Me ha llamado siempre la atención de porqué
a esta enfermedad milenaria y que supuestamente se le ha dado infinidad de
nombres en el pasado, ahora se le denomine Cáncer… Esta palabra está asociada
al cangrejo, animal lento pero persistente y que se agarra con fuerza a las
rocas para no verse arrastrado por la corriente del océano.
Que es
lo que quiere el cáncer de nosotros los humanos, por qué no logramos
desprenderlo de la roca de nuestro organismo para que se diluya arrastrado por
la corriente de la vida. Preguntas con respuestas difíciles… pero como
integrante de ese enorme conjunto de seres que padecemos esta enfermedad, se me
ocurre bajo mi experiencia, que el Cáncer no debe amedrentarnos sino que al
contrario debemos reconocer en él a un serio contrincante que nos hace valorar
la vida, más de lo que lo solíamos hacer antes de que el cangrejo se agarrara a
nuestro organismo.
Se le puede vencer, seguro. Soy consciente del
valor que tenemos en la ayuda que recibimos de la medicina y los científicos
que no cejan de intentar saber el porqué de la fuerza y persistencia de ese
molesto cangrejo. Soy consciente también de lo importante que es la fuerza mental y la confianza en nuestro
sistema inmunológico, para que también ayude a que el cangrejo se desprenda de
nosotros. Debemos intentar ser más fuertes que él…y eso solo lo lograremos si
no dejamos de amar a todos los factores beneficiosos que nos rodean, y que nos
hacen dignificar la vida, nuestra existencia.
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