Mirando fríamente el panorama internacional, no dejo de asombrarme por
una serie de hechos que considero relevantes. No es ninguna novedad, está todo
dicho, pero se puede decir una vez más.
Las guerras de las últimas décadas, tienen que ver en gran medida con el
oro negro. Las graves emisiones de Co2 a la atmósfera que provocan el
calentamiento global, con los riesgos que ello conlleva, también tienen que ver
con lo mismo. La contaminación del plástico, algo que está más que denunciado,
también…Si pensamos que el petróleo es un fósil que proviene de una época
finita, que no sea que todas estas circunstancias, originen un bucle que nos
lleve al final de otra época.
Como ser viviente en este planeta llamado Tierra, me preocupa más que el
futuro, el presente. Estamos orgullosos por la revolución tecnológica, que por
supuesto requieren de materias primas determinadas; pongamos por ejemplo los
terminales móviles u ordenadores, estos necesitan del coltán.
Pues bien, la extracción de coltán es motivo de conflictos geopolíticos, sobre
todo en el Congo, donde se entremezclan los intereses del Estado y los países
fronterizos, las guerrillas que operan en la región, las multinacionales
occidentales y los contrabandistas (Wikipedia). Lo cual da idea de que no hemos
aprendido nada.
Los
gobiernos de la Tierra ,
podrán tener mucho sentido de estado, pero escasa conciencia planetaria. La
solución a una posible crisis del petróleo podría estar en las baterías de
litio, el cloruro de potasio y el tritio para generar energía eléctrica por
fusión de átomos. Todo ello se podría extraer, por ejemplo, del enorme salar de
Uyuni en Potosí (Bolivia) pero… siempre existe un pero.
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