Aquel
sector del bosque… era mi territorio. Desde que existe la memoria, siempre he
sido la encargada de cuidar su embrujo. Es difícil para un hada expresarse en
términos humanos, pero lo voy a intentar porque es para vosotros, a quien va
dirigida esta historia…Os habéis percatado, que he dicho, que aquel sector del
bosque era… Si he dicho era, es para que me entendáis, porque en realidad sigue
siendo mi bosque pese a la desgracia acontecida. Algo que a mi no me afecta, porque habito en los
Mundos sutiles que el ser humano no puede destruir.
Las
hadas se sustentan en la imaginación. Es la única manera de saber cual es mi
Mundo. Necesito que conozcas la fascinación; pues sino, va a ser difícil que se pueda entender que
soy tan real como puedas serlo tú. Si piensas que soy un engaño o una
alucinación, deja de leer, nada de lo que a continuación voy a relatar te
pertenece. Si por el contrario sientes atracción, sigue adelante, puedes entrar
en mi Universo.
Es
asombrosa la facilidad con que se puede enmascarar la realidad. Si pensáis que
ser sutil es faltar a la verdad, o no tener profundidad o exactitud, pues no continuar
leyendo. Aunque conforme logréis avanzar en el texto, será más fácil
entenderme. No es tan difícil llegar a ello, pues por ejemplo, los jabalíes
pese a su aparente brutalidad, pueden llegar a tener tanta o más sutileza que
algunos seres humanos…
Antes
de que aparecieran los seres primitivos sobre la Tierra, la verdad es que el
bosque era bastante aburrido. Algo que cambió cuando aparecieron vuestros
primeros antepasados. Entonces fue cuando entendí cual era realmente mi misión,
provocar la fascinación. Mi bosque, entonces pasó a ser un lugar sagrado y
respetado. Sí, respetado por aquellos que en absoluto poseían vuestros
conocimientos y tecnología. Esos seres apenas conocían el habla, y sin embargo
podían entrar en el bosque y sentirse… encantados.
Más
adelante, esos hombres que habitaban en
cuevas, evolucionaron y construyeron sus propios hábitats… ya no vestían con
pieles de animales, y en vez de recolectar lo que la naturaleza les ofrecía,
aprendieron a cultivar. Sin embargo, para ellos, mi bosque siguió siendo
sagrado. Supieron conservar tradiciones inmemoriales y no perdieron la
fascinación cada vez que entraban en mi entorno.
Esto
no es una lección de Historia, sino una historia. A medida que el ser humano se
apartaba más y más de la naturaleza, más difícil les resultaba entrar y
respetar mi bosque, lógico, no os parece. El miedo y la ignorancia alimentaron las
leyendas, y el entorno se llenó de confusión, vuestra confusión. Los humanos ya
eran capaces de maltratar al bosque y provocar su tragedia.
El
sentimiento es algo muy particular... Os oigo decir que para que el bosque se
recupere habrá que tener paciencia; en eso las hadas no os podemos ayudar, es algo que no existe en el Mundo sutil, donde insisto, nada puede ser
destruido por el ser humano. Os oigo hablar de resignación y tristeza; tampoco
en eso os podemos ayudar, porque las hadas no conocemos la resignación ni la
tristeza. Pero no dudéis que sí, que podemos entender la razón de la
infelicidad que os produce ver con vuestros ojos lo que es ahora el bosque. Y
es una lástima que no podáis comprender que yo sigo aquí, que no me he ido ni
jamás lo haré. Los humanos necesitáis tanto de un soporte físico, que es fácil
veros desorientados. Que pocos son los que entienden y aún consiguen comunicar
conmigo y con mi Mundo. Que pocos perciben mi alegre revoloteo, si alegre,
porque yo nada he perdido.
Conmigo,
está el arroyo que aún podéis ver. Y todo aquello que habéis perdido sigue aquí
en mi Universo: La frondosa y cuidada espesura del bosque cargado de encinas.
La hierba fresca que amortigua la caída del aromático fruto del madroño.
Robles, pinos que inundan de verdor la primavera eterna. Las flores perennes y
el juego de las estaciones. Un paisaje siempre colorista, donde la niebla
provoca un manto de fulgor. La nieve es fría pero llena de calidez. Las hojas
caducas de algunos árboles crean una cómoda y mullida alfombra donde descansar
los pies. Aquí se puede volar tan alto como las águilas, y escalar tan ágil
como las ardillas. Bañarse en el agua transparente de la charca, y respirar
paz. Aquí se puede compartir con el conejo y el zorro el mismo lugar, tumbarse
al lado del jabalí y escuchar el canto del jilguero. Os podéis también, sentar
plácidamente en las rocas cubiertas de fino musgo, y saborear el fruto del
castaño y del avellano. Nada ni nadie os impide ser felices en mi Mundo… Si
vuestro corazón está tan limpio, como la lluvia que cae sobre mi bosque, no os
sintáis mal. Mal se siente el que no encuentra cómoda su conciencia.
Entonces
si me crees, no dejes de venir a mi bosque y hazme revolotear para que no me
aburra. Deja que surjan chispas de mi varita, que no es mágica sino real. Como
real es esa brizna de hierba entre la negrura. Algunos, a eso le llamáis
esperanza. Y si acaso, no te detengas, sigue caminando por el bosque herido
hasta encontrar mi cobijo. Tras los árboles torturados y la tierra quemada,
llegarás a encontrar lo que vulgarmente se acostumbra a llamar “un milagro”
Has
llegado…es justo aquí. Si escuchas a los ancianos, te dirán que es en este
lugar del bosque aún inmaculado donde surgen múltiples leyendas. Y son esas
caprichosas rocas que rodean el conjunto, los guardianes de este lugar tan mítico. Una
isla intacta dentro de un océano negro. Nadie de vosotros se explica como ha
podido ocurrir, la vegetación está indemne y unos cuantos árboles centenarios
siguen vivos y radiantes, como si el drama no fuera con ellos. Efectivamente,
el drama no pertenece a mi Mundo; pero
sí al vuestro, porque bien sabéis que el resto del bosque que tan mal lo habéis
tratado, a vuestros ojos, tardará muchos años en renacer.
Mientras
tanto, no dudéis que permaneceré en mi sitio, disfrutando de lo que tengo,
haciendo felices a todos aquellos que se dejen encantar. Ahora ya no es tan
difícil llegar aquí y visitarme. Unos dicen que es un lugar bendito, otros que
es mágico, pero pocos reparan que simplemente es el aporte físico de mi Mundo
fascinante. Si sois lo suficientemente perspicaces, comprenderéis que el bosque
negro es un fiel reflejo de vuestras torpezas…y que ahora solo os queda el
remedio de imaginar, cuanta belleza contenía antes… este lugar.