Es otra anécdota a contar, aunque esta me afecta directamente… Escribo
desde hace un montón de tiempo, y lo hago porque es la mejor forma que entiendo
de dejar fluir los sentimientos y contrastarlos con todo lo que me rodea, en
suma comunicar a través de la creatividad, algo que siempre me ha ayudado a lo
largo de mi ya dilatada vida.
Tendría yo poco más de treinta años, cuando me llevé una agradable
sorpresa, un editor acogió un tratado mío sobre el estudio de la morfología de
las manos y su incidencia en la personalidad y decidió publicarlo. Me vine
arriba, hasta que me bajó al suelo el comentario de una sabia mujer.
Le llamaban “Meme”, tendría sobre los 90 años y apenas sabía leer y
escribir, aunque eso sí nunca dejaba de aprender un poquito más cada día, según
ella decía. Era muy inquieta, dinámica y optimista al máximo, aunque siempre
apuntaba con comentarios de cruda realidad, como uno que me afectó de manera
directa: “Tu ahora no puedes ser un buen escritor, te falta experiencia de la
vida, ten paciencia.”
Bien… tras cincuenta años de trabajo y cotizando a la hacienda pública
desde los 14 años, llegó mi gran día del jubileo, donde la paciencia acumulada
junto a la debida experiencia, podría ya dar sus frutos mediante una total y
absoluta entrega, y por fin generar obras que bien pudieran servir de algo a
los demás, todo de los más idílico.
Pero e aquí, que me tropiezo de
bruces con el real decreto de ley 5/2013, donde se hace incompatible cobrar la
pensión con generar derechos de autor, o lo que es lo mismo, imposibilidad de
publicar porque ello implicaría poner en riesgo mi sustento vital y que tantos
años me ha costado merecer.
Resumiendo, estoy jubilado a todos los efectos. Mi gozo en un pozo. Esto
me da a pensar que la proporción de considerar a un País culto, va en la medida
que este mismo País respeta la promoción de la cultura, que lástima pues. Ojala
que mi caso fuera aislado, pero por desgracia, son muchos los creadores que
han tropezado con esa dichosa ley, por lo que se ve, tener experiencia y crear
son dos términos incompatibles.
Claro que apelando al optimismo de aquella sabia mujer “Meme” que un día
conocí, nada ni nadie va a impedir que aprenda un poquito más cada día, y que
ello se vea reflejado en mi creatividad, y a la postre, poder expandir en la
medida de lo posible de una u otra forma, mi humilde experiencia.
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