Gran parte de los
descubrimientos, comienzan por una simple observación.
Mi modesto descubrimiento
comenzó de la siguiente manera:
Tengo un inquieto y
cariñoso setter irlandés, al que por su talante energético me veo obligado a
pasearlo varias veces al día. Siempre me ha llamado la atención que antes de
hacer sus necesidades mayores, empiece un extraño baile en base de rotar sobre
si mismo, algo que también he observado en los demás canes. Lo curioso es que
cuando se detiene siempre lo hace en una misma dirección, enseguida pensé que
esta circunstancia no podía ser casual, y empecé a indagar.
Descubrí que en su
momento, un equipo de investigadores checos y alemanes, ya habían realizado el
pertinente estudio, resultado del cual quedó claro que los perros detectan a la
perfección el campo magnético de la Tierra, y en el momento de defecar se
alinean en dirección norte/sur.
Como es natural, quise
comprobar el fenómeno, y efectivamente, usando la brújula, la cabeza de mi
perro en el momento de defecar estaba orientada al norte en la práctica
totalidad de los casos.
Esta circunstancia me ha
hecho pensar en una frase muy común: “Perder el norte”
Su significado es claro:
estar desorientado, comportarse de forma desordenada o errática. El origen de
esta expresión, proviene de cuando los seres humanos estábamos necesitados del contacto con la naturaleza,
al no disponer de la tecnología actual, y para ello la estrella del norte o
Polar era una excelente guía.
Conclusión: Los animales
no han perdido el norte, y sin embargo teniendo en cuenta todas las
circunstancias que rodean nuestro Mundo en la actualidad, y la inhibición que
tenemos con la naturaleza, parece ser que los seres humanos si lo hemos
perdido.
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