Si nuestro País no funciona
correctamente, si el Mundo va rematadamente mal en su conjunto, solo nos queda
una solución: Que funcionemos individualmente mucho mejor a base de desarrollar
la coherencia, la dignidad, la solidaridad, el criterio, la creatividad y por
supuesto la empatía con el género humano y el ecosistema de nuestro planeta.
La violencia, el odio, la
corrupción, la ignorancia, los fundamentalismos ya sean políticos, religiosos o financieros,
no son más que ídolos con pies de barro. Claro que si los dejamos crecer, el
peso puede ser tal que es fácil se produzca un caos global a base de su propio derrumbe
social, moral y ético.
Existe una solución lenta pero
efectiva para evitar ese caos… la revolución individual y pacífica desde la
base. Estremecer los cimientos a los ídolos de barro para que no crezcan más,
que no se sostengan. Que esos ídolos se vayan desmembrando poco a poco a medida
que centenares de miles de individuos conscientes, honestos y solidarios nos
vayamos integrando en el firme propósito de construir un nuevo tipo
de humanidad. Ya se que suena a utópico pero…
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