Podría tu figura ser pequeña
mas tu presencia la enaltece.
Tu rostro es duro, frunces el ceño
pero sabes sacar la gracia y se embellece.
Y como viniendo de un sueño,
una amplia sonrisa surca tus mejillas
y pequeños hoyuelos pintan tu simpatía.
Es justo entonces cuando surgen
ellos,
ojos chispeantes que surcan el espacio,
aunque a veces se fijen en irreal distancia;
de la cual aflora, altivo y recio,
un carácter fuerte, firme, de
importancia.
El dulce don se posa en ti
y cuan mecido por un suave viento,
tu cuerpo se mueve al compás del día.
Pues no se, verás, así lo
siento,
no es malo lo que esos días
pueden traer a un estado inquieto.
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