Resulta curioso y a veces
estremecedor que no nos demos cuenta de algo que considero primordial, el
origen que suele ser la fuente de nuestros problemas. Nos centramos en la
consecuencia y no en el comienzo de las circunstancias que nos ocupan. Pongamos
por caso el drama en el Mediterráneo con lo que se considera una inmigración
ilegal, que conlleva muertes masivas y perturbación a los estados Europeos.
Tenemos un problema, ¿pero cual es el origen? Tendrá algo que ver el fenómeno
de la colonización de territorios por las llamadas potencias Europeas en los
siglos XIX y XX y la mala gestión posterior que dejaron a esos países africanos
en mano de dictadores y a sus gentes abandonadas a una suerte esquiva. España,
Italia Francia, Reino Unido, Alemania, Portugal Bélgica… se repartieron el
“pastel” africano en pos de sus riquezas, y ahora las nefastas consecuencias de
tantas malas gestiones no parece importarnos.
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