lunes, 18 de enero de 2021

MURA Y EL DIFÍCIL TÉRMINO MEDIO No están lejos aquellos días, donde algunos vecinos nos quejábamos por la masificación que sufría el pueblo en días señalados. Las estrechas calles del municipio parecían ramblas, los cuatro restaurantes no daban abasto, las dos tiendas llenas hasta los topes, y las dos casas de colonias con la algarabía de sus ocupantes. Las quejas acababan traduciéndose en resignación y hasta en aceptación, al fin y al cabo, pese a los problemas de infraestructura para atender debidamente a tanta gente, el pueblo sobrevive gracias al turismo. Pero tras el sol y la bonanza, llegaron los negros nubarrones provocados por una inesperada pandemia, hoy como en tantos otros sitios, el pueblo anda deprimido: Dos de los restaurantes no sabemos si volverán a abrir, otro lleva cerrado un montón de semanas y el cuarto sobrevive a duras penas, en las dos casas de colonias obra el silencio, una de las tiendas aguanta como puede y lo más triste, la cercana tienda de la Roser “El Celler”, a la que tanto debemos los parroquianos, por su esfuerzo diría que heroico en los tres meses de confinamiento, donde no nos faltó de nada gracias a ella, ahora en estos días, depauperada ya no puede más y cierra, no sabemos si para siempre. Las calles de mi pueblo están vacías y el silencio se adueña del ambiente dándole un aire de melancolía, del mucho más al poco menos en un breve espacio de meses. Solo espero que como dice el poema: “Volverán las oscuras golondrinas a nuestros balcones los nidos a colgar”, en un signo de esperanza y que en ese tiempo encontraremos aquello que es tan difícil de conseguir “El término medio”, que definido es lo que sirve para alcanzar con sosiego cierto fin, y la solución para volver a la aceptable normalidad, aquella que se encuentra entre el exceso y el defecto.

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