Meditaciones: "Día de difuntos"

   Pasó el día de todos los santos en función de nuestra cultura, día de difuntos para otras culturas más variopintas. En nuestra circunstancia particular el día de todos los santos, debido a la poderosa influencia anglosajona, se mezcla con la tradicional festividad de Halloween.

   Antes de nada sería interesante recordar de donde provienen estas tradiciones: En el caso de la festividad de Todos los Santos, fue instaurada por la iglesia católica en el siglo IV, a raíz de que el emperador romano Diocleciano originara una sangrienta persecución a los cristianos. Se trataba de recordar en un día indeterminado a esos mártires. Como no podía ser de otra forma, fue en el siglo VIII, cuando el papa Gregorio III, se apropió de la fecha del 1 de Noviembre.   

   Es en la fecha del 1 de Noviembre cuando entroncamos con la tradición pagana de origen celta del día de difuntos. En esa fecha los celtas celebraban el fin del verano y de la temporada de cosechas, que a la vez en la noche del 31 de Octubre aprovechaban para recordar a los difuntos. Según su tradición, solían colocar una vela en las ventanas para guiar a los muertos. Nadie salía esa noche, a no ser que fueran disfrazados con una máscara para que los fantasmas no les reconocieran.

   Llegó con el tiempo la conquista de Norteamérica por parte de los anglosajones y algo más tarde la “conquista” de Europa por parte de los Norteamericanos con su poderosa influencia cultural. Resultado: los muertos son recordados de una u otra forma en medio de negocios de flores y disfraces.

   Pero…que pasa con la muerte, porque no tendemos a realizar una introspección sobre ella, limitándonos a recordarla un día al año, algunos con sentido otros sin él… Simplemente quisiera dejar dos pinceladas a modo de reflexión: Sin la muerte no existiría la vida. Sin la vida no existiría la evolución. Y para acabar citar la famosa frase de “Quien soy, de donde vengo, a donde voy”…solo con una puntualización, intentar que surja una idea o pensamiento desde el criterio propio, dejando las religiones a un lado.