En el largo viaje por la vida, nos solemos
encontrar con muchos compañeros. Algunos son efímeros, otros duran
más. Los hay incluso que una vez encontrados ya no nos abandonan jamás. Pero de
estos, unos son cómodos y alguno muy incómodos. ¿Cual es el signo que
los diferencia?, pues simple y llanamente la libertad.
Me siento cómodo con los que me aman, que
aprecian y no me limitan pues saben respetar mi propia intimidad. Ese extraño e
incómodo compañero de viaje, en cambio, es persistente, sutil, hasta el punto
de no enterarme de que existía. Tan solo en una muestra de su orgullo decidió
mostrarse ante mí, para que me diera cuenta de que él estaba allí, presente en
mi existencia.
Tal es, que molesto decidí denunciarlo a las
autoridades. Ellos optaron por hacer toda una serie de investigaciones para
conocer su identidad. Una vez supieron quien era con su nombre y apellidos,
decidieron que como no era agresivo, nada podían hacer para detenerlo. Tan solo
si cambiara su carácter, le darían un toque serio de advertencia, pero como es
tan sutil, tan persistente, es fácil que volviera a incomodarme.
Total, que no me queda más remedio que
convivir con él. Es realmente incómodo porque no me abandona, ni por el día, ni
por la noche incluso, hasta el punto de que mi propia mujer también puede
llegar a molestarse. Está ahí presente en la ducha, en el deporte, en las
comidas, en los lugares más insospechados, incluso se sienta conmigo en el sofá
para ver la tele.
No me queda más remedio que aceptarlo y
tenerlo controlado. Si se sobrepasa lo denunciaré a las autoridades y ellas se
encargaran de sujetarlo. Su desfachatez es tal, que se jacta de tener miles y
miles de colegas, algunos muy agresivos que se encargan de fastidiar al género
humano, incluso tienen su propio apodo común independientemente de su nombre y
apellidos, curiosamente el mismo que mi signo astrológico.
¿Y
yo que puedo hacer mientras tanto?, pues convivir con el, que remedio toca. No
obstante, si el es sutil yo pienso serlo más… Seguiré fiel a mi ritmo de vida
sin inmutarme, pero paralelamente pienso
trabajar el problema con la ayuda de las autoridades. A la que se descuide y
encontremos el modo y la forma, lo vamos echar de mi existencia para siempre. Y
quien sabe si algún día él y sus colegas serán derrotados por esas mismas
autoridades, una vez encuentren la ley adecuada para tal fin. Eso sí, que quede claro: “Que si bien no tengo
otra opción que aceptarte, no me gustas extraño e incómodo compañero de viaje”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario