Resulta
de interés comprobar como en ciertas fases de la vida, obtienes una serie de
experiencias que te pueden servir para el futuro. No he dicho nada nuevo lo se…
pero recuerdo algo que bien pudiera aplicarse a la actualidad en nuestra
querida tierra de Catalunya.
Cierto día en el pasado, me aventuré por una
ruta en los Pirineos Catalanes. Pensé que la ruta estaba bien trazada y el
objetivo, cierto refugio situado a dos mil metros de altura en la Alta
Ribagorça, era bien claro. Tanto es así que no dudé en aventurarme, solo, sin
compañía alguna y sabedor de que en la montaña no es conveniente ir de esa
manera.
El caso es, que pese a tener todo el guión
de la aventura bien planificado, me equivoqué de ruta. Cuando me di cuenta,
comprobé que si seguía por ese camino no alcanzaría el objetivo y sí podría
encontrarme con serios problemas… las leyes de la naturaleza me gustaran o no,
podrían ser más fuertes que mi propia voluntad
¿Que hice?...pues a
sabiendas del coste de mi esfuerzo, y de que tardaría más en llegar, pero
convencido de que llegaría, pues decidí desandar el camino y empezar de nuevo
una vez encontrada la senda óptima.
El objetivo nunca varió,
seguía siendo el mismo, mi voluntad era firme y me encontraba lleno de
entereza…tardé más en llegar, pero llegué.
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