sábado, 13 de julio de 2019

Meditaciones: "El silencio"


   Puedo contar una anécdota al respecto. Hace años tuve ocasión de viajar al sur de Marruecos, al llegar a la ciudad de Uarzazate contratamos a un guía para que nos condujera a las dunas del desierto. Resultó ser un anciano Berebere que hablaba un perfecto castellano. Tomamos el todo terreno y nos dirigimos a lo que representa ser la puerta del Sahara, una extensa planicie donde no era capaz de brotar hierba alguna. En un momento determinado paramos el vehículo para bajar de él y contemplar lo que no me atrevo a decir paisaje. No había viento, nada se movía y parecía allí gobernar lo absoluto. Entonces se me ocurrió lanzar la siguiente frase: “Que silencio”, a lo que el anciano berebere me contesto: “Eso es una fábula, el silencio no existe”

   Al llegar a las dunas reflexioné al respecto, sí quizás el anciano tenga razón, El Universo es todo vibración. Tan pronto como pude quise conocer el origen de la palabra “silencio” que proviene del latín “Silere” (estar callado). Y entonces lo entendí.


   Luego el silencio es algo personal o mental y por supuesto una gran ayuda para la reflexión, para la creación, para la relajación. Estar en silencio es algo que favorece el conocerse a uno mismo. El silencio nos acerca al sentir de los demás, a la naturaleza en global, nos permite escuchar, observar. Claro, que entiendo es fácil caer en la tentación de pensar que simplemente  el silencio es un antónimo de algo que nos ocupa constantemente, el ruido.


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