Ante el viaje por la vida,
intentemos construir los sueños, ellos nos acercarán a la felicidad… nunca es
tarde para tamaño propósito.
Si destruimos los sueños, no avanzaremos… es posible que
surja entonces un retroceso, porque luego tendremos que intentar construir algo
sobre las ruinas que dejamos.
No confundamos los sueños
con los caprichos… Los sueños son eternos, nos pertenecen y aunque cueste
descubrirlos, no nos abandonan jamás porque suelen radicar en lo más recóndito
de nuestro ser. En cambio los caprichos son efímeros y se desgastan por sí
solos.
Nuestro paso por la vida,
no es más que un reto, una prueba de que somos lo que somos y no lo que los demás
quieren que seamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario