viernes, 1 de julio de 2016

Novela: "El foraster" Parte 24

Toulouse, principios de Enero, 2016

    ...Nada más llegar a Tolousse, me dirigí a casa de mi madre para enseñarle la serie de fotos que había realizado en Batea, junto con la fotocopia del papelito en donde figuraban los datos de su hermano. Ella mantuvo los documentos sobre sus manos temblorosas, y tras observarlos durante un largo rato los abrazó contra su pecho… pude observar como algunas lágrimas furtivas resbalaban por el arrugado surco de sus mejillas. Luego respiró hondo, avanzó unos pasos hasta llegar a la altura del mapa de España con las chinchetas señalando las diferentes fosas, y con un gesto decidido extrajo las tres de color rojo. Después avanzó unos cuantos pasos más hasta sentarse sobre el sillón. Permaneció allí sin hablar, en actitud meditativa prolongando un silencio que quise respetar y esperando a que ella se decidiera a romperlo.  

    Ya está… ya me puedo morir tranquila… que más quisiera yo.
    ¿Que quieres decir con esas palabras?, madre.
    Algo… existe algo que no me cuadra hijo.
    ¿Qué es… que es lo que no te cuadra?
    Es una indecencia que los huesos de mi hermano estén mezclados con los restos de miles de personas… y no solo por él sino por todos, flaco favor que estén allí en ese Valle… Sería diferente que el concepto que allí se mantiene fuera genérico y que se entendiera que es un monumento a todos los caídos en esa horrible guerra… pero sabemos que no es así… allí huele solo a franquismo, a dictadura… no es lugar para que descansen los restos de mi hermano… no es lugar.
    Se que estás en lo cierto madre y te entiendo, no sabes como te entiendo… pero, ¿Qué más podemos hacer nosotros, que no hayamos hecho ya?
    Nada… no podemos hacer nada y lo sé… pero me gustaría morirme después de que se hubiera reconocido por la sociedad de mi País ese defecto, ese enorme defecto que a mi entender es el Valle de los Caídos…
    Sea defecto o no madre, nada podrá remediar que los huesos de mi tío sigan allí, eso no nos queda más solución que aceptarlo.
    Aceptémoslo pues… pero creo que nada ni nadie podrá llenar el vacío que siento por dentro hijo.
    Madre… arriba el ánimo, como tú siempre dices, hemos de seguir en la lucha, queda tanto por hacer todavía…
    Tienes razón hijo… yo nunca me he rendido y no pienso hacerlo hasta que acepte que ya no me quedan más fuerzas para seguir viviendo…

   Salí muy preocupado de casa de mi madre, me planteaba que uno de los motivos por los que aún ella se mantenía firme pese a su avanzada edad, fueran las tres chinchetas rojas de ese mapa y que al quitarlas se escapara la fuerza que aún la mantenía con vida, que al perder esa motivación por haber cumplido con sus más íntimos objetivos ya no le quedaran más ganas de seguir existiendo, y temía que su voluntad se desplomara como lo hace un péndulo, máxime después de todas las emociones vividas en estas últimas semanas.

   Han pasado dos semanas desde que mis pasos volvieron al lugar donde resido, Tolousse… madre resiste sin perder su voluntad de vivir lo cual me da una enorme tranquilidad, y por otra parte diré que se está cumpliendo una de mis máximas filosóficas, que no se bien si es de mi cosecha o lo más normal que la haya recogido de mi bagaje tras leer innumerables libros y hablar con todas las personas que he tenido que tratar: “Si tú te mueves, también se mueve el entorno donde figuran tus pasos”… Nada de lo que he realizado estos últimos tres meses ha caído en  saco roto, para empezar el periódico donde trabajaba, conocedor de mis movimientos, me ha solicitado un artículo que saldrá en la revista del dominical, y todavía sin que lo haya realizado y poder observar sus consecuencias, como las noticias vuelan y en gran medida supongo que debido al multitudinario homenaje que se realizó en Barcelona con motivo de depositar los restos de mi abuelo en el cementerio de Montjuïc, ya me han llegado hasta tres propuestas, de momento, para realizar sendas conferencias coloquio, una en Tolousse, la segunda en Castellón y la tercera en Barcelona, con fechas a determinar, obviamente que el tema no será otro que la Memoria Histórica.

   Ya han pasado las fiestas navideñas, lo cual me alivia porque para mí no son fechas agradables… Ya dije que soy viudo, lamentable circunstancia cuando se vivieron tiempos felices, Lorraine murió de cáncer hace seis años, fácil de decir y triste de recordar, porque esta enfermedad no tiene cita con el inicio y siempre se llega a su conocimiento por sorpresa. Fueron dos años de ardua lucha y resistencia psicológica, tanto por parte de ella como por la mía y nuestra hija Priscila, que circunstancialmente por su trabajo, no ha podido estar a nuestro lado en estas fechas… ella es científica y los científicos son una raza aparte, siempre persiguiendo con paciencia, con extremada paciencia sus objetivos en un lento, a veces lentísimo avance. Claro que también tienen sus cuitas que ella me explica, cuando se intenta conseguir la fama a base de pisotear a otros, robar sus conocimientos y luchar por publicar artículos en revistas científicas en pos de un reconocimiento y una fama a veces inmerecida, vamos, que en más de una ocasión, el trabajo sucio lo suelen ejecutar los que empiezan y la fama los que mandan…Ella vive y trabaja ahora en Alemania, nos vemos solo tres o cuatro veces al año aunque nos comunicamos muy a menudo, y lo que más importa por lo que me dice, es que de momento es feliz con su trabajo.

   Si digo todo esto, es porque cuando me falta el ánimo, siempre me acuerdo de ellas dos y por supuesto de mi madre. Dejar de ser periodista en activo, he de reconocer que me ha afectado… Ahora que ya hemos resuelto las preocupaciones de mi madre y averiguado donde reposan los restos de mis familiares, me llega el bajón. Solo espero recuperar la ilusión y seguir luchando por recuperar la memoria histórica, creo es no es mal asunto para compensar el tener que haber dejado el periodismo… esto no ha acabado aún...




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