sábado, 15 de mayo de 2021

SUEÑOS

¿Qué son los sueños?, unos tan reales, otros tan confusos, mezcla de consciente y subconsciente, mezcla de retazos de nuestra vida cotidiana con imágenes registradas en la mente tras nuestras actividades diarias. Sueños en colores que parecen tan reales como lo es nuestra existencia. Sueños al fin y al cabo, solo sueños. Sueños que pueden ser dulces o tormentosos, reflejo de nuestras inquietudes. Unas veces queda la imagen, otras el sueño se diluye tan rápido como un azucarillo en agua caliente, para no llegar a recordarlo jamás. No es el caso de mi último sueño, donde me encontraba en un entorno de un verdor exuberante, una pradera con arbolado dispar y todo envuelto en una delicada calma, junto a mí, un ser. Sin más, empezamos a pasear mientras hablábamos… bueno, hablar no exactamente. — No se quien eres. — Que importa eso. — Haber, haber… no prenuncias palabra pero te capto, te entiendo… ¿Cómo es posible? — Bueno, yo capto tu mente porque la tienes abierta, y yo te permito que captes la mía. — Pero eso no es una intromisión. — Aquí donde estamos, en absoluto. Y seguimos hablando, no hablando no, podríamos decir que comunicando. Las palabras no salían de la garganta sino de la mente. Así es como funcionaban allí, donde fuera que estuviese. Intrigado no pude más que empezar a preguntar. — ¿Donde estamos? — Muy lejos de donde acostumbras a vivir, ahora. — Eso no es una respuesta. — Es lo más preciso que te puedo indicar, — Vale… ¿Qué clase de Mundo es este? — Uno muy distinto al tuyo, por supuesto. — Ya veo… — Aquí no necesitamos hablar, nos entendemos. — ¿Cómo? — No hay secretos, todo es transparencia. Pues resulta que en ese lugar, todos tenían las mentes abiertas, sin necesidad de hablar. Transparencia y respeto, curioso… seguí inquiriendo respuestas a través de mi mente. — Pero eso no es peligroso. — Lo peligroso, a veces, son los secretos, lo que guardamos y no decimos, lo que ocultamos…aquí esto no puede pasar. — ¿Puedo preguntarte más cosas? — Lo estás haciendo. — Me tienes intrigado…Aquí, ¿como funcionáis? — Se adonde quieres llegar, puedes ser más explícito. — Claro, claro… ¿Qué religión tenéis? — No tenemos religión alguna. — ¿Y eso? — No la necesitamos, eso quedó atrás, muy atrás en nuestra Historia. No es que fuera un atraso, sencillamente tuvo su momento y se acabó. — Entonces, ¿En quien creéis? — Tan complejo como sencillo, en la evolución. — Esa es vuestra… — Nuestra realidad. — Vamos a ver… ¿tendréis un sistema político, jerarquías? — Tampoco existe, todo eso quedó atrás. — Es difícil de entender. — Confianza y capacidad… ¿te dice algo eso? — Lo de la confianza me ha quedado claro, en cuanto a la capacidad… — Todos nacemos con algo innato, solo queda desarrollarlo y organizarnos… en nuestro caso no es difícil. Nadie queda atrás, de lo que la sociedad sale beneficiada. — ¿Tenéis armas, ejercito? — ¿Tu que crees? — Bueno… — Lo has captado perfectamente, no hay necesidad de ello. — Tu aspecto es algo extraño, delgado y…no te ofendas, un poco cabezón. — Es lógico. — Quieres decir… que no necesitáis tanta proteína. — Claro…aquí no se sacrifica animal alguno. — ¿Vegetarianos? — Término en desuso…nos alimentamos de lo que da la tierra, es suficiente. Temí, que al decirle cabezón se pudiera ofender, pero ni por esas. Ese tipo era tan calmado como el ambiente que allí existía. Tenia muchas más preguntas en el “tintero” de mi mente, y a el parecía gustarle que las hiciera. — ¿Clases sociales? — Eso también pertenece al pasado…aquí todos somos iguales, todo es compartido. No existe la propiedad privada, todo lo que aquí ves nos pertenece por igual. — ¿Y el dinero? — No existe eso aquí — ¿Tecnología, energía? — ¿Qué te interesa saber? — ¿Qué tipo de energía empleáis? — Dependemos de nuestro sol… no existe mayor energía que esa. — Claro, claro… — En cuanto a la tecnología…aprendimos hace tiempo a desprendernos de lo contaminante, de todo lo que tenía que ver con el pasado envejecido y fosilizado. Solo era cuestión de llegar a conocer y aplicar una serie de leyes que imperan en el firmamento. — ¿Como por ejemplo? — La gravedad, es la principal de ellas. — Es curioso, de niño me asombraba al ver que mi mundo se sostenía en el espacio, al igual que nuestra luna. — Pues esa es la clave. — Me asombra que aquí no exista ni egoísmo ni avaricia alguna — Términos en desuso, manejamos en cambio la armonía y el equilibrio y nos va bien. — Se podría pensar que vuestra existencia es aburrida… — Te puedo asegurar que no… contigo tenemos un ejemplo. — No se si llego a entenderlo, pero no hace falta que me des más explicaciones, no las necesito, porque tampoco las podría entender. — Todo lleva su tiempo. — Por cierto… ¿Cómo te llamas? Y fue entonces, ¡puñeta!, justo cuando desperté de ese agradable sueño. Intenté por todos los medios volver pero fue imposible. No tuve otro remedio que saltar de la cama y apuntar el recuerdo, antes de que se disolviera como un azucarillo en agua caliente.

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