De niño, a principios de los años 60, fui educado
en un colegio religioso…Por aquel entonces
existía una asignatura llamada: F.E.N. (Formación del Espíritu
Nacional). Todavía recuerdo a aquel profesor, tullido. Siempre que podía nos
recordaba su glorioso sacrificio en la batalla de Belchite durante la Guerra
Civil Española, donde perdió el brazo. Tras las oportunas arengas, todo acababa
cantando el Cara al Sol, de pié y con el brazo derecho en alto, tal como antes
él nos había enseñado.
Pasaron poco más de diez años, quizás,
cuando me ocurrió una lamentable anécdota que siempre recordaré. Andaba por los
aledaños de la Universidad de Barcelona en la Diagonal, cerca de un Cuartel que
se encuentra por la misma zona. Era sobre el atardecer, cuando un grupo de
jóvenes como yo me pararon y arrinconaron contra la pared. Portaban cadenas y
algo parecido a porras. Primero me increparon sobre que hacía yo en “Zona
Nacional”… Quedé petrificado, no entendía nada, hasta que me conminaron a que
cantara el Cara al Sol, sino quería recibir un “sobo de hostias” como me
indicaron.
No se si fui cobarde o simplemente me pudo
más el sentido de la supervivencia, el caso es que bien firme canté: “Cara al
Sol con la camisa nueva, que tú bordaste en rojo ayer…”
Luego de mi “patriótico
canto”, esos muchachos marcharon orgullosos y sonrientes de mi vera…Pensé
entonces, todavía tremolando, que por suerte o por desgracia, aquello fue lo
mejor de la educación recibida pues me había salvado de una golpiza.
Pasaron los años, dicen que el Franquismo
murió y que llegó la democracia, me olvidé por completo de la educación
recibida y creé mi propia educación a base de intentar entender la vida… hasta
que e te aquí que en pleno siglo XXI, año 2017, unos acontecimientos actuales
que se están sucediendo en la que es mi tierra de adopción Catalunya me
hicieron recordar tiempos pasados. Observé por la tele, como un grupo numeroso
de personas, enarbolando banderas oro y grana, cantaban a tropel el “Cara al Sol”,
como réplica, supongo, al himno “Els segadors”… y fue justo entonces cuando me
entraron unos sudores, parecidos, muy parecidos a aquella tarde de los años 70,
cuando me encontraba contra la pared tremendamente acongojado.
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