Tiempo atrás conocí a un grupo de personas
que se identificaban como idealistas. Querían cambiar el Mundo, acaso su mundo
porque hacerlo en global se me antojaba harto difícil. Yo también me
consideraba un idealista, pero en los diálogos con ese grupo de personan
saltaban a relucir muy diferentes conceptos.
No paraban de hablar y hablar teorizando
sobre la sociedad perfecta, pero me daba la impresión que no se mojaban
demasiado, vamos que parecían más políticos que otra cosa. Yo en cambio
pretendía ser más pragmático o realista, el mundo que nos envuelve más
directamente no cambia sino cambiamos nosotros, así de fácil y complejo a la
vez.
Ellos
seguían y seguían con sus directrices con sus ideas grandilocuentes y el menda
generando debate: “Que sí que sí que me parece bien ese mundo perfecto” pero,
¿Quién lo construye? ¿Acaso son las ideas quienes construyen un mundo mejor, o
son las personas? ¿La clave está en la idea o en quien la pone en práctica?
El caso es que no acabábamos
de entendernos ellos continuaban construyendo castillos en el aire y yo
intentaba trabajar en los cimientos.
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