Que sensación más extraña cuando
alcanzas un objetivo, como por ejemplo que te publiquen una novela… Son
momentos previos de gran intensidad en donde no eres consciente de muchas
cosas, tan solo te centras en la responsabilidad que conlleva dicha realización.
Es mucho el tiempo que has invertido en crear una obra. No es en
absoluto un esfuerzo porque es placentero lo que realizas, lo que si es
inquietante es averiguar porqué y para qué lo haces…lo haces porque simplemente
te gusta escribir, imaginar historias, porque quieres conseguir un éxito,
porque crees que los que lean tu creación sentirán algo positivo con ello…
Cuando consigues el objetivo de que tu creación haya visto la luz no
sabes si aquí acaba todo. La primera sensación es de vacío, como cuando un hijo
tuyo abandona el hogar para volar por si mismo, ignoras como le irá pero
confías en él porque sabes que hiciste un buen trabajo, lo cuidaste, lo
educaste y le sigues amando. También tienes la sensación de conmiseración por
todos aquellos trabajos que consideras merecen el mismo desenlace pero que se
quedan contigo, quien sabe si esperando su oportunidad de también volar.
No conocemos el futuro porque no existe, además no todo depende de uno
mismo, por lo tanto dejemos que vuele por si mismo todo aquello que amamos, dejemos
volar en libertad y sigamos caminando sin mirar atrás, es mucho lo que queda
por hacer mientras sintamos necesidad de seguir viviendo, creando y amando.
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