jueves, 1 de junio de 2017

Relato: "Una extraña experiencia"


   Me sucedió ahora hace un poco más de treinta años… Disponía entonces de una espléndida juventud, llena de ímpetu y descaro. Me encontraba de pleno en una investigación, que luego acabó en un libro, sobre el efecto de las rayas en la palma de las manos. Pretendía que no fuera un simple tratado de quiromancia, sino una investigación seria sobre esas arrugas que surgen a través de determinados movimientos de la mano. El planteamiento empezaba con simpleza, una persona nerviosa va a tener muchas líneas en sus palmas, mientras que una de tendencia apática tendría menos… A la vez que tenía lógica que la línea de la vitalidad partiera del movimiento del dedo más imprescindible como es el pulgar, etc.

   Ocurrió que en un congreso de parapsicología, por entonces habituales, quedé prendado de las explicaciones de un eminente neurólogo…Me faltó tiempo para contactar con él. Le expliqué lo que estaba investigando, y que consideraba que tenía un enorme sentido que el movimiento de las manos partiera de la combinación entre una tendencia emocional y otra vital, y que por supuesto el puente entre las dos tenía que ser a través de la actividad cerebral… El caso es que capté su interés, hasta el punto que no tuvo ningún inconveniente en ayudarme, y no solo eso, sino que además me facilitó compartir alguna experiencia sobre la actividad cerebral.

   Un día me llamó para que le acompañara al hospital donde el trabajaba…tenía que realizar una experiencia de madrugada y le pareció que sería interesante que yo estuviera presente. A esa hora reinaba la calma, me ofreció una bata de médico  y por uno de los pasillos, llegamos hasta un cuarto donde había una persona tendida sobre una litera. El neurólogo me explicó que esa persona estaba en coma y rondando, si no lo estaba ya, la muerte clínica…llevaba bastantes electrodos conectados a su cráneo para realizar el pertinente electroencefalograma. En la pantalla, unas líneas indicaban su prácticamente nula actividad cerebral. El paciente, estaba conectado además a un respirador artificial… Estuvimos bastante rato allí, mientras me explicaba la razón del porqué los electrodos estaba conectados sobre una determinada área del cerebro, y de la importancia que tenía medir la actividad cerebral, antes de dar por muerta a una persona… esto nos dio pie a filosofar sobre la vida, la muerte y de lo lejos que estábamos de entender científicamente si además de un cerebro y un cuerpo, existía además un alma en todo ser humano. En un momento determinado, el doctor pronunció: 

“Quien sabe si ahora esta persona nos estará escuchando”—

 Al cabo de quizás un par de horas salimos de la sala, sin más.

   Cual fue mi sorpresa, cuando al atardecer del día siguiente, el doctor me llamó para que fuera al hospital…Se había producido un “milagro”… La persona que la madrugada anterior estaba en coma en aquella sala, había “misteriosamente” reaccionado hasta el punto de haber  recuperado la consciencia. Quiso que la fuéramos a ver para que yo me percatara de los enigmas que todavía sondean al cerebro humano, y de cómo pueden ocurrir estas cosas sin que se pueda tener una explicación convincente… Pero la extraña experiencia, se multiplicó por mil, cuando el doctor, estando yo presente, tomó la mano del paciente y le preguntó como se encontraba… El paciente indicó:  

  —   “Creo doctor que he salido de esta... y sí, les estaba escuchando perfectamente... y no solo les escuchaba sino que les vi al pie de mi cama hablando sobre la vida y la muerte"   

  Sentí un tremendo estremecimiento y noté como el vello de toda mi piel se erizaba… Nos despedimos del paciente, y ya en el pasillo pregunté al doctor: 

¿Como es posible, si estaba inconsciente, conectado y en coma? 

 El doctor me contestó…

 —“No te lo sabría bien explicar, pero yo ya estoy acostumbrado a estas
      cosas”.


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