Conforme pasan los años
y ya son algunos los que pasan,
mi vista alcanza…allá a lo lejos
tan lejos, como lo está la confianza.
Y es por
ello que presiento,
que amar a la belleza, es temer por ella.
Se del
mar, las montañas y los ríos,
se de la primavera y la blanca nieve,
se de la lluvia, el viento y los aromas,
se de la buena gente y sus gestas,
se del valor, del sano criterio,
se de la nobleza y la dignidad…
y lo que significa la creatividad.
Como
también se del estrago que no cambia,
y de cosas que por menoscabo si lo hacen.
Siguen las
ciudades bajo el acoso de las bombas,
como antaño…
siguen las gentes sufriendo, muriendo,
como antaño…
sigue la mentira corrupta del poderoso,
y la flagelación deshonrosa del débil,
como antaño…
Por otro
lado… los glaciales desaparecen,
y el clima ya no es el de mis abuelos.
por otro lado… ya no hay tantas abejas,
y las golondrinas andan despistadas,
por otro lado… la tecnología nos acerca,
tanto como también nos aleja.
Se habla
menos, se escucha menos.
Nos
perdemos en la red, sin saber,
si somos más sabios, o más pequeños…
Claro que…
mientras tarde o temprano,
llegue con su luz la primavera…
siempre podremos vislumbrar la esperanza.
La vida sigue… y esto no se acaba.
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