domingo, 8 de mayo de 2016

Meditaciones: "Leyes para la incultura"

   Es otra anécdota a contar, aunque esta me afecta directamente… Escribo desde hace un montón de tiempo, y lo hago porque es la mejor forma que entiendo de dejar fluir los sentimientos y contrastarlos con todo lo que me rodea, en suma comunicar a través de la creatividad, algo que siempre me ha ayudado a lo largo de mi ya dilatada vida.

   Tendría yo poco más de treinta años, cuando me llevé una agradable sorpresa, un editor acogió un tratado mío sobre el estudio de la morfología de las manos y su incidencia en la personalidad y decidió publicarlo. Me vine arriba, hasta que me bajó al suelo el comentario de una sabia mujer.

   Le llamaban “Meme”, tendría sobre los 90 años y apenas sabía leer y escribir, aunque eso sí nunca dejaba de aprender un poquito más cada día, según ella decía. Era muy inquieta, dinámica y optimista al máximo, aunque siempre apuntaba con comentarios de cruda realidad, como uno que me afectó de manera directa: “Tu ahora no puedes ser un buen escritor, te falta experiencia de la vida, ten paciencia.”

   Bien… tras cincuenta años de trabajo y cotizando a la hacienda pública desde los 14 años, llegó mi gran día del jubileo, donde la paciencia acumulada junto a la debida experiencia, podría ya dar sus frutos mediante una total y absoluta entrega, y por fin generar obras que bien pudieran servir de algo a los demás, todo de los más idílico.

   Pero e aquí, que me tropiezo de bruces con el real decreto de ley 5/2013, donde se hace incompatible cobrar la pensión con generar derechos de autor, o lo que es lo mismo, imposibilidad de publicar porque ello implicaría poner en riesgo mi sustento vital y que tantos años me ha costado merecer.

   Resumiendo, estoy jubilado a todos los efectos. Mi gozo en un pozo. Esto me da a pensar que la proporción de considerar a un País culto, va en la medida que este mismo País respeta la promoción de la cultura, que lástima pues. Ojala que mi caso fuera aislado, pero por desgracia, son muchos los creadores que han tropezado con esa dichosa ley, por lo que se ve, tener experiencia y crear son dos términos incompatibles.

   Claro que apelando al optimismo de aquella sabia mujer “Meme” que un día conocí, nada ni nadie va a impedir que aprenda un poquito más cada día, y que ello se vea reflejado en mi creatividad, y a la postre, poder expandir en la medida de lo posible de una u otra forma, mi humilde experiencia.




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