Pedrafosca,
finales del mes de Diciembre, 2015
...Paco Sigue
allí, en su lecho… Mercedes aún no conoce cual es su voluntad respecto a la
casa, ésta figura en un documento de herencia firmado por él y que yo he
depositado en un notario. También he realizado los trámites bancarios
consistentes en añadir mi firma a su cuenta, me ha dado plena libertad de
disponer de los fondos para lo que se necesite, no son demasiados pero si
suficientes para hacer un buen uso de ellos cuando llegue el fin de sus días en
esta Tierra y si sobra algo se destinará a fines públicos… El bueno de Paco en
general se mantiene plenamente lúcido y está obrando en consecuencia a su
momento, me consta que acepta convivir cerca de la parca y no demuestra ya
demasiado apego a este Mundo. Pero sigue ahí, no se si resistiendo o esperando
que su herencia testimonial sea la correcta…
He realizado las oportunas correcciones en el
relato, una de las razones ha sido el inoportuno encuentro con Eugenio, me ha
enervado lo suficiente para que les dedique, a ellos, los “auténticos” merecedores
de vivir en este pueblo, unas lindezas en forma de líneas bien dispuestas, algo
así como que nadie tiene derecho a erigirse en jerarca de un pueblo y que este
mismo no puede ser un cortijo, los pueblos son libres y deben de funcionar por
el respeto y el derecho a la integración a todo el que quiera vivir en ellos.
Todos aquellos que durante años han creído que el pueblo en donde vivimos no es
más que una propiedad privada están equivocados, todos aquellos que siguen
considerando a Paco como el foraster están equivocados, todos aquellos que
piensan que Lucía, un servidor y todos los que no hemos nacido aquí o no
formamos parte de los clanes familiares somos forasteros están equivocados.
Todos aquellos que por miedo, por necesidad, por impericia, se subyugan al
poder de los que piensan que lo tienen están equivocados… eso es lo que piensa
Paco y por supuesto lo que pienso yo, y va a constar en el escrito, como van a
constar unas líneas sobre el dolor que a él le supuso saber que la familia del
Far fue detenida por la Guardia Civil
por conspirar contra el Gobierno, la razón, un chivatazo sobre que ellos
ayudaron a la resistencia antifranquista que se refugiaba en el monte, y ese
chivatazo se produjo cuando estaban más débiles. Sus tierras fueron confiscadas
y pasaron a manos de los que hicieron “el favor” al Gobierno, y los
descendientes de esa clase de gente siguen hoy aquí, en el pueblo Ahora somos libres y en pos de esa libertad
nos pronunciaremos, lo haremos con la máxima delicadeza posible, pero no
podemos dejar de lado la verdad ni la razón… porque la razón pertenece a la
facultad de hacer discurrir el entendimiento y tiene que ver con la justicia y
la rectitud en las formas de obrar. Nada ni nadie en los tiempos que corren
tiene el derecho a anular la libertad de expresión.
Me acerco
muy a menudo a casa de Paco, procuro no molestarle demasiado, pero me interesa
que sepa que estoy a su lado y se que él lo agradece, como agradece los
cuidados de Mercedes y del doctor Gabriel. Hay momentos en que él parece estar
en una especie de limbo, se encuentra como semiinconsciente, respirando con el
auxilio del oxígeno y con su cuerpo en calma, en otros está lúcido sacando a
relucir su mirada despierta y observadora, entonces es cuando cruzamos breves
palabras, las suyas son entrecortadas y se le nota el esfuerzo que realiza al
pronunciarlas, las mías son las justas y necesarias para no cansarle… En uno de
esos momentos de lucidez, aproveché para leerle los fragmentos añadidos en mi
escrito y el los aprobó con una leve sonrisa…veladamente entonces escuché una
breve frase de sus labios harto intrigante:
— Sin miedo
Roberto…sin miedo…el temor es de los burros…o de los necios como yo…
Aquella
frase llegó a desconcertarme… que querría decir y porqué no aclaraba de una vez
esas dudas que parecía tener… porqué no las resolvía, estaba seguro que algo
todavía le atormentaba, algo rondaba aún por su conciencia y le impedía
descansar en paz. Entonces no lo dudé y decidí ir al grano…
— Paco… ambos
sabemos que la parca está ya muy cerca, como tu acostumbras a decir… porque
diablos no me dices de una vez lo que te inquieta, porque se que algo te
inquieta y no tengo la menor duda.
— Tienes razón
Roberto… pero es que me estás demostrando… que eres un fatal observador… no me
facilitas para nada las cosas…
Yo entonces
sin perder la calma y hablándole muy despacio casi en su misma frecuencia,
intenté resolver ese supuesto enigma y le dije:
— Vamos a
ver…solo dime aquello que yo no he observado, quizás entonces aclaremos el
entuerto…
— Coge otra
vez la cajita metálica… de ese mueble…por favor.
— Te refieres
a la placa de aluminio y la cartilla militar a tu nombre…
— Que va a ser
si no…
Me acerqué
al mueble, tomé la caja y tras sentarme junto a su lecho la mantuve en mis
manos…
— Ábrela… y
míralo…míralo bien…
Abrí con
decoro la cajita metálica que tan fielmente Paco había guardado durante tantos
años… la placa no me decía nada, era de aluminio y solamente portaba unas
cifras. En cuanto a la cartilla…estaba bien claro que llevaba su nombre… sí,
nada veía de extraño en ello…él entonces aplicó en su rostro un gesto que casi
diría que denotaba estar ya desesperado…Me percaté de ello y traté de aplicarme
en su examen… y fue entonces cuando me di cuenta de algo que me llamó, esta vez
sí, la atención…
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