Difícil resulta hablar sobre la navidad,
porque la verdad es que todo ya esta dicho…pero quisiera recalcar no obstante
ciertos aspectos, unos preocupantes y otros porqué no, alentadores.
La navidad es en la actualidad un bulo… ha
perdido sus orígenes por adentrarse en el mercantilismo exacerbado. Luces y más
luces atrayendo al consumidor, costumbres maltratadas en pos de intereses
crematísticos, afectos disimulados, convivencias familiares obligadas por la
circunstancia, despiporre culinario, consumo exagerado…y más etcéteras que no
vale la pena incluir.
Partiendo de la base que el origen de la
navidad nada tiene que ver con el bulo actual, todos sabemos que las religiones
supieron “arrimar el ascua a su sardina”, en lo concerniente a las tradiciones
paganas que tan solo veneraban al solsticio de invierno, Ni Jesús nació en
Diciembre, ni la historia de los reyes Magos se ajusta a la lógica.
Pero… algo tiene la navidad, quizás sea el
reflejo que lo que antaño debió de ser, cuando los lugareños de cualquier
lugar, se acercaban al fuego cuidándose del crudo invierno y lo veneraban, sintiéndose
alentados porque a partir de cumplirse el solsticio, volverían los días a
alargarse recuperando poco a poco la luz y el calor. Cuantas historias se
deberían contar, y cuanto recogimiento al calor de la lumbre, cuantos afectos y
cuantos recuerdos.
Y porque no pensar, que
algo de ese rescoldo queda, y que los seres humanos, en el fondo lo que
queremos es algo tan simple como amar y ser amados, ser recordados y vivir en
paz.
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