domingo, 19 de marzo de 2017

Cuento:"Oráculo, el Tropo de Philos y Miso"


   Cierto día, me contaron una historia que no dejó de sorprenderme. Sucedió en la Grecia antigua, concretamente en Dodona, el mayor centro cultural y religioso de la región de Epiro. Allí acudió Philos, llevado de su amor a los seres humanos a consultar el oráculo de la Diosa Dione… estaba preocupado por su hermano Miso que era todo lo contrario que él. Si Philos amaba,  Miso odiaba. 
El oráculo escuchó atentamente las palabras de Philos, tras ello se pronunció:

    Es justo que te preocupes por tu hermano, pero debes entender que si él no   existiera  a ti te faltaría el sentido que ahora te embarga”

Philos no acabó de entender al oráculo y volvió a indagar en él:

    Dices que es justo que me preocupe… y sin embargo aceptas que seamos  diferentes… yo no he venido a escuchar esas palabras, sino a ver como me podrías ayudar a combatir el odio de mi hermano.

Tras una breve pausa… el oráculo se pronunció:

    He escuchado Philos, que de tus labios salía la palabra combatir…el odio no se combate.

Philos, guardó silencio durante unos instantes, los justos para volver a inquirir al oráculo:

    Entonces, si no puedo combatir el odio de mi hermano, dame la solución.

Esta vez no hubo pausa del oráculo:

      — Si quieres una solución, existe el Tropo

   Tan preocupado estaba Philos por el amor que profesaba a su hermano, al ver que solo era correspondido con odio, que no quiso saber más, aceptaba el Tropo, aún sin saber exactamente en que consistía, confiaba ciegamente en el oráculo.

   Y así fue, por designio de la Diosa Dione, reina en la Tierra y consorte de Zeus, que se obró el tropo, pasando la personalidad de Philos a Miso y justo a la inversa… Ambos regresaron a sus respectivos Lares y obraron tal cual el designio de la Diosa. Philos aún arraigado en el amor, tuvo en sí el sentido del odio…Algo parecido ocurrió con Miso que teniendo como soporte el odio, conoció el amor.

   Pasó el debido tiempo, para entender si se obró o no el ansiado cambio que deseaba Philos en el carácter de su hermano Miso… pero algo o todo no debió de funcionar, porque Philos debió marchar urgentemente a Dodona para volver a encontrarse con el oráculo de la Diosa Dione.

    Lamento decirte que el designio no funciona.

Sin que surgiera el más mínimo rictus de sorpresa en el rostro del oráculo, este respondió:

      —  Desde el primer momento esto era sabido.
    Entonces… ¿por qué sugeriste la solución del tropo?
    Porque era necesario que tú lo entendieras.

El oráculo, entonces habló:

    Sabemos lo mucho que te ha costado odiar al género humano… aún pudiéndolo hacer no lo has sabido soportar… ¿cierto?
    Cierto es…
    En cuanto a tu hermano Miso…sabemos de lo mucho que ha tenido de aguantar, al conocer el amor se ha despertado en él la amargura del odio que lleva dentro… ¿cierto?
    Cierto es, está lleno de remordimientos… y no creo que ello sea la solución.

Tras una pausa que pareció un siglo…Philos deseó que el oráculo se pronunciara definitivamente.

    Es la Diosa Dione quien habla por mis labios…no existe solución para tu hermano Miso, ambos volveréis a vuestro anterior estado… Te sugiero mantengas el silencio y escuches…No procede molestar a los Dioses, porque ellos pueden alterar el orden de las cosas… y tú has provocado que así sea… Desde que sucedió el tropo, se han instaurado dos semillas, en tu corazón la del odio y en el de tu hermano la del amor…A partir de ahora ambos tendréis que vivir sabiendo que en cualquier momento, esa semilla puede hacerse fructífera…es todo.

Y Philos marchó algo contrariado tras la segunda visita al oráculo…sin saber con certeza si había obrado bien o mal.


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