“Tiempos
difíciles” que diría mi abuelo, “pero no os preocupéis tanto, peor es un
bombardeo”… eso, también me lo diría.
Corremos
el serio riesgo de entrar en un bucle de difícil salida. Se enciende la
televisión y como si fuera un mantra encontramos en las noticias una palabra:
“Coronavirus”, en la radio también, en los periódicos igual. Ocurre que entre
unos y otros, nos estamos olvidando de los “daños colaterales”, y eso que no
quiero entrar en terrenos belicistas.
Multitud
de problemas de todo tipo se acumulan: La sanidad se encuentra sin fuerzas para
responder a todas las demandas de los ciudadanos, multitud de enfermos crónicos
no pueden ser asistidos debidamente. La economía se resiente y las relaciones
humanas se adormecen. El arte en todas sus facetas queda recluido de puertas
para adentro porque para afuera le cuesta manifestarse.
¿Y
que hacemos los ciudadanos? Pues simple y llanamente nos dejamos llevar. Lo
malo es que parece ser que han dejado en nuestras manos la solución, y no lo
estamos haciendo bien por una sencilla razón: “La inconciencia de unos pocos
hace saltar por los aires el buen hacer de la mayoría… y así andamos intentando
cuadrar el círculo sin encontrar la solución… solo espero, deseo y me cubro,
para que no nos alcancen las “bombas”, esas a las que se refería mi abuelo.
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