Tiempos que aspiran a ser
convulsos… constantemente y a poco que estemos atentos a los medios
informativos, veremos como nos asedian con una noticia de imperiosa actualidad,
el coronavirus.
No nos confundamos, no estoy
diciendo que la humanidad en su conjunto seamos ignorantes, es todo lo
contrario, tenemos la necesidad de saber. La ignorancia consiste en no conocer
el foco del problema, que viene a ser ni más ni menos el origen de la solución.
A partir de no saber las razones exactas del problema, se suceden toda una
serie de teorías que van desde la conspiración, al contagio natural.
Lo verdaderamente preocupante, creo, es que se nos está poniendo a
prueba. Socialmente se van produciendo y se producirán mucho más si sigue
danzando el tema, toda serie de reacciones, desde las irónicas o chistosas, a
las serias, pasando por estados de aprensión, preocupación, donde entrara en
juego el genero hipocondríaco.
Corremos el peligro de olvidar las buenas costumbres y de ver en el ajeno
poco menos que un enemigo provocador del contagio. La psicosis puede generar un
estado de descomposición social, que solo sería contrarestado por el menos
común de los sentidos, el sentido común.
No nos olvidemos por tanto, de la
solidaridad, del respeto, de la seriedad ante un tema que amenaza por ser
delicado, muy delicado, pero no solo por el tema médico sino también por el social. Y
confiemos en la buena gente que está tratando el tema, para que todo acabe como
acaban las tormentas… por el bien de todos.
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