Más de uno de los habitantes de Ramu no pudo por más que fruncir el ceño. En su mayoría, entendían por su propia experiencia que si existe algo que se da de bruces con el orden y la lógica, es precisamente la actitud política. El político que recordaban, acostumbraba a hablar de forma mecánica y fluida, pero sin que sus palabras tuvieran la virtud de ser creídas. No sabían sostener su discurso con dignidad y era fácil que en breve tiempo dislocaran sus palabras para decir o intentar decir lo contrario de lo que dijeron pero diciendo que lo dicho era lo que decían.  La mentira o quizás su propia incapacidad  era lo que más fácil sabían representar. Quien más quien menos suponía que en realidad los políticos no eran más que simples marionetas dirigidas por misteriosas manos.

    Llegó la esperada comisión al pueblo en dos coches negros oficiales de alta gama con los cristales tintados. De allí bajaron ocho hombres, tres tenían aspecto de políticos, los otros cinco vestían igual con trajes grises, corbata y gafas de sol. Esos cinco hombres llevaban un pinganillo en las orejas y nada más llegar se abrieron colocándose en situaciones estratégicas. Sus semblantes eran fríos, duros e impersonales. Varios miembros del ejército ubicado en el pueblo, con el teniente Lorenzus a la cabeza también acudieron a la recepción. De los cinco hombres de gris, dos se quedaron en la calle muy cerca de los soldados, los otros tres subieron a la sala de juntas escoltando a los miembros de la comisión. Al llegar arriba se situaron junto a la puerta y en una esquina de la habitación en actitud firme y expectante.

En la sala de juntas les estaban esperando tres representantes del pueblo. Los tres comisionistas se sentaron en la mesa dejando sobre el suelo sus carteras. Se identificaron pero no con sus nombres sino como integrantes del gobierno territorial donde pertenecía Ramu.
La primera pregunta surgió de la voz de un representante del pueblo.

—  ¿Realmente es necesario todo este teatro?

—  ¿A que es está refiriendo Sr.?

—  Usted sabe bien a que nos estamos refiriendo.

—  Bien… vayamos a lo que interesa.

—  Como ustedes deseen.

    Uno de los miembros abrió una cartera y dejó varios papeles sobre la mesa. Indicó que todo ello era el resultado de los informes recibidos, tanto del ejército como de la comisión técnica. Entonces empezaron a hablar en un tono amable y cordial. Entendían que estaban ante un pueblo pacífico y organizado, por eso no tuvieron necesidad de actuar radicalmente como en otros lugares, controlando y en algunos casos eliminando ciertas hordas de delincuentes. Les parecía bien su establecimiento social, pero pertenecían a un territorio gubernamental y debían sujetarse a su ordenamiento. Era obvio que lo que tocaba vivir era duro y difícil, por ello  el gobierno de la nación se congratulaba por el hecho de que hubiera grupos de gentes capaces de organizarse racionalmente para sobrevivir ante tantas dificultades. Reconocían como meritorio la tecnificación obtenida en el pueblo y el aprovechamiento de la energía natural, por lo que consideraban todo ello como algo digno de estudio. 


    Esas primeras palabras de los políticos ya se estaban desbordando en parabienes. Adornaban sus frases con gestos estudiados, recreándose en crear un clima de confianza y atención. Llegó el momento en que un representante del pueblo decidió cortar tanta palabrería para provocar que llegara lo que todos estaban esperando...

R.P.I. 02/2013/1807 B-387-13

domingo, 11 de enero de 2015

Novela: "Pueblo de Ramu" (Parte 41)

Nota: Parte 1 (Junio) - Partes 2/10 - (Septiembre) - Partes 11/19 - (Octubre)
 Partes 20/30 - (Noviembre) Parte 31/37 - (Diciembre) Parte 38/40 (Enero)


... Se instalaron en el espacio destinado al escuadrón del ejército y no tardaron en iniciar su labor.  A los pocos días sus caras ya indicaban un cierto estado de alucinación. No podían comprender ni entender del todo el alto grado de tecnificación de las instalaciones del pueblo. El modo en como habían conseguido regular la humedad del valle y las neblinas para compensar la alta radiación solar, como habían sabido aprovechar para este fin y para los cultivos las minas de agua subterránea, los propios sistemas de riego y los conjuntos de invernaderos, el aprovechamiento de los rayos del sol para obtener un alto grado de energía y los ingenios mecánicos que se encargaban de adaptar, condensar y transportar esta misma energía a los hogares y las máquinas de producción, el cuidado de los bosques y la obtención de biomasa para compensar y desarrollar la obtención de calor en el invierno, los vehículos todos ellos adaptados a motores eléctricos, las máquinas con las cuales fabricaban los elementos necesarios para sus trabajos y para los hogares, las curiosas complementaciones energéticas a base de simple músculo humano o las ingeniosas formas de obtener de forma natural otro tipo de energías alternativas con la ayuda del viento o la fermentación de residuos animales o vegetales, la obtención de materias primas a base de reciclar elementos antiguos o recogiendo de la propia naturaleza lo necesario. Pero sobre todo no pudieron por más que admirar su sistema organizativo y la equidad de esfuerzos por parte de todas las gentes del pueblo, la regulación de los elementos necesarios para sobrevivir sin necesidad de usar moneda de cambio, ni obtener sueldo por servicio. Les asombró la solidaridad que empleaban como manera de obtener un equilibrio, su sistema sanitario y de investigación biológica, el modo en que obtenían medicinas a través de plantas de su propio ecosistema, la educación de los jóvenes ambientada en la construcción y conservación del propio entorno, el respeto y consideración a los ancianos y el mimo hacia los más pequeños. No acababan de entender la falta de un líder en forma de una figura representativa, como pudiera ser un alcalde o algo parecido y que el supuesto poder estuviera en manos del propio pueblo. El sistema de asambleas les pareció algo incomprensible.

    Se diría que tardaron más tiempo del esperado en desarrollar el informe, fue el propio teniente Lorenzus el que comentó a un lugareño que por radio ya habían sido avisados los integrantes de la comisión de su tardanza, y que éstos mismos parecían querer dilatar su estancia en Ramu. En tono jocoso llegó a comentar una frase coloquial de uno de los miembros de la comisión: “Aquí se está de puta madre”

    Aquellos cuatro hombres que llegaron uniformados, pulcros y cohibidos, ahora ya no eran los mismos. Habían desarrollado la sonrisa, la desinhibición, habían confraternizado con las gentes y probado los manjares naturales. Marcharon de Ramu con el informe de sus servicios en una cartera y una extraña sensación de plenitud. A buen seguro que debieron sentir añoranza por tiempos pasados y les hubiera gustado quedarse, pero ninguno fue capaz de decirlo públicamente. Por el contrario, callaron sus sentimientos y marcharon de allí cambiando el semblante, pertenecían a otro mundo, a otra manera de vivir.

    Los habitantes de Ramu se sentían seguros por obra de no cambiar su actitud en momento alguno. Acabaron por despejar los fantasmas y seguir con sus quehaceres como si nada estuviera pasando. Siguieron con su dinámica de vivir el momento, día a día. Su responsabilidad consistía en conservar el entorno, respetar y confraternizar. Colaborar con todos para mantener vivo su propio ecosistema.

    Uno de esos días Bruno tuvo oportunidad de ser el guía de una de las patrullas de vigilancia perimetral. Compartió la misión con dos de los soldados. No perdió la oportunidad de hablar y confraternizar con ellos, los tres tenían parecida edad.

—  Bruno, ¿Dónde nos llevas?

— No os preocupéis, no vamos a salir del perímetro. Quiero que conozcáis un poco mejor el entorno.

— Vale, pero no nos alejemos.

    Mientras Bruno les enseñaba algunos parajes dignos de ser vistos, continuaron hablando, mas parecían tres excursionistas que miembros de una patrulla militar.

—  Debe de haber sido chungo vivir más de tres años en un agujero.

—  Más que chungo…

—  Por qué más… se supone que allí dentro no os tenía que faltar de nada.

—  Nadie de nosotros sabía en realidad lo que estaba pasando fuera.

—  Natural… si no lo estabais viviendo.

—  Allí fuera estaban nuestras familias Bruno…

—  Lo siento…

—  Porque lo has de sentir… no era tu familia.

—  Bueno… No hace mucho que estoy aquí en Ramu. Antes vivía en Nalocebar… Lo que pasó allí fue horroroso.

—  Pero tú has conseguido sobrevivir…

—  No me preguntes como… lo importante es que ahora estamos aquí.

—  Por poco tiempo… pronto nos relevaran.

—  ¿Os relevaran?

— Eso nos han dicho…


    Los rostros de los dos militares se vieron invadidos por la tristeza… quizás por los recuerdos, quien sabe si por su futuro destino. Pero la sensación que recibió Bruno, y no quiso ahondar en ella, es que aquellos dos muchachos, como muchos otros, quizás, habían sido engañados y en absoluto eran conocedores del alcance de lo sucedido. Creían que simplemente sus familias habían tenido la desgracia de perecer, como muchas otras. Ellos pensaban volverlas a ver al acabar su misión en aquellos enormes refugios subterráneos, y en absoluto creyeron que su ostracismo en la entrañas de la tierra pudiera haber durado tanto tiempo, en principio siempre entendieron que solo era por unos meses...

R.P.I. 02/2013/1807 B-387-13