¿Quien no conoce al miedo?... El miedo se
diría que es una palabra oscura que ya de por sí nos da miedo escucharla… pero
no obstante, es razonable sentir miedo, el miedo forma parte de nuestras vidas.
Miedo a la muerte, miedo a sufrir pérdidas, miedo a la falta de recursos, miedo
al dolor…todos los miedos que podamos imaginar siempre que estos sean producto
de nuestros propios pensamientos, de nuestra intrínseca manera de conceptuar o
experimentar la vida.
Pero cuando se pretende
torcer la voluntad de un ser humano, de una comunidad o de un pueblo, existe
una ley, la ley del miedo. Se aplica con el cuento de que se va a salir a la
fuerza de una situación determinada más o menos privilegiada; o de sufrir el
riesgo de perder algo trascendente, como pudiera ser la seguridad de la propia
existencia.
El miedo como instrumento, es una tenaza que
retiene las voluntades y que puede anclarnos en la inmovilidad… pero si
conseguimos entender la razón del miedo y logramos que esta sensación no nos
detenga, es más fácil dar un paso adelante y que éste desaparezca por obra de
la determinación.
Resumiendo, el miedo está ahí, en nuestras
vidas, pero dejemos que él llegue de forma natural y no impuesta… y si no
podemos evitar que nos lo impongan, que por lo menos sepamos guardar el recurso
de no perder la dignidad.
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