Hará ya un tiempo, tuve un debate con
un sacerdote conocido. El tema trataba sobre la santísima trinidad, la virgen y
la resurrección de la carne… Cuando a base de razonamientos ya lo tenía “contra
las cuerdas” el se zafó fácilmente con una breve frase:
“Es dogma de fe”, y ahí se acabó el
debate.
La palabra Fe proviene del latín Fides cuyo significado es lealtad… Si
la fe es ciega, sin el recurso del razonamiento, ésta se convierte en un
peligro. Estoy pensando en la lealtad que se puede tener hacia un dictador, que
nos ha llevado a guerras y desastres. En los dictámenes o interpretaciones de
cualquier religión y en las barbaries que se han cometido a lo largo de la
historia en nombre de un ser supremo. En la fidelidad hacia un líder político o
empresarial cualquiera, haciendo nuestro su discurso sin demostrar criterio ni personalidad
alguna.
Interpreto la fe como un signo arcaico, ni siquiera la fe en uno mismo
me parece que sea algo óptimo. La fe se abraza al inmovilismo y proyecta un
bloqueo de nuestras capacidades… Nuestra existencia es algo tan maravilloso y a
la vez tan rodeada de misterios, que vale la pena siempre interrogarse por cual
es la razón de todo lo que nos rodea para seguir avanzando; pienso que es mejor
eso, que no doblegarnos a una fe que nos puede llevar a un camino sin salida.
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