Hace ya unos cuantos años, andando yo por
los Pirineos, se me ocurrió ir a las fiestas locales de un pequeño pueblo del
Alto Aragón. Ahí estaba José Antonio Labordeta cantando al aire libre ante un
numeroso grupo de gente. Recuerdo perfectamente la estrofa de una de sus
canciones, coreada al unísono por los allí presentes: “Habrá un día en que todos, al levantar la vista, veremos una tierra
que ponga libertad”.
Al acabar su actuación, me dirigí al bar
del pueblo a tomar algo; al rato, apareció por ahí Labordeta. Un grupo de
parroquianos le rodeó sin avasallarle, yo me acerqué curioso a escuchar lo que
decían, le estaban animando a que entrara en política; y fue entonces cuando él
dijo: “Tengo proposiciones, me lo estoy
pensando, pero entender que si llegara a diputado de las cortes estaría en
peligro” ¿Por qué? dijeron
los parroquianos “Estaría cerca del poder
y el poder es una especie de enfermedad contagiosa, que pone en severo riesgo
la salud de la democracia”
contestó Labordeta
Bien… finalmente Labordeta entró en
política y entre otros asuntos llegó a ser diputado en las cortes durante ocho
años representando a la “Chunta aragonesista”. Pero el poder no pudo con él,
para muestra un botón: Como fuera que Labordeta había presentado varios
programas televisivos titulados: “Aragón en la mochila”, “Un País en la
mochila”, “Con la mochila a cuestas”, en una de sus intervenciones en las
Cortes se burlaron de él y su mochila varios diputados “derechones”, a lo que
él muy enfadado respondió: “Ustedes van
en coche oficial y con guardaespaldas, y yo voy tranquilamente y les
“jode” eso es lo que les “jode”.
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