viernes, 13 de diciembre de 2019

Cuento: "El hada del bosque negro"

   Aquel sector del bosque… era mi territorio. Desde que existe la memoria, siempre he sido la encargada de cuidar su embrujo. Es difícil para un hada expresarse en términos humanos, pero lo voy a intentar porque es para vosotros, a quien va dirigida esta historia…Os habéis  percatado, que he dicho, que aquel sector del bosque era… Si he dicho era, es para que me entendáis, porque en realidad sigue siendo mi bosque pese a la desgracia acontecida. Algo  que a mi no me afecta, porque habito en los Mundos sutiles que el ser humano no puede destruir.

Las hadas se sustentan en la imaginación. Es la única manera de saber cual es mi Mundo. Necesito que conozcas la fascinación; pues sino,  va a ser difícil que se pueda entender que soy tan real como puedas serlo tú. Si piensas que soy un engaño o una alucinación, deja de leer, nada de lo que a continuación voy a relatar te pertenece. Si por el contrario sientes atracción, sigue adelante, puedes entrar en mi Universo.

Es asombrosa la facilidad con que se puede enmascarar la realidad. Si pensáis que ser sutil es faltar a la verdad, o no tener profundidad o exactitud, pues no continuar leyendo. Aunque conforme logréis avanzar en el texto, será más fácil entenderme. No es tan difícil llegar a ello, pues por ejemplo, los jabalíes pese a su aparente brutalidad, pueden llegar a tener tanta o más sutileza que algunos seres humanos…

Antes de que aparecieran los seres primitivos sobre la Tierra, la verdad es que el bosque era bastante aburrido. Algo que cambió cuando aparecieron vuestros primeros antepasados. Entonces fue cuando entendí cual era realmente mi misión, provocar la fascinación. Mi bosque, entonces pasó a ser un lugar sagrado y respetado. Sí, respetado por aquellos que en absoluto poseían vuestros conocimientos y tecnología. Esos seres apenas conocían el habla, y sin embargo podían entrar en el bosque y sentirse… encantados.

Más adelante, esos  hombres que habitaban en cuevas, evolucionaron y construyeron sus propios hábitats… ya no vestían con pieles de animales, y en vez de recolectar lo que la naturaleza les ofrecía, aprendieron a cultivar. Sin embargo, para ellos, mi bosque siguió siendo sagrado. Supieron conservar tradiciones inmemoriales y no perdieron la fascinación cada vez que entraban en mi entorno.

Esto no es una lección de Historia, sino una historia. A medida que el ser humano se apartaba más y más de la naturaleza, más difícil les resultaba entrar y respetar mi bosque, lógico, no os parece. El miedo y la ignorancia alimentaron las leyendas, y el entorno se llenó de confusión, vuestra confusión. Los humanos ya eran capaces de maltratar al bosque y provocar su tragedia.

El sentimiento es algo muy particular... Os oigo decir que para que el bosque se recupere habrá que tener paciencia; en eso las hadas no os podemos ayudar,  es algo que no existe en el  Mundo sutil, donde insisto, nada puede ser destruido por el ser humano. Os oigo hablar de resignación y tristeza; tampoco en eso os podemos ayudar, porque las hadas no conocemos la resignación ni la tristeza. Pero no dudéis que sí, que podemos entender la razón de la infelicidad que os produce ver con vuestros ojos lo que es ahora el bosque. Y es una lástima que no podáis comprender que yo sigo aquí, que no me he ido ni jamás lo haré. Los humanos necesitáis tanto de un soporte físico, que es fácil veros desorientados. Que pocos son los que entienden y aún consiguen comunicar conmigo y con mi Mundo. Que pocos perciben mi alegre revoloteo, si alegre, porque yo nada he perdido.

Conmigo, está el arroyo que aún podéis ver. Y todo aquello que habéis perdido sigue aquí en mi Universo: La frondosa y cuidada espesura del bosque cargado de encinas. La hierba fresca que amortigua la caída del aromático fruto del madroño. Robles, pinos que inundan de verdor la primavera eterna. Las flores perennes y el juego de las estaciones. Un paisaje siempre colorista, donde la niebla provoca un manto de fulgor. La nieve es fría pero llena de calidez. Las hojas caducas de algunos árboles crean una cómoda y mullida alfombra donde descansar los pies. Aquí se puede volar tan alto como las águilas, y escalar tan ágil como las ardillas. Bañarse en el agua transparente de la charca, y respirar paz. Aquí se puede compartir con el conejo y el zorro el mismo lugar, tumbarse al lado del jabalí y escuchar el canto del jilguero. Os podéis también, sentar plácidamente en las rocas cubiertas de fino musgo, y saborear el fruto del castaño y del avellano. Nada ni nadie os impide ser felices en mi Mundo… Si vuestro corazón está tan limpio, como la lluvia que cae sobre mi bosque, no os sintáis mal. Mal se siente el que no encuentra cómoda su conciencia.

Entonces si me crees, no dejes de venir a mi bosque y hazme revolotear para que no me aburra. Deja que surjan chispas de mi varita, que no es mágica sino real. Como real es esa brizna de hierba entre la negrura. Algunos, a eso le llamáis esperanza. Y si acaso, no te detengas, sigue caminando por el bosque herido hasta encontrar mi cobijo. Tras los árboles torturados y la tierra quemada, llegarás a encontrar lo que vulgarmente se acostumbra a llamar “un milagro”

Has llegado…es justo aquí. Si escuchas a los ancianos, te dirán que es en este lugar del bosque aún inmaculado donde surgen múltiples leyendas. Y son esas caprichosas rocas que rodean el conjunto,  los guardianes de este lugar tan mítico. Una isla intacta dentro de un océano negro. Nadie de vosotros se explica como ha podido ocurrir, la vegetación está indemne y unos cuantos árboles centenarios siguen vivos y radiantes, como si el drama no fuera con ellos. Efectivamente, el drama no pertenece a mi Mundo;  pero sí al vuestro, porque bien sabéis que el resto del bosque que tan mal lo habéis tratado, a vuestros ojos, tardará muchos años en renacer.


Mientras tanto, no dudéis que permaneceré en mi sitio, disfrutando de lo que tengo, haciendo felices a todos aquellos que se dejen encantar. Ahora ya no es tan difícil llegar aquí y visitarme. Unos dicen que es un lugar bendito, otros que es mágico, pero pocos reparan que simplemente es el aporte físico de mi Mundo fascinante. Si sois lo suficientemente perspicaces, comprenderéis que el bosque negro es un fiel reflejo de vuestras torpezas…y que ahora solo os queda el remedio de imaginar, cuanta belleza contenía antes… este lugar.


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