He tenido oportunidad de infiltrarme
en retazos de vida de dos grandes fotógrafos a través de sendos documentales:
Don McCullin y Sebastiao Salgado. Ambos han desarrollado sus carreras entre
luces y sombras, fotografiando desde un ámbito humanista tanto los tristes
aspectos de la condición humana, capaz de masacrarse a si misma generando los
más insondables desastres, como también rindiendo homenaje a la belleza que se
puede encontrar en la naturaleza y entre los seres humanos. Resulta curioso,
que ambos en las últimas fases de sus vidas y después de ilustrar el horror, se
han dedicado a mimar la belleza, como si con ello quisieran compensar la
balanza.
Si analizamos la etimología de la palabra fotógrafo, observaremos que
proviene del griego Phos que significa luz y Graphis que significa gráfico,
ósea: luz gráfica. Nunca una fotografía es igual a otra aunque esté enfocada en
el mismo paisaje, depende totalmente de la sensibilidad de quien la realiza. La
foto es el escaparate de la condición humana, un registro imborrable de
cualquier historia, un instante irrepetible.
Siento necesidad de rendir homenaje al fotógrafo, a cualquier fotógrafo
capaz de hacernos transmitir sensaciones de luces y sombras.
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