Existen ciertos actos en nuestra sociedad, que resultan disonantes,
inútiles, reprensibles y que no se llegan a entender del todo, vamos que sino
bordean el absurdo se meten de lleno en él.
No entro en política, ni critico ni me posiciono, solo observo. Cierto
día me interesé por el significado del color amarillo, por una parte encontré:
“El amarillo es un color que aporta
felicidad, fertilidad e intuición. Es un color brillante, alegre, se asocia con
la parte intelectual de la mente y la expresión de nuestros pensamientos”…
no contento con ello entré en el diccionario etimológico y me llevé cierta
sorpresa: “La palabra amarillo proviene
del latín “amarus”, que significa amargo, triste. Se relaciona con la muerte y
las enfermedades largas como tisis, hepatitis, melancolía, y por ende el
amarillo está relacionado con lo marchito”
Nada más leer lo expuesto, resoplé y empecé a entender como funcionan
ciertos despropósitos y contradicciones en un estado colectivo. Utilizar el
amarillo como símbolo y por otra parte intentar reprenderlo o reprimirlo,
quizás nos lleve a estados de desequilibrio. Me atrevo a citar varios ejemplos:
Utilizar botellas de lejía como símbolos, pintar de rojo los contenedores
amarillos para plásticos, quitar los protectores amarillos de los andamios de
obra, poner y quitar cruces amarillas,
poner y quitar de sitios diversos bolsas amarillas de basura, pintar y
despintar símbolos amarillos, insultar por llevar polos amarillos o preocuparte
si lo llevas… y no sigo porque ya se me entiende, supongo…y pensar que existe
el sentido común y lo poco que se emplea.
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