viernes, 30 de marzo de 2018

Meditaciones: "Los abuelos y la era virtual"

   Vivimos tiempos de exacerbada revolución tecnológica que nos acerca a una forma de vida virtual. Que lejos quedan los tiempos de nuestros abuelos, sobre todo para lo que ya hemos cumplido con creces cierta edad de merecer.

   Cuando yo era niño… sí, ya se que suena a fábula, sobre todo para los que ahora son nuestros nietos y que ya no nos hacen ni puñetero caso, enganchados a los móviles de sus padres y a las tablees, sin obviar que ya a temprana edad tienen los suyos propios.
Bien, decía: Cuando yo era niño… no existía nada de eso, nos teníamos que conformar con nuestro ingenio para divertirnos, y como mucho podíamos gozar de cierta tecnología con el “Cinexin” un simple proyector de dibujos animados donde aparecían el Pato Donald y compañía. En aquella época se aprendía enfrentándote a la realidad, que para nada era virtual, de ahí surgía para bien o para mal el aprendizaje de lo que ha sido nuestras vidas.

   A propósito de lo que acabo de explicar, una anécdota real, para nada virtual: Yo tendría unos nueve años, alguien me regaló una escopeta de perdigones. Acompañe a mi abuelo por la vereda, con la escopeta en la mano, hacia un campo de cultivo que tenía allá en su pueblo; por cierto, eran mis vacaciones estivales. El abuelo me observa con una mirada para nada tranquilizadora. En un momento dado, observé un pajarillo posado sobre un tendido eléctrico, y sin dudar apunté y lo vi caer. Me puse la mar de contento, le había acertado…Fue mi abuelo quien se dirigió hacia el pajarillo aún revoloteando en el suelo, era una golondrina con una de sus alas destrozada por el impacto. Delante de mí, y con toda la frialdad del mundo, hizo algo que me llenó de coraje: Retorció el cuello de la golondrina  y la remató. El abuelo no volvió a pronunciar palabra alguna en lo que quedaba de atardecer y yo no me atreví a disparar más, encogido por el respeto que me inspiraba.

   Tubo que ser mi abuela quien me explicara porqué había hecho eso el abuelo…”A aquella golondrina solo le quedaba sufrir, y él la alivió del sufrimiento” Aprendí la lección, y desde entonces respeto la naturaleza los animales, arrinconé la escopeta de perdigones y quedé en deuda con las golondrinas.


Ahora que observo como mis nietos matan a montones de gente y animales de manera virtual en los videojuegos, con absoluta frialdad… no sé como explicarles a ellos, que no, que eso no está bien. 


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