La
mentira intenta tapar la simiente de la verdad… pero esta siempre acaba por
florecer.
La mentira
es burda, pesada, rápida, cae como un plomo en los oídos y en los sentimientos
nobles.
La verdad
en cambio, es sutil, franca, a veces da la sensación de que sea débil y
delicada. Parece frágil porque siempre intentan ocultarla, borrarla en el
páramo de la mentira. Pero sus raíces son poderosas y profundas, capaces de
aguantar el paso del tiempo. Al final, la verdad acaba por florecer… las más de
las veces lo hace por si sola; aunque en ocasiones, necesita de jardineros que
expolien las malas hierbas y rieguen la raíz para que la verdad florezca, no
importa que para ello tengan que hacerlo, en ocasiones, con su propia sangre.
En el
perfil de la
Historia, nada ni nadie puede destruir la verdad, porque ella
representa el motivo de la existencia.
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