martes, 11 de septiembre de 2018

Novela: "El banco" - Capítulo

                                                             EL OLIMPO

Estando en mi banco descansando, cierta mañana ocurrió lo siguiente: Una muchacha jadeando se sentó a mi lado a la vez que me dirigía una mirada tan simpática como alterada. Algo le animó a excusarse, lo cual resultó pues muy agradable para mí

    Siento que esté tan sudorosa, pero tenía que parar
    No te preocupes muchacha, tu sudor sabe a primavera.
    Caray… eso suena a un piropo
    Tómalo como quieras… es lo que entiendo como más apropiado decir.
    Gracias de todos modos por la consideración.
    Se diría que eres atleta… ¿del centro de alto rendimiento?
    Así es…necesitaba hacer un poco de running, después de un duro entrenamiento en las pistas.
    Footing, antes le decíamos así al trotar suave para relajarse.
    Ya… esa palabra me suena de algo…
    Por cierto… no quisiera importunarte, te he observado no solo por la buena planta que tienes, y creo que deberías corregir algo tu estilo.
    Haber… ¿que me está usted diciendo?
    Sí… te encorvas algo al trotar, no acabas de llevar  los pies paralelos y balanceas los brazos un tanto abiertos… además pisas demasiado plano.
    Ostras tío… es justo lo que me recalca una y otra vez mi entrenador…y perdón por lo de tío.
    No te preocupes, eso me rejuvenece.
    Y digo yo… ¿como sabe usted todo eso?
    No solo es observación…es que mis piernas han estado en el Olimpo.
    ¿En el Olimpo?...que imaginación que tiene usted. Bueno, tengo que seguir… por cierto, me llamo Olga, Olga Claver.
    Hermenegildo Galarreta, pero puedes llamarme “Hermes”, para abreviar.

Al día siguiente, volvió a pasar Olga trotando y se detuvo un instante a mi lado sin dejar de moverse…

    Por cierto Hermes… ¿Cuántos años tienes?
    Noventa y dos
    He estado pensando… ¿y no habrá sido por casualidad atleta en su juventud?
    Así es…
    Ya me parecía a mí… ¿Qué especialidad?
    Medio fondista.
    ¿Ah sí?... ¿y de los buenos supongo?
    Bueno… no lo hacía mal.
    Por cierto… ¿porqué dijiste que tus piernas habían estado en el Olimpo?... es que soy muy curiosa sabes.
    Mis piernas no mienten Olga…

Y la muchacha siguió trotando hasta perderse de vista… pero como son las cosas y la curiosidad juvenil. Algo debió intrigar a Olga porqué cada mañana que pasaba junto a mi banco, se detenía unos instantes sin dejar de moverse para seguir diría que “dulcemente” acosándome con sus preguntas. El interrogatorio duraba apenas unos breves minutos, los suficientes para despertar en nuestros rostros unas sonrisas.

    Hermes… ¿Qué marcas tenías?
    Bajaba de cuatro minutos con holgura en mil quinientos muchacha
    Ostras, eso es mucho decir… y en aquellos tiempos.
    Sí en aquellas pistas de tierra y no como ahora que voláis en las sintéticas.
    Ya…
    Sí, y con zapatillas trogloditas y clavos largos, nada que ver con las marcas y formas de ahora que por supuesto entonces no existían.
    Mérito, mucho mérito… bueno sigo, hasta mañana Hermes.

Y ocurrió una de esas mañanas, que Olga esta vez, se sentó a mí lado se diría que con toda la intención del Mundo, para decirme lo siguiente:

    Hermes… ahora lo entiendo todo, pero me lo podías haber aclarado antes.
    Aclarado… aclarado ¿el qué?
    Ostras tío… perdón por lo de tío… año 1948. Olimpiada de Londres, semifinales de 1.500, Hermenegildo Galarreta, tres minutos, cincuenta y cuatro segundos en una carrera táctica, quedaste en quinto lugar, lástima que no pasaste a la final… que pasada tío.
    Ya, ya… te has olvidado de decirme otra vez: “y perdona por lo de tío”
    Sí, si eso…Dime, dime que no estoy equivocada.
    No, creo que no…
    Y campeón de España varias veces… y tu tan callado.
    Es el pasado Olga… eso ya no vuelve.  Y por cierto, como lo has averiguado.
    Internet tío, Internet…
    Ya, las tecnologías, buenas para lo bueno y malas para lo malo…
    Lo que tú digas…Será el pasado, pero ahí queda eso, ahí queda… que pasada tío, que pasada…Por cierto en esa fecha eras muy joven. ¿no participaste en ninguna olimpiada más?
    Pues no… en las siguientes de Helsinki estaba lesionado, y cuatro años más tarde en Melbourne no pude ir porque España no participó.
    ¿Y eso?
    Eso es Historia Olga…No se participó por hacer boicot debido a la invasión soviética de Hungría.
    Que fuerte…  Bueno, yo sigo, hasta mañana tío…y perdona por lo de tío…je,je.


Será lo que será, pero será… a veces el pasado se acerca a nuestro lado sorpresivamente  en forma de reconocimiento y claro, el tener justo al lado del parque  un centro de alto rendimiento plagado de atletas tiene esas cosas. A través de Olga, el descubrimiento se extendió como un reguero de pólvora. Desde entonces, casi todos los atletas que pasaban trotando junto al banco o bien aficionados al running, solían levantar el dedo pulgar, incluso algunos acompañaban ese gesto con alguna expresión del tipo: ¡Campeón!...¡Máquina!...¡Ehi, colega!…etc., que cosas.


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