Por obra de la órbita elíptica de nuestro satélite, ayer en nuestra
latitud pudimos disfrutar del perigeo, la fase en que la luna está más cercana
y brillante que nunca. No la pude ver hace 68 años porque no había nacido y si
la logro ver en el 2034, ya seré un ancianito…Esto me hace recordar, que cuando
yo era niño, mirando la luna y las estrellas en la atmósfera limpia de un
pueblo cercano al Pirineo donde veraneaba, me preguntaba quien podía sostener
todo aquello, y me maravillaba al observar que nada caía, no lo acababa de
entender, yo me sentía seguro en una plataforma llamada Tierra donde pensaba
que no se movía, así que pregunté a los adultos…me dijeron que Dios, era Dios
quien obraba semejante milagro. Pero yo entendía a Dios, así me lo habían
enseñado, como un ser todopoderoso, con una excelsa barba al que debías pedir
perdón por tus pecados y ayuda si era necesaria… mi razonamiento interno y
secreto era de no creérmelo, no, no es posible me decía, ese ser no puede tener
tanta fuerza como para sostener por si solo a la luna y las estrellas.
Hoy en día conozco algo más, pero sigo rodeado de misterios, entiendo a la Tierra como mi hogar en el
espacio cósmico y con una linda vecina a la que llaman luna…pero son muchos los
que comparten este hogar que no lo ven así…que lástima. Claro que todo es
cuestión de visiones, hace unos días por casualidad leí una entrevista que le
hicieron a principios de este año a Scott Kelly, astronauta de la Estación Espacial
Internacional, le preguntaron: ¿Cómo se ve a la Tierra desde allá arriba?,
él contestó:
"Desde aquí arriba, se ve a la Tierra como algo muy
frágil, casi desolada en el inmenso espacio cósmico, es algo que
irremediablemente tenemos que cuidar"… y me digo: que demonios hacemos nosotros
aquí abajo, como niños malcriados estropeándolo todo.
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