En un Mundo duro y en ocasiones cruel, Pedro
Noble nació con una extraña enfermedad…todo parecía afectarle porque sus
sentidos estaban más despiertos de lo habitual. No tardaron en catalogarle como
un ser extraño, incapaz de ser útil a ese tipo de sociedad. Lo arrinconaron, lo
marginaron por no ser un tipo duro, incluso lo etiquetaron por su actitud como un ser contrario a su
sexo.
Nadie parecía entender a Pedro Noble, de la
misma manera que él no llegaba a entender del todo, el Mundo que le rodeaba. Sin
embargo, sentía latir una extraña fuerza interior, pero era incapaz de
exteriorizarla, fuerte por dentro, débil por fuera.
Pedro Noble, observaba, siempre observaba, y
una extraña actitud, quizás producto de su enfermedad, hacía que se mostrara sumiso ante las
tarascadas que siempre recibía. Jamás se alteraba, nunca proyectaba gestos ni
palabras, solo interiorizaba todo lo que acontecía a su alrededor.
Ocurrió, que un día, Pedro Noble ya no pudo
más, su enfermedad empezó a dejarle una desagradable secuela llamada
sufrimiento…entonces entendió que debía reaccionar y buscar ayuda.
Como en su Mundo nadie parecía entenderle,
viajó lejos, muy lejos en busca de esa ayuda, allá donde todo parecía ser
diferente. Su fuerza interior provocó el estímulo suficiente para detectar
quien pudiera ayudarle. Aquel ser que se encontraba allá arriba en la montaña
alejado de todo, parecía no pertenecer a este Planeta y sin embargo vivía en
él.
Fue el primer ser humano capaz de detectarle
la enfermedad, una enfermedad congénita llamada sensibilidad. Solo faltaba el
remedio para poderla sobrellevar con gallardía en el Mundo donde Pedro Noble
nació. La receta fue un tanto inusual…para eliminar todo signo de sufrimiento
que podría degenerar en amargura, debería dedicarse a capturar esencias,
cuantas más mejor.
Y Pedro noble se convirtió en cazador de
esencias, para lo cual ante todo debía manifestar interés por lo que le rodeaba,
estar presente en todo momento, mantener cualidad en su vida para hacerla real
y demostrarse a si mismo que tenía sentido su existencia.
Así fue como Pedro Noble, consiguió
sobrevivir en su Mundo, capturando un día una sonrisa, otro el perfume de una
flor, el sabor de un fruto, otro la conversación amable con un vecino o un desconocido,
capturando el valor del silencio, la armonía del arte, de la música, de los
paisajes…
Al ser un hábil cazador de esencias, generó una
considerable capacidad de criterio, y el suficiente valor para manifestar
abiertamente sus sentimientos. Aprendió Pedro Noble a aceptar la dureza y la insignificancia
en su Mundo, pero jamás toleró la crueldad.
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