Cuantos y cuantos lo hacemos,
caminar
sin ver adonde,
sin
comprender lo que fuimos,
sin
pensar en lo que somos.
Seres vacíos, cerebros huecos,
viajando
perdidos por rutas marcadas,
sin saber
que repiten sus vidas erradas.
Jugando con caprichos,
nos
cansamos, aburrimos
de vivir
insatisfechos
para
morir sin provecho.
Esos pasos que circulan
por
trayectoria viciosa,
que hacia
el ego pululan
con
maniobra dudosa.
Esos pasos que no llegan
a
alcanzar la esperanza
de
aquellos que aman
un futuro
con confianza.
Esos pasos que amagan
la
evolución inmediata,
porque
tienen mucho miedo
tras el
círculo que les ata.
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