Que extraña sensación la que me
embarga… uno no puede ser ajeno al acontecer del día a día, donde las noticias
vuelan y los sentidos recogen. Mi querido País parece marchar por si solo,
aunque el gobierno siga en funciones y afloren un sinfín de noticias
relacionadas con la política y el nefasto empleo del poder, donde parece ser
que la corrupción y la evasión de capitales a paraísos fiscales es tan natural
como el aire que respiramos.
Me asombra enormemente dos aspectos, primero que pese a toda esta maraña
de acontecimientos lamentables, mi País España, seguirá votando en mayoría al
partido que está tremendamente implicado en estos hechos, no lo entiendo... a
no ser que la explicación se encuentre en nuestro carácter patrio, tal como
creo recordar de una anécdota sita en el libro de autor anónimo “El Lazarillo
de Tormes”, donde el ciego aplica un cachete al lazarillo porque se está
comiendo las uvas de tres en tres, en contra de la acordado, (de una en una,
tanto tú como yo)…¿pero porqué me pegas si no ves?, a lo que contesta el
ciego:— porque yo me las estoy comiendo de dos en dos y tú no me dices nada—.
Me pregunto, ¿de que sirve ser pícaro
y ciego?, yo creo que de nada, porque así no es fácil evolucionar.
Pero mucho peor que esos delitos
graves, es la sensación de impunidad que parece tener los que lo cometen. Es
como si estos nos quisieran indicar, que el cenit de nuestras vidas sea tener
cualquier clase de poder o relevancia pública, para manejar mucho dinero e evadir impuestos.
Ese es el mensaje que se nos da: "Si
tienes dinero saldrás impune, y si no lo tienes a pringar o a sostener el País"... Nosotros, los de a pié, somos los obreros y ellos los zánganos del panal… así es la vida a
menos que la cambiemos algún día.
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