miércoles, 9 de septiembre de 2015

Cuento: "Memorias de una ardilla"- Krac-a-tat

    Los días se hicieron más largos, la luz extendía su tiempo y el bosque se alegraba por ello. El frío del invierno dejó paso a una temperatura templada y agradable. Los caminos antes helados y ahora embarrados, mostraban en sus márgenes la aparición de pequeñas briznas de hierba tierna y verde. La maleza, aparentemente seca y muerta dejaba entrever en sus desordenados tallos botones de esperanza. Nuevos brotes entre el follaje de los árboles que empezaban a despuntar. Capullos cerrados a punto de abrirse al color… Krac – a – tat.

    Mi pelo espeso y cálido, se debilitaba por momentos hasta caer como una alfombra en el nido. La sangre que parecía circular más deprisa me animaba a saltar. Los animales del corral se mostraban alterados, corriendo de acá para allá. El gallo más orgulloso y soberbio que nunca, emitía su delirante canto en todo momento. “Rubia”, la yegua, relinchaba inquieta, deseando salir a trotar por los caminos después del alba. Pedro, que ya no cortaba más leña, salía al campo con el tractor por la mañana muy temprano y volvía al atardecer con una sonrisa. Esperanza, que sacaba al exterior sus macetas, cuidaba el rosal y las madreselvas y luego tendía la ropa con una canción entre sus labios. Eva, con un vestido rosa y vaporoso, se mostraba alegre y hermosa, saludaba a las primeras golondrinas que llegaban a la masía… Krac – a – tat.

    El sol lucía gozoso sus rayos desparramando ilusión. La tierra olorosa y húmeda se abría a las semillas. El aire perfumaba el ambiente con fragancias suaves que invitaban a respirar. La noche acunaba a la luna, y las estrellas más numerosas que nunca se abrazaban a ella. El agua corría desde los torrentes y las piedras, musical y constante, hasta el arroyo crecido… Krac – a – tat.

    … Krac – a – tat. El tamborileo sonaba fuerte e insistente desde algún lugar del ciprés. Su eco se filtraba entre la bruma hasta llegar al cercano bosque. Era un ruido intermitente pero poderoso, una llamada, una señal, un inicio… Krac – a – tat … Krac – a – tat-. Curiosa, intrigada por la magia del sonido, rastreé el ciprés hasta llegar a la causa. En la verticalidad del tronco, con las uñas de sus garras perfectamente clavadas, y usando la cola como sostén, un pájaro carpintero, de gran mancha blanca en el ala, roja su nuca y blanco el pecho, martilleaba la corteza rítmicamente. Como si estuviera preso de un delirio, insistía en su… Krac – a – tat… Krac – a – tat. El pájaro no estaba loco, solo cortejaba a su dama. Ella lo observaba con aparente indiferencia desde lo alto del ciprés. En un momento dado, coqueta, dirigió una leve insinuación moviendo sus alas… Krac – a – tat … Krac – a – tat… Krac – a – tat.  Entonces, el ave alzó el vuelo para reunirse con su amada más arriba. Segundos después los dos se perdían en el aire, juntos, unidos a la primavera.


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