...Tiempo atrás no lo entendía, ahora mirando en la distancia, acordándome
de mis tiempos felices y comparándolos con mi presente, si que comprendo lo que
significa la relatividad del tiempo. El tiempo se ralentiza o se dispara en
función de tus sentimientos. Si eres feliz es fugaz y quisieras atraparlo para
no perderlo jamás; si te invade la tristeza, la melancolía, la soledad, su
transcurrir es lento y necesitarías que el tiempo no existiera para así no
sentirte tan invadido por esas sensaciones. Entonces, cuando los minutos se
eternizan y las horas son como días, no
queda más remedio que invadir al
tiempo y ocuparlo para que él no te aprisione y deteriore más tu ánimo.
Aquellas tardes en Barcelona, después del trabajo, huía de mi piso que
solo empleaba para dormir y luchaba con el tiempo intentando ganarle la
partida. En muchos aspectos, la situación que atravesaba semejaba a mi época de
adolescente cuando quería escapar de una realidad que no me gustaba. Ahora para
espantar la soledad y al igual que entonces, caminaba y caminaba por las calles en busca de algo que
sin duda no tenía. Deseaba encontrar el calor humano, la amistad y soñaba con
el amor, pero sobre todo deseaba encontrarme a mí mismo... A estas alturas de la
vida yo ya sabía que si no te das calor, si no te abrazas y te respetas,
difícilmente se consigue ver que el amor se encuentra en cualquier esquina, y
más difícil es todavía que se acerque a tu puerta...
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