miércoles, 17 de junio de 2020

Novela: "Como una mariposa"

   ...Y ocurrió lo que ya estaba intuyendo… un grupo de personas de ambos sexos se instalaron en lo que debía de ser algún tipo de visión. Ellos formaban parte del paisaje. Algunos me resultaban más que familiares y su figuración era hermosa digna de sus mejores años, otros no acababa de identificarlos, pero todos ellos quizás una docena, representaban algo muy valioso en mi existencia. No había lágrimas, no había dolor sino solo vínculos de amor… amor, una palabra muy vilipendiada y que solo la comprenden aquellos que aman. No hubo abrazos ni roces, estos no son posibles en un contexto donde solo existen emociones, sensaciones, donde lo sutil es predominante. Noté como una gran fusión de elementos y un enorme confort al entender lo mucho que había amado y cuando me habían amado.

Estaba tan embargado por la emoción, que sentí la necesidad de estar solo, de reflexionar sobre lo que habían sido mis últimos pasos… y llegué a la conclusión que no había nada que temer, pese a mis errores, sentía que jamás abandoné la dignidad. Y el simple hecho de reconocer con meridiana claridad en lo que me había equivocado, pues me daba alas para seguir caminando y corregir o rectificar aquello que consideraba era mejorable.


Aquí la sensación del tiempo y la distancia no existe, como no existe la gravedad, el peso de la materia. Era la conciencia lo que te hacía sentir liviano y el efecto resultaba expansivo. Pese a sentirme arropado, no dejaba de estar solo, solo conmigo mismo…y como si fuera un Déjà vu, todo lo que estaba experimentando me parecía ya haberlo apreciado en otras ocasiones de mi existencia...


martes, 16 de junio de 2020

Novela: "Como una mariposa"

ANGEL

Lo tenía claro, la luz se apaga y punto final… pero no, otro tipo de luz me embargaba. No era unidireccional sino que abarcaba el espacio por completo sin que adivinara su origen, y no molestaba en absoluto. No podría definirla sino es con un cúmulo de sensaciones agradables: bienestar, templanza, tranquilidad, paz, mucha paz y sobre todo una gran serenidad de ánimo, la misma que curiosamente tenía cuando se apagó la luz.

¿Y ahora qué?...-me dije-. Lo más sensato debía ser esperar algún tipo de acontecimiento, La existencia, porque en ella me sentía, no se detiene y algo tendría que ocurrir más allá de mi estado emocional.

Que sensación más extraña por lo agradable que resultaba, absoluta ligereza, algo así como estar liberado del peso de la materia. Me recordaba aquellos sueños agradables donde era capaz de batir el más longevo record de salto en longitud, volaba y volaba antes de alcanzar el suelo. Lo que me rodeaba creo que era una ilusión, porque representaba el más bello paisaje natural que hubiera imaginado y que se encontraba todavía vivo en mis recuerdos. ¿Recuerdos?, sí los había, pero podía más la abstracción del momento que el lastre del pasado. Un pasado que observaba lejos, muy lejos, ya inalcanzable. Nada extraño por cierto, era una práctica habitual mía, centrarme lo mejor que podía en el presente. Siempre he pensado que no se puede volver atrás.
¿Errores?, a montones… pero escasa mala intención, y esa sensación era más poderosa que todo el mal estar que hubiera podido acarrear al prójimo sin haberlo deseado.  

Y todos aquellos seres que amé y que todavía amo, pues noto que están aquí, conmigo, acompañándome, porque insisto, lo que me estaba ocurriendo no era más que un cúmulo de sensaciones agradables, donde solo cabía aquello que estaba relacionado con el sentido del entrañable afecto. Claro que, no podía abrazar pero sí sentir en plenitud… sí, como cuando se está enamorado en la distancia, como cuando abrazaba a mí amada con el pensamiento y sentía palpitar mi corazón tan solo con recordarla.   

Ellos, todos aquellos que amé y se alejaron de mí, y los que quedaron atrás, no puedo preguntarme: ¿dónde están?, no puedo. Quien sabe, estoy expectante, todavía nadie ha llegado a recibirme. Que curioso es como si algo misterioso me retara a estar a solas conmigo mismo, y la verdad es que estoy bien, me encuentro bien.


Decidí caminar por la vereda, ligero, muy ligero pese a mis muchos años… ¿Cuántos tendría en realidad?, pues la verdad es que siento que tengo bastantes más de los que pensaba, otra de mis muchas sensaciones…Como decía, caminando por la vereda llena de verdor y de aromas primaverales, los espectaculares paisajes se iban sucediendo unos a otros sin cesar… La sensación era muy parecida a cuando en un tránsito mental, era capaz de recorrer, detalle a detalle, curva tras curva, un recorrido de carretera en breves segundos, cuando con el coche hubiera tardado media hora… No se si logro explicarme correctamente, las sensaciones son muy complicadas a la hora de expresarlas. Tampoco deseo atropellarme con mi estado emocional, pues el embargo es inimaginable. Total que voy a optar por parar  y no lo hago por descansar, porque la palabra cansancio no entra en mis actuales parámetros de existencia, solo necesito templar el ánimo...






martes, 9 de junio de 2020

País de pillastres


   Es que aquí no se escapa nadie, o mejor dicho, ninguna capa social está exenta de pillos. En la moderna sociedad y en combinación con la justicia, o lo que es lo mismo las leyes, se instauró la palabra “presunto”… vamos que todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario.

   De acuerdo a la ley y ateniéndose a las circunstancias, podríamos decir por ejemplo, que el rey emérito es un presunto pillo. Cantidad interesante de políticos, empresarios “hincando el diente” o ejerciendo  mordidas presupuestarias de dinero público son también presuntos pillos. Por no hablar de las grandes empresas que fiscalizan en paraísos y aunque amparándose en legalidades ambiguas, pues no dejan de ser unos presuntos pillos. O también los bancos con sus triquiñuelas también disfrazadas de legalidad, no dejan de ser presuntos pillos. Infinidad de autónomos privilegiados, omito a los que no lo son, cobran en negro y declaran lo que les parece y claro también son, presuntos pillos. Y para acabar, en una escala social digamos que más baja, los pillos de siempre negociando con lo ilícito.


Entonces, ¿Quién sostiene el País económicamente?, pues los asalariados no falla, conjuntamente con la pequeña y mediana empresa, a quienes les resulta difícil librarse de la fiscalidad y cumplen a rajatabla. El problema lo tenemos en las líneas de más arriba, presuntamente claro.


jueves, 4 de junio de 2020

¿Por qué somos tan superfluos?


…me pregunto.  Yo es que alucino con una parte de nuestra sociedad. Acabamos de superar, se supone, la parte más dura de la pandemia, ya tenemos más libertad de movimiento y podemos pensar en perspectiva. Pero que ocurre: En el congreso de los diputados andan a dentelladas los unos con los otros, mejor dicho, más los unos que los otros, dando un ejemplo paupérrimo de unidad ante la crisis, no solo la que estamos pasando sino la que nos espera.

   En lo que respecta a esa parte de nuestra sociedad, andan preocupados por como van a tenerse que bañar este verano, ya que las piscinas y playas pueden estar restringidas, preocupados por no poder tomarse cómodamente una cerveza en las terrazas, o disfrutar de un buen restaurante sin limitaciones, o de cómo van a pasar las vacaciones ya que el horno no está para bollos.


   Y sin embargo, felices ellos que por lo que se ve gozan de buena salud y les importa poco o nada la de los demás, no les oigo comentar o preocuparse por la sanidad, que ha quedado después de tanta “batalla” en un estado lamentable. No les veo preocupados por el hecho que la atención primaria anda al garete, e infinidad de enfermos crónicos, de cáncer, etc, andan desatendidos, sin consultas, sin controles. No les veo preocupados por el hecho que prácticamente todos los ambulatorios del País están en mínimos o parados. No les veo preocupados por remontar el vuelo tras el desastre, y solo les veo preocupados por pasarlo bien… “felices” ellos que de lo superfluo hacen el hecho más transcendental de sus vidas.


lunes, 1 de junio de 2020

Desgracias

Algo me preocupa enormemente… porque no se como añadir el apelativo.

   Guarda relación con las tragedias… cuando éstas las sentimos cerca se arma un alboroto mediático y social. No importan del signo que sean, la tragedia puede implicar a dos, diez, ciento cincuenta, o millares de personas, si éstas pertenecen a nuestro mal llamado primer Mundo, consternan… 

   Cuando las tragedias son lejanas, localizadas en ese mal llamado tercer Mundo, bien sea por causas naturales,pandemias, guerras o por indignidad, parece que estamos hablando de otra clase de seres humanos. No importa que sean niños, ancianos, pueblos enteros los que caigan en las redes del infortunio, no importa que caigan miles, ellos solo parecen representar un número frío y nada más. 

   Nos preocupamos de mostrar el rostro de los desgraciados en nuestro primer Mundo, y obviamos todo lo demás… no me parece justo. Para el dolor y la tragedia siempre existe una razón… La Tierra,  no deja de ser nuestro hogar, deberíamos intentar encontrar sentido a tanta desgracia.