Transcripción
de un escrito encontrado dentro de una botella, y devuelto por el mar a una
playa.
Provengo de la otra orilla del Mediterráneo,
allá donde la guerra se ha adueñado de nuestro bienestar, hemos tenido que huir
para salvar la vida. Ahora, flotando en un mísero bote de goma, un montón de
seres humanos no sabemos si llegaremos a la otra orilla; y si acaso llegáramos,
tampoco sabemos lo que nos espera… por eso, con la esperanza de que una buena
corriente enlace esta botella con algún ser humano, lanzo este mensaje:
“Todo a
mi alrededor es un horror, un caos…ya nada se sostiene por su propio pie, ni la
naturaleza, ni la política, ni la economía, ni la decencia humana. Solo busco
caer en un profundo sueño para encontrar el alivio de la nada. Ya no me importa
despertar, para qué, para continuar visualizando tanta miseria. En estos
tiempos, ni siquiera la ilusión es capaz de asomarse de entre nuestros
recuerdos, aquellos tiempos donde aún se podía encontrar un atisbo de
felicidad, aunque solo fuera dentro de los pequeños círculos. Aquellos tiempos
donde la sonrisa era un don capaz de acercarte a esa paz ya perdida. La luz… la
luz ya ha desaparecido de nuestras miradas, no somos ni siquiera capaces de
atisbar el horizonte porque no pensamos en él, es como si se hubiera perdido
para siempre. Solo queda un angosto camino que si acaso nos lleva a algún
lugar…es al precipicio.
… No obstante, y esto aún me sostiene en pié, queda la última baza
de la caja de Pandora, la esperanza. Mi propia mirada tiene dos vertientes, una
global y otra interior. En la global observo a este Mundo llamado Tierra que es
nuestro hogar, para luego sentir algo cercano a la tristeza que me podría hacer
caer en la depresión. No veo un futuro que resulte halagüeño, todo lo material ha
evolucionado muy rápido, hasta alcanzar unos valores exacerbados; pero lo que
yo considero fundamental ha quedado estancado y enmarañado por la manipulación
de aquellos que pretenden hacer un Mundo a su medida, hoy en día hablar de
amor, espiritualidad, sentido, honestidad, decencia, es como dejar que las
palabras y los sentimientos se los lleve el viento, para que de esta manera no
arraiguen en nuestras vidas…
Queda pues mi mirada interior, la que se
adhiere a la esperanza y que precisamente enlaza con el amor, la
espiritualidad, la honestidad y la decencia, valores que dan sentido a la
existencia. Todo ello está ahí, al alcance de cada ser humano. Es la última
baza que nos queda, para evitar el caos…
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