martes, 21 de enero de 2020

Poema: "Luna"

   Luna llena matizada de argento,
que iluminas los caminos,
que anulas la total oscuridad.
   Fuente de añorada imaginación,
de sueños, de anhelos.
   Tu magia se detecta,
al abrir una estela en el mar
y traslucir los misterios del alma.
   No estás ni lejos ni cerca,
eres centro de leyendas
y confidente de amoríos.
   Vieja y fiel compañera
de los viajes infinitos.
   Guardas en tu imagen
infinidad de misterios.
   Cuantas veces te hemos visto,
sin haberlo entendido.
   Tantas veces testigo
de múltiples existencias.
   Guardiana de secretos
de la esencia renacida.
   Fijada en la memoria
desde un antaño lejano,
y que paciente espera
al porvenir… ufano


martes, 14 de enero de 2020

Poema: "Las cuatro estaciones"


De niño me enseñaron
las cuatro estaciones,
todas ellas estaban
plenas de emociones.
La primavera…
donde nace el color
y brota la esperanza.
El verano…
cuando la piel respira
abrazándose al sol.
Otoño…
languidecen las hojas
y se refresca la inspiración.
Invierno…
llega el frío y en su abrigo
se recogen las almas.
Y ahora que soy viejo,
la primavera anda despistada,
el verano alocado,
del otoño no se nada
y el invierno entra brusco
como si fuera una andanada.
Y de aquello que me enseñaron
solo queda el recuerdo,
de una naturaleza
entonces… equilibrada.

jueves, 2 de enero de 2020

Relatos: "La Tiranía de los plasticos


   Hace sesenta años yo vivía en uno de los barrios de Barcelona, Les Corts, que no dejaba de ser un pequeño pueblo enclavado en una gran ciudad. Entonces no existía El corte Inglés, ni el metro. El  Camp Nou acababa de ser inaugurado y los niños aún jugábamos en las calles.
Recuerdo muy bien como funcionaba todo en lo que respecta a los suministros domésticos. La leche se recogía en una lechera e íbamos a comprarla en una vaquería que aún existía. Mi madre solía darme un embudo y un recipiente metálico para ir a buscar aceite a granel en uno de los colmados. Para las bebidas como gaseosas, cervezas, sifones, se usaban envases de vidrio retornables. Los huevos se recogían en una cestita de alambre. El vino a granel en una garrafa de vidrio. Para el agua, algunos iban a recogerla en fuentes con envases de vidrio o en cubos, o llegaba a casa en el suministro. Recuerdo como en los colmados manejaban el papel para hacer cucuruchos y depositar en ellos fruta o diferentes alimentos. Para comprar se usaban cestas de mimbre. La carne y algunos alimentos grasientos se envolvían en papel encerado. La mayoría de los comestibles eran a granel y se encontraban expuestos libremente.

   Cierto día de aquella época, observé asombrado como un grupo de señoras se reunía en casa para enseñar y ofrecer a la venta unos extraños recipientes de aspecto trasparente, sólidos  resistentes y herméticos, donde se podían depositar tanto alimentos como otras cosas, creo que le llamaban  Tupperware. Poco más tarde, en la feria de Barcelona nos regalaron unas bolsas finas de un material que no había visto nunca, junto con un abanico de cartón…Sin que llegara a intuirlo, algo iba a cambiar en el Mundo, que empezaban a llamarlo moderno.

   Han pasado sesenta años, hoy en día el plástico se ha adueñado de nuestras vidas y ejerce una tiranía difícil de erradicar. No existe alimento que no vaya acompañado del plástico. Las bolsas de plástico han arrinconado a las cestas de mimbre para recoger la compra y apenas ninguno de los envases son retornables.

   Nos alarman con razón de lo contaminado que está el mar de este material nada biodegradable y ya son extensas las campañas para indicarnos que estamos ante una gran amenaza de contaminación ambiental. Desde hace un tiempo se han procurado contenedores amarillos para que depositemos en ellos el plástico con la intención de reciclarlo, pero la fuente no cesa y así es difícil parar la tiranía.

   Casi cada día yo deposito en el contenedor una bolsa grande donde aparecen envases de: aceite, leche, agua, zumos, detergentes, envoltorios de alimentos diversos, mallas, etc, etc… y digo yo, porqué no para la vorágine si tenemos el ejemplo de antaño. Habrá que preguntárselo a alguien.