Nada en la existencia es perpetuo… El
fin de algo siempre nos lleva al principio de otra “cosa”. Por eso mismo no
hemos de ceder ante el desánimo si lo que acaba es “bueno”.
Si por el contrario, lo que acaba es
“malo”, pudiera ser porque nuestros sentidos han atisbado la esperanza a
tiempo, para ver que lo que nos espera simplemente es diferente y posiblemente
ya no tan “malo”
Bueno, malo y regular, son términos
ambiguos, cuya interpretación depende del alcance de nuestros sentimientos.
Así es la vida entiendo yo…cambiante
como lo es la mar, debatiéndose entre la calma y la tormenta, mientras somos
nosotros los que gobernamos el bajel, sujetos al buen o mal gobierno por obra
de nuestros actos, y siempre en
confrontación con los elementos.
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