viernes, 6 de julio de 2018

Relato: "Incómodo compañero de viaje"


   En el largo viaje por la vida, nos solemos encontrar con muchos  compañeros. Algunos son efímeros, otros duran más. Los hay incluso que una vez encontrados ya no nos abandonan jamás. Pero de estos, unos son cómodos y alguno muy incómodos. ¿Cual es el signo que los diferencia?, pues simple y llanamente la libertad.

   Me siento cómodo con los que me aman, que aprecian y no me limitan pues saben respetar mi propia intimidad. Ese extraño e incómodo compañero de viaje, en cambio, es persistente, sutil, hasta el punto de no enterarme de que existía. Tan solo en una muestra de su orgullo decidió mostrarse ante mí, para que me diera cuenta de que él estaba allí, presente en mi existencia.

  Tal es, que molesto decidí denunciarlo a las autoridades. Ellos optaron por hacer toda una serie de investigaciones para conocer su identidad. Una vez supieron quien era con su nombre y apellidos, decidieron que como no era agresivo, nada podían hacer para detenerlo. Tan solo si cambiara su carácter, le darían un toque serio de advertencia, pero como es tan sutil, tan persistente, es fácil que volviera a incomodarme.

  Total, que no me queda más remedio que convivir con él. Es realmente incómodo porque no me abandona, ni por el día, ni por la noche incluso, hasta el punto de que mi propia mujer también puede llegar a molestarse. Está ahí presente en la ducha, en el deporte, en las comidas, en los lugares más insospechados, incluso se sienta conmigo en el sofá para ver la tele.

   No me queda más remedio que aceptarlo y tenerlo controlado. Si se sobrepasa lo denunciaré a las autoridades y ellas se encargaran de sujetarlo. Su desfachatez es tal, que se jacta de tener miles y miles de colegas, algunos muy agresivos que se encargan de fastidiar al género humano, incluso tienen su propio apodo común independientemente de su nombre y apellidos, curiosamente el mismo que mi signo astrológico.


¿Y yo que puedo hacer mientras tanto?, pues convivir con el, que remedio toca. No obstante, si el es sutil yo pienso serlo más… Seguiré fiel a mi ritmo de vida sin inmutarme, pero paralelamente  pienso trabajar el problema con la ayuda de las autoridades. A la que se descuide y encontremos el modo y la forma, lo vamos echar de mi existencia para siempre. Y quien sabe si algún día él y sus colegas serán derrotados por esas mismas autoridades, una vez encuentren la ley adecuada para tal fin.  Eso sí, que quede claro: “Que si bien no tengo otra opción que aceptarte, no me gustas extraño e incómodo compañero de viaje”. 


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