sábado, 28 de marzo de 2015

Novela: Pueblo de Ramu" (Parte 60)

Nota: Parte 1 (Junio) - Partes 2/10  (Septiembre) - Partes 11/19  (Octubre)
 Partes 20/30  (Noviembre) - Partes 31/37 (Diciembre) - Partes 38/46 (Enero) 
 Partes 47/53 (Febrero)-  Parte 54/59 (Marzo)
...
   El pueblo entero aceptaba la marcha de los ingenieros, la entendían. Pero a la vez se estaban preparando para despedirse también de Ramu, solo dudaban en si sabrían o no adaptarse a un final que parecía irreversible.  Bruno estaba en la línea de aceptación de la mayoría, y luchaba con su mente para entender que todo el esfuerzo había sido útil y se iba a perpetuar en la memoria colectiva, pensaba y pensaba en como ello sería posible. Lo único que ahora le tranquilizaba eran las palabras de Vanessa: “puedes estar tranquilo, no ha sido inútil”. Entonces pensó en sus padres y deseó estar con ellos porque estaba seguro de que  también sabían la noticia de la marcha de los ingenieros, no pudo esperar más y decidió acercarse en la hora de la cena.

—  Hola hijo, estábamos pensando en ti e intuíamos que no tardarías en venir.

—  Ha sido recíproco el pensamiento… ¿Cómo estáis?

  Respondió Sejo con semblante sereno, al tiempo que Tamara dejaba sus quehaceres para acercarse a su hijo.  

— Bien… pero como la mayoría algo inquietos por lo que parece ser que ya llamamos desenlace.

— Es curioso papá como se transmite el pensamiento, es como una corriente colectiva, como una preparación… Prácticamente todos manifestamos estar tranquilos en lo personal, pero inquietos como tu expresas por ese mismo desenlace.

   Bruno pensó en su hermana Maia y se acercó a su habitación, para verla apenas respirar mientras se mantenía completamente relajada en el mundo del sueño. Luego se sentó junto a sus padres.

—  Ella no se merece todo esto… no se lo merece.

— Quizás tampoco nosotros nos lo merecemos, pero es un quizás porque los que tenemos mayor edad es posible que no supimos reaccionar tiempo atrás para evitar lo que ya ahora parece inevitable, y posiblemente encontraríamos muchos quizás en nuestros comportamientos. Lo cierto es que pertenecemos a este mundo y tenemos como tal nuestra particular responsabilidad en todo esto… pero objetivamente si que tienes razón en lo que dices, Maia no se merece el desenlace, nuestro desenlace.

  Entonces Tamara orientó su mirada hacia la habitación donde dormía Maia y con un tono algo trémulo en su voz pronunció:

—  Es cierto, ella no se merece esto… por eso hemos decidido aceptar.

—  ¿Aceptar que mamá?

—  Hijo… ella ya nos ha estado preparando y me extraña que no lo haya hecho también contigo.

   Bruno se encontró como desorientado… le parecía entender lo que estaba hablando su madre, es más, estaba seguro de que lo sabía pero un extraño instinto de conservación le impedía tener la claridad necesaria en su mente para aceptar lo que estaba oyendo.

—  Preparando… ¿preparando para qué?...

R.P.I. 02/2013/1807 B-387-13

miércoles, 25 de marzo de 2015

Meditaciones al alba: "Las Caras de la moneda"


Debemos estar preparados para lo "bueno" y para lo "malo"... No existe un solo término en esta vida, es como las dos caras de la moneda...Una moneda con dos caras exactamente iguales, se entiende como una trampa.

Si esta vida resulta ser un "plan divino", es difícil de saber, mejor dejarlo en el terreno del misterio... pero la idea de que nada obedece a un capricho, me es altamente reconfortante.


Novela: "Pueblo de Ramu" (Parte 59)

Nota: Parte 1 (Junio) - Partes 2/10  (Septiembre) - Partes 11/19  (Octubre)
 Partes 20/30  (Noviembre) - Partes 31/37 (Diciembre) - Partes 38/46 (Enero) 
 Partes 47/53 (Febrero)-  Parte 54/58 (Marzo)
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— Ostras Bruno, te has puesto transcendente… pero creo que puedo decirlo de una manera más sencilla. La hemos jodido y ya está.

   Los tres amigos se miraron mutuamente sonriendo la ocurrencia. Luego dirigieron la mirada al entorno fulgurante, limpio y aromático del pueblo. Bruno habló por ellos porque los tres estaban pensando lo mismo.

—  Es una lástima que se pierda todo esto… de acuerdo que es un pequeño paraíso, un oasis en el desierto… pero el resto de este Mundo podía haber sido así.

   Los tres se levantaron al mismo tiempo e instintivamente se rodearon colocando los brazos sobre sus hombres. Se sintieron unidos por una misma fuerza. Una fuerza que les ayudaba a no perder el ánimo y a resistir el envite  de lo que estaba por venir.

   Tras despedirse, cada uno marcho por su lado. Bruno tenía ganas de estar junto a Louise y comunicarle todo lo que sabía. La encontró en casa, sentada tranquilamente en la terraza al abrigo del sol del atardecer.

—  Hola Louise… ¿Estas al caso de la última noticia?

—  Seguro que te refieres a lo que nos está llegando, es sobre los ingenieros… se está extendiendo la noticia por la población como la misma niebla. 

— ¿Cómo te has enterado?

—  Mira lo curioso es que nadie me lo ha dicho, ya es algo que tenía en mente. Pero cuando hace poco me encontré con el vecino, él también lo sabía, tú ahora me lo estás confirmando. Por cierto… ¿como lo has sabido?

—  Por Vanessa…

—  Ya…Es como si de diferentes formas la noticia estuviera llegando a todos nosotros… como si nos estuvieran preparando para ello.

—  Puede ser algo así, el caso es que ellos se van y a nadie nos extraña.

— Es lógico Bruno… ellos no pertenecen aquí, todos lo sabemos. No son en absoluto responsables de lo que está pasando, bastante han hecho con ayudarnos.

—  Podríamos también marchar con ellos…

—  Me parece una banalidad lo que dices Bruno, impropio de ti. Deberías de haberlo pensado dos veces antes de decirlo.

—  Vale no te pongas así Louise, ya se que eso sería como huir de manera irresponsable de una realidad que nos pertenece… pero es que estaba pensando en mis padres  y sobre todo en Maia, ella pobrecita nada tiene que ver en este entierro.

— Ella ha nacido aquí, en este Mundo… eso no es una casualidad.

— Ya… Entonces, ¿por qué esos pequeños han nacido aquí, justo en este momento?

— Y como podemos saber eso…

— Louise… lo que te voy a decir… no se como te lo voy a decir.

—  Si lo piensas dímelo de una vez.

— Está bien… es algo que no puedo dejar de pensar en ello. Es una putada que la palmemos, ahora que estamos tan bien juntos.

— Ostras Bruno, te creía más inteligente.  Nadie conoce el final… bueno rectifico, el final si que lo conocemos todos la vamos a palmar un día u otro, lo que no sabemos es como.

—  Ya…

— Pues entonces hagamos lo que siempre hemos dicho, vivamos día a día, seamos felices. No es bueno ir al siguiente minuto de nuestras vidas, sin ser consciente del que nos ocupa.

— Vale… estoy de acuerdo con ello. Pero no te da un poco de miedo que llegue ese momento, justo ahora.

—  Supongo que como a ti… pero prefiero no pensar en ello.

— Mi error quizás esté en que lo he pensado.

—  No es un error Bruno, es humano… Sabes que ya hemos hablado mucho sobre eso. Cuantas veces nos hemos dicho entre susurros que lo que sentimos es mucho más profundo que el roce de nuestros cuerpos… Cuando la palmemos como tu dices, dejaremos nuestros cuerpos y transitaremos a donde nos corresponda. Si en verdad ambos sentimos lo mismo, nada ni nadie nos podrá alejar, siempre estaremos uno cerca del otro, es la ley de los afectos.

— Lo se Louise… pero ahora pesa mucho el cuerpo y duele tenerlo que dejar.

— A veces eres un plasta Bruno, siempre quieres ir un punto por delante… Yo siento lo que tu sientes, y lo que tengo claro es que nunca vas a estar solo por mi parte, estés donde estés sabré estar siempre a tu lado… No lo puedo evitar, es tan sencillo como que te amo.   


   Arrebatadora en sus palabras, Louise hablaba con un tono un poquito más elevado que de costumbre, pero sin alzar la voz en exceso. Sin estar enfadada empleaba el tono justo para denotar la cariñosa reprimenda que le estaba dando. A Bruno no le costó mucho captar el sentido de sus palabras, solo podía hacer una cosa, abrazarla...

R.P.I. 02/2013/1807 B-387-13

sábado, 21 de marzo de 2015

Poema: ¿Armas para la paz?

Vosotros que decís ser los sabios,
que poco sabios sois si lo creéis.
    Gobernáis sin ojos que sepan mirar,
sin oídos que prefieran escuchar,
sin sentido en vuestro frío andar.
    Cortáis en seco la esperanza
y anuláis a quien sabe caminar.
    Y os creéis que todavía sois sabios...
que vosotros solos lo podéis arreglar...
con ideas tan torpes y mentiras...
    No... sois unos cínicos, o sois locos.
    Las armas no garantizan la paz,
las armas matan al poderse disparar.
    Las armas son un negocio cruel,
que hasta a vosotros puede anular.
    A quien pretendéis engañar...
Despilfarráis la energía de la vida,
dejáis morir a vuestro  vecino,
de la misma Tierra que os vio nacer.
    Más tarde o más temprano,
también os pudriréis, es vuestro sino.
    Porque no despertáis de tal error...
las armas destrozan el futuro,
amenazan la paz, no son camino.
    Sois unos cobardes sin sentido,
incapaces de vencer al hambre,
de impedir la miseria en este Mundo.
    Y eso no se hace con mentiras,
ni con armas que destrozan la armonía. 
    Eso se hace con valor, con ilusión,
con mucho coraje y ferviente ardor.                                                                 
    Y no lo tenéis, solo sabéis hablar,
solo sabéis anular y engañar.
    Sí... vais a morir con vuestro imperio,
hecho de muerte y de asco.
    Aunque muera la tierra por un momento,
la vida no se anula por vuestro fiasco.
    Quien elige la vida y el respeto,
no precisa de las armas imperiales,
ni tampoco necesita defender,
con las armas, las paces irreales. 


Novela: "Pueblo de Ramu" (Parte 58)

Nota: Parte 1 (Junio) - Partes 2/10  (Septiembre) - Partes 11/19  (Octubre)
 Partes 20/30  (Noviembre) - Partes 31/37 (Diciembre) - Partes 38/46 (Enero) 
 Partes 47/53 (Febrero)-  Parte 54/57 (Marzo)
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— Hace un par de días que no os veo el pelo.

— Eso es recíproco Bruno…

— Parece que estamos llegando al final… ¿no os parece?

   Carlos frunció el ceño como si no supiera que decir, mientras que Carlota decidida no tardó ni un segundo en responder.

—  ¿Conoces tú ese final, Bruno?

—  Cual va a ser si no, los soldados han marchado, por cierto...  cada vez que pienso en Lorenzus siento rabia e impotencia, es un buen tipo y no se merece lo que le espera… Visto lo visto, ya no dudo de que el siguiente paso de esa gentuza va a ser liquidarnos de una u otra forma, vamos eso lo tengo claro.

— ¿Y que pasa si a alguno de ellos se les enciende una lucecita y deciden cambiar de opinión y respetarnos?

—  No estarás soñando, ¿verdad Carlota?

   La muchacha se quedó en silencio, recapacitando. Luego sonrió irónicamente y se dispuso a responder.

—  La verdad es que quizás peque de optimista… ¿pero que más podemos desear?

   Los tres amigos, se sentaron en un banco bajo la copa de un frondoso árbol. Carlos hasta ahora en silencio decidió entrar en la conversación.

— La verdad es que la situación está complicada… pero yo me siento bien, orgulloso de lo que hemos conseguido, y la verdad, es que de momento parece ser que hemos podido con ellos, los tenemos seguro que desconcertados.

   Bruno se colocó las manos bajo su barbilla, en claro signo de estar pensando, luego respondió a su amigo.

—  Tienes razón, yo también me siento bien… pero no puedo ocultar mi tristeza. Esa gente no va a cambiar, es más fácil que nos liquiden que otra cosa, porque luchar contra ellos no podemos luchar, ni tampoco es nuestro estilo… En fin, ya solo nos queda acabar de una vez y procurar no perder la dignidad.

   Carlota quiso terciar en los mismos términos, ella pese a su aparente optimismo tampoco podía ocultar ese atisbo de tristeza.

— Bueno… es lo que hay. Yo también me encuentro como vosotros, algo triste pero también me siento orgullosa por todo lo que hemos conseguido. Por cierto Bruno… Tú no te distes ni cuenta, pero hace un rato pude ver que salías de la guardería y me dio toda la impresión de que acababas de hablar con Vanessa.  

— Pues eso viene al cuento del final de esta historia… Sí, estuve hablando con ella… ¿Sabéis que ellos se van?

   Carlos gesticuló con aires de despistado, como si no acabara de coger el hilo de lo que se estaba hablando.

—  ¿De quien hablas Bruno…?

—  De quien va a ser… de los ingenieros. Seguro que Carlota sabe algo, trabaja junto a ellos.

   Carlota arrugó la nariz y movió ligeramente la cabeza en signo afirmativo.

—  El tiene razón Carlos…

—  Por Dios Carlota, ¿Qué dices?... nos van a dejar solos.

— Es lo que hay… ellos no pertenecen aquí. Han hecho todo lo que podían hacer… el resto es cosa nuestra. La historia viene de muy lejos, nosotros no somos más que una pequeña parte de esa historia… Hemos trabajado en lo que correspondía y creo que lo hemos hecho bien… ya solo queda esperar.

—  ¿Esperar a qué, hermanita?

—  Al desenlace… y piensa que estamos dentro de una complejidad, que a la vez es muy sencilla de desenredar. Solo hace falta repasar la historia.

   Bruno captó la preocupación de su amigo y decidió echar una mano a Carlota para calmar su ánimo.

—  Creo entender lo que tu hermana intenta decir. Nosotros solo somos responsables de nuestros actos. Estoy seguro de que si se aceptara nuestro modelo el mundo quizás pudiera recuperarse algún día. Pero eso es demasiado presuntuoso de decir, que y quienes somos sino una pequeña, muy pequeña parte de la historia. El desenlace no nos pertenece en exclusiva, existen muchas connotaciones a seguir, es el rastro de la historia. Aquí intervienen muchos agentes y este Mundo lleva mucho tiempo sufriendo nuestros errores, eso ya lo hemos hablado muchas veces… Entiendo que ahora solo queda esperar las últimas respuestas...

R.P.I. 02/2013/1807 B-387-13

jueves, 19 de marzo de 2015

Meditaciones al alba: "El día del padre y los niños"


A propósito del día del Padre, se me ocurre pensar en los hijos.

En la infancia concretamente

Los niños representan la esperanza...si los tratamos con decoro, respeto, consideración. Si los escuchamos y les hacemos nuestros amigos. Si jugamos y estudiamos con ellos... estamos labrando un futuro digno para la sociedad. Tal como se les trate, ellos responderán con parecidos detalles, cuando les corresponda regir el designio de sus vidas.
 




lunes, 16 de marzo de 2015

Novela: "Pueblo de Ramu" (Parte 57)

Nota: Parte 1 (Junio) - Partes 2/10  (Septiembre) - Partes 11/19  (Octubre)
 Partes 20/30  (Noviembre) - Partes 31/37 (Diciembre) - Partes 38/46 (Enero) 
 Partes 47/53 (Febrero)-  Parte 54/56 (Marzo)
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—  Eh Bruno… estoy aquí.

—  Claro Maia…

   Entonces Bruno la subió en volandas y tras darle un giro en el aire le dio un enorme beso antes de dejarla otra vez en el suelo.

—  Si vinieras a la escuela no estarías tan serio…

—  A si… eso es porque os divertís mucho.

— Y también aprendemos…

—  Ya… ya se que sabéis mirar.

— Bruno… es que no te enteras. Ahora ya sabemos ver y eso no es mirar.

—  Ostras si, ya no me acordaba, es verdad sabes ver cosas de colores…

—  Sí en las personas y en las cosas… por eso se que no estas alegre.

—  Bueno la verdad es que me falta un punto para estar alegre. Vale… ¿y que más cosas aprendéis?

—  Se puede ver y también captar…

—  ¿Captar?

— Sí Bruno… ya veo que tú no sabes captar presencias.

—  ¿Es eso lo que os enseña Vanessa?

—  Eso y otras cosas, algunas muy divertidas.

—  Dejemos las divertidas… anda explícame que es eso de captar presencias.

—  Tú y yo cuando estamos dormidos hablamos uno junto al otro…

—  Que hablamos juntos cuando estamos dormidos, pero si dormimos en casas separadas… Maia pero que cosas dices.

—  El otro día, mientras nuestros cuerpos dormían… te dije que iba a ir a un Mundo muy especial y que tú te quedarías aquí, pero que no estuvieras triste porque  siempre podría captar tú presencia y hablar contigo.

   Justo al acabar de oír las palabras de Maia, el rostro de Bruno se transfiguró. Se pudo de cuclillas para ponerse a la altura de su hermana, la tomó suavemente por lo hombros y le habló con una expresión entre asombrado y preocupado.

—  ¿Pero como sabes?… eso es justo lo que anoche soñé… o algo muy parecido. Santo cielo, me voy a volver loco…. Esta bien, ¿Qué más has aprendido de las presencias?

—  Es muy fácil… tenemos dos cuerpos, uno es el que duerme y el otro el que vuela. Ya te dije que ahora sabemos ver y estamos aprendiendo a captar las presencias y a volar, eso es lo divertido.

—  Pero sois todos unos niños… como podéis aprender esas cosas, como os las pueden enseñar…

— Pero que tonto eres… te lo conté todo mientras dormías.

   Bruno decidió no seguir por ese camino, corría el riesgo de efectivamente volverse loco. Si bien presentía lo que estaba ocurriendo, no llegaba a captarlo en profundidad. Pero sobre todo lo que más le costaba comprender era como su pequeña hermana de apenas cinco años podía con tanta naturalidad y simpleza hablar de esas cosas… y de la misma manera que Maia soltaba palabras trascendentes, de repente se ponía a saltar y jugar, a la vez que se distraía con cualquier insignificancia del entorno, era una niña, seguía siendo una pequeña y juguetona niña.


   Con todo el trajín de los últimos días, Bruno no había tenido la oportunidad de hablar con sus amigos. Tras dejar a Maia en casa, decidió ir a dar una vuelta por si los veía. Casualmente y como si le estuvieran esperando, se encontró de bruces con Carlos y su hermana Carlota. No tenían nada especial que hacer, así que decidieron juntos pasear a la vez que intercambiaban sus inquietudes...

R.P.I. 02/2013/1807 B-387-13

Poema: "Esperando a la Primavera"



    Aterricé en un Mundo convulso
buscando a la añorada primavera.
    No la encontré allá donde el hambre
reinaba, debido a la ceguera
de los falsos sabios sin renombre,
ni en el horror de las guerras,
ni en los corruptos sistemas
que anulan la voluntad
y explotan a los humanos
condenándoles por anatema,
ni en los egoístas y falsos mercados
tan arrogantes como ufanos.
    Me dijeron seres ilustrados,
pese a todo...sí existe ahí la primavera,
es entonces cuando el designio brota
inundando de luz la esperanza,
cuando las semillas inician su derrota
para germinar en color y confianza.
    No pienses, me dijeron...
que se puede vencer a la primavera,
por mucho que la quieran anular,
ella siempre llega, y nunca desespera.
 
 


jueves, 12 de marzo de 2015

Novela: "Pueblo de Ramu" (Parte 56)

Nota: Parte 1 (Junio) - Partes 2/10  (Septiembre) - Partes 11/19  (Octubre)
 Partes 20/30  (Noviembre) - Partes 31/37 (Diciembre) - Partes 38/46 (Enero) 
 Partes 47/53 (Febrero)-  Parte 54/55 (Marzo)
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—  Bueno yo…

—  No hace falta que intentes explicarlo, tus gestos, la expresión de tu rostro te delatan… se que quieres hablar conmigo.

— Es cierto… y de eso ya hace unos días. Los últimos acontecimientos han retrasado mi intención.

— Puedo entenderlo…

—  Vanessa… ¿tú sabes que os llamamos "ingenieros"?

— Lo sabemos…

— Para nosotros es una forma de respetar vuestro espacio, de manifestar que sois diferentes… hemos logrado poneros a la misma altura que el resto, pero todos sabemos que sin vosotros nada hubiera sido posible.

—  Y sin embargo físicamente nosotros nada hemos realizado… ¿estás seguro de tus palabras Bruno?

—  Porqué crees que os llamamos "ingenieros"… ellos planean, los demás ejecutan las ideas.

—  No estoy totalmente de acuerdo con lo que dices, las ideas también han sido vuestras.

   Bruno al oír las últimas palabras de Vanessa, abrió los ojos de par en par como buscando situarse mejor en su intento de saber algo más objetivo al respecto de los  "ingenieros". Las palabras suaves y tranquilas de Vanessa pronunciadas en un tono justo y cadencioso invitaban a la reflexión. No decía nada y sin embargo lo estaba diciendo todo, eso es lo que Bruno podía captar.

—  Bien… es cierto, nosotros hemos ejecutado las obras y estoy de acuerdo con que las ideas han fluido de nuestras mentes. Pero todos sabemos o quizás intuimos que vosotros habéis sido como un canal, una fuente de inspiración, un enlace con el cosmos… eso es, con el cosmos y con todo lo que representa. Eso no me lo puedes negar Vanessa.

—  ¿Esa idea es tuya?

— Pues claro que es mía… y de los demás. Comunicamos, pensamos, deducimos y nos respetamos, es así como surgen nuestras ideas. Pero… creo que ya ha llegado la hora de destapar de una vez el secreto, si es que este existe.

—  ¿Es tu reflexión?… sabemos que no existe tal secreto, luego nada se ha de destapar.

—  Entonces porqué no hablamos claro… en el punto donde estamos, ¿Qué más se puede hacer?

—  Nada… ya está todo hecho, todo dicho.

—  Pues que hacemos… bajamos la guardia, nos dejamos ocupar, renunciamos a la vida… ¿es eso lo que hemos de hacer ahora?

—  Tu sabes que nada de lo que has dicho tiene sentido… entendemos que se necesita escuchar palabras que confirmen lo que pensamos, lo entendemos.

—  Entonces… dímelas Vanessa, lo necesito, lo necesitamos.

—   Ha llegado la hora de marchar… es algo que ya todos deben de saber.

   Bruno al oír esas palabras no se extrañó en absoluto, en cierto modo era algo que se esperaba.

—   ¿Marchar?... es lógico… éste no es vuestro lugar… primero marchan los soldados, ahora vosotros… nos quedamos solos, solos con nuestro triste destino.

—   Ni tu mismo crees en tus palabras Bruno… ni estáis solos ni vuestro particular destino es en absoluto triste.

—  Ya… pero los días del Bruno de carne y hueso, como los días de todos los demás, quizás ya estén contados… ¿habrá servido de algo tanto esfuerzo, tanta ilusión?

—  Bruno, tu sabes bien que cada uno tiene un papel en la vida, en esta particular vida. Por eso nosotros hemos de marchar y vosotros tenéis que quedaros para seguir con vuestro papel y eso no es ninguna ilusión.

—  Seguir con nuestro papel… es curioso. Mi conciencia está tranquila, no me importa acabar ya de una vez, pero sigo pensando que algo más hay que hacer, que no todo está perdido, que todo lo que hemos logrado no va a quedar en un saco roto y desaparecer su registro sin más…

— Ninguna acción sea del signo que sea es inútil, siempre crea un registro por el que tendremos que responder o presentar.

—  ¿y a quien respondemos, a quien presentamos ese registro?

— Primero tiene que pasar por el filtro de nuestra conciencia, y según hayan sido el signo de las acciones toca responder o presentar.

— Vanessa, nos estamos hiendo por las ramas, por favor, aun tengo las raíces en esta tierra…

—  A ti te preocupa que todo haya sido inútil… puedes estar tranquilo, no ha sido inútil.

—  Mira que llegáis a ser herméticos…

—  Y sin embargo por lo que parece, todo el mundo sabe quienes somos… Bruno, no podemos anticipar la historia ni el final de ella porque no existe tal final.

— Paso a paso… ¿es eso?


   Vanessa simplemente sonrió, Bruno no quiso insistir más. En su fuero interno tenía todas las respuestas, solo faltaba un elemento por descubrir y tenía que hacerlo pronto, si no nada tendría sentido. Tomó de la mano a su hermana y se dispusieron a salir de la guardería para dejarla en su casa. Vanessa salió a la puerta a despedirlos, su rostro transmitía toda la serenidad del Mundo, pero esta vez no sonreía. Bruno mientras empezaba a caminar, giró su cabeza para mirarla con una expresión en sus ojos que quizás pudiera dar a entender que algo había captado, se sentía en paz y tranquilo pero algo triste… Estaba un tanto abstraído en sus pensamientos, hasta que su pequeña hermana le dio un pequeño tirón en la mano...

R.P.I. 02/2013/1807 B-387-13

miércoles, 11 de marzo de 2015

Meditaciones al alba: "Perseverar"

Perseverar es tan necesario como respirar... Nada que deseemos tanto se consigue sin querer. Muchas veces, casi todas las veces, vivir lleva implícito el caminar en pos de un logro.

La mirada clara, la sonrisa abierta... Esa persona eres realmente tú, piénsalo cuando te veas así ante el espejo. 


domingo, 8 de marzo de 2015

Novela: "Pueblo de Ramu" (Parte 55)

Nota: Parte 1 (Junio) - Partes 2/10  (Septiembre) - Partes 11/19  (Octubre)
 Partes 20/30  (Noviembre) - Partes 31/37 (Diciembre) - Partes 38/46 (Enero) 
 Partes 47/53 (Febrero)-  Parte 54 (Marzo)
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Lorenzus… nosotros entendemos muy bien lo que ha hecho por nosotros y lo que esto ha significado para usted… lamentamos que tenga que verse en una situación desagradable.

— Es mi responsabilidad… se supone que además de soldado soy… un ser humano ¿quizás?

— Nosotros no lo dudamos…

   Lorenzus recobró la compostura marcial, todavía iba vestido de militar, todavía era un militar, irguió el tronco superior y habló con decisión.

—  Basta de milongas… yo tomé la decisión y deberé responder por ello, a ustedes… solo puedo desearles suerte.

— Teniente… puede usted tomar la decisión de quedarse, lo sabe.

—  No dudo que sería bien acogido, de hecho siempre me he sentido así en este pueblo, eso no lo olvidaré jamás… pero quiero advertirles, debo advertirles… ustedes están presos en su pueblo, están sujetos a ley marcial… el pueblo está rodeado en un perímetro exterior, jamás podrán salir de él. Nuestra presencia en el pueblo es una ficción. No importa que mi destacamento sea relevado o no, tan solo ejercemos vigilancia para informar de los movimientos internos, todas las patrullas de vigilancia del perímetro no son sino meras fachadas… ¿lo entienden?

— No solo lo entendemos, sino que lo sabemos… tenemos conocimiento del perímetro exterior.

—  ¿A sí?... celebro que estén bien informados… pero eso no indica nada bueno, deben de saberlo.

—  Que importa eso, si podemos permanecer en el pueblo, al fin y al cabo es lo que hemos estado haciendo estos últimos años.

—  No estén tan seguros… ustedes son como una pequeño oasis en un desierto, y no sería la primera vez que el desierto se traga al oasis.   

—  Eso también lo intuimos… Teniente, ¿entonces no se queda con nosotros?
Siempre es mejor estar en un oasis que en un desierto.

—  No… ustedes saben que no puedo hacerlo, debo enfrentarme a mi destino, si me quedara aquí sería otro problema para ustedes y ya tienen suficientes. No, gracias por todo. 

   El teniente Lorenzus se puso en pie, con serenidad abandonó la estancia para marchar junto a sus soldados, tenían que prepararse para su salida del pueblo.

   Al día siguiente la pequeña comitiva militar se puso en marcha, encontraron el pueblo en silencio, sin gente en la zona donde ellos estaban y eso les extrañó sobremanera. Fueron avanzando por la calle central camino de la salida y siguieron sin encontrar a nadie, no entendían nada. Pero justo al doblar la última curva y encarar la carretera se encontraron con una masa de gente cerrándoles el paso.  Lorenzus mandó parar los vehículos, pero no tardó en entender lo que estaba pasando y aceptó el hecho con una enorme tranquilidad interior. A marcha muy lenta se decidieron a cruzar la marea humana, ésta se abrió a su paso y de las manos de las gentes empezaron a salir pétalos de flores que fueron lanzados a los soldados, era su sentido homenaje a quienes consideraban sus amigos. A la vez dejaban escapar de sus gargantas voces de ánimo, piropos y parabienes dirigidos a ellos. Sobre una pequeña elevación del terreno junto a la carretera, una pequeña orquesta improvisada lanzaba al aire notas rítmicas y optimistas que se ahogaban por el griterío de la gente. De improviso todo se convirtió en un jolgorio al que los soldados se sumaron en un sonreír continuo, más de uno de ellos no pudo evitar que alguna lágrima furtiva se escapara por sus mejillas. Mientras tanto, el teniente Lorenzus, con el rostro serio pero relajado y la conciencia tranquila saludaba a todos con gestos suaves y armónicos. Intentaba amagar la sonrisa, lo intentaba y hasta los conseguía si bien en su rostro se traducía un profundo gesto de correspondido agradecimiento.

   Una vez hubieron sobrepasado la marea humana, los vehículos aceleraron las revoluciones de sus motores para ir desapareciendo por las curvas de la carretera, no sin que antes las manos al aire de los soldados se comunicaran con los centenares de brazos al aire de las gentes del pueblo en signo de despedida... 


LA DECISIÓN 


   La marcha de los soldados no solo generó una incógnita sino que además creó un cierto vacío, se habían acostumbrado a ellos. Habían llegado a saber que estaban allí como de relleno y eso no molestaba al pueblo.

   Bruno no conseguía dominar su carácter inquieto, seguía en sus trece de que había que hacer algo más que esperar acontecimientos. Se acordó que tenía pendiente la idea de hablar con Vanessa, la "ingeniera" de la guardería y se dispuso a cumplir su objetivo. Aprovechó el momento de ir a recoger a su hermana, para ello se retrasó deliberadamente con el fin de intentar quedarse solo con ella.  


   Cuando Bruno apareció por la guardería, la penúltima niña era recogida por sus familiares, la "ingeniera" se estaba despidiendo de ellos y ya tan solo Maia quedaba sentada tranquilamente en su pequeño pupitre. Bruno aguardó pacientemente la reacción de Vanessa que no se hizo esperar, ella se dirigió con una sonrisa hacia el lugar donde él se encontraba. Le invitó a entrar en el aula, mientras tanto Maia como si intuyera que su hermano algo quería, abrió su mochila, sacó un cuaderno y unos lápices y se dispuso a entretenerse con unos dibujos. Vanessa se sentó junto a su mesa y le ofreció una silla a Bruno, el gesto fue lo suficientemente explícito como para dar a entender que ella captaba su sentir, y eso que él simplemente se había limitado a saludarla tímidamente...

R.P.I. 02/2013/1807 B-387-13

Poema: "Pueblo mio"

   Hay pueblo mio...
te pierdes en el páramo
del siempre lo mismo.
   No quiero morir de viejo
aquí, triste y aburrido.
   Las prímulas, hoy ...
adornan con su color
los prados solitarios y baldíos,
que aún así...
anuncian en su verdor
a la incipiente primavera.
   Se que un día no es igual
a otro día... lo sé,
y aunque los ciclos parecen
un calco unos de otros,
algo cambia en mí,
algo cambia en el pueblo,
cuando la sabia nueva
invita a la regeneración.
   Y aunque el riesgo es amigo,
de aquello que llaman miedo,
darme un sorbo de esperanza
... y lo beberé con gusto,
lo haré... con toda la confianza.