lunes, 4 de junio de 2018

Meditaciones: "Algo ocurre en el Paraíso"

   Visto desde una perspectiva optimista, La Tierra es un planeta precioso, exuberante, llego de agua, de color, de fino aire para respirar, de una gran variedad vegetación y de animales de todo tipo. Por tanto un Planeta habitable y en donde el ser humano de diferentes razas y condiciones puede converger en lo que bien podría ser un paraíso.

   Dejemos el sueño y bajemos a Tierra. Efectivamente, la Tierra posee todas las condiciones para ser un paraíso, el jardín de las delicias donde “Dios” colocó a Adán y Eva… pero ocurre que nos hemos descarriado un tanto. Los descendientes de Adán y Eva no estamos por la labor y estamos dejando el paraíso hecho un verdadero asco, degradándolo poco a poco.

   Dejando a un lado las distintas características del ser humano, que pueden abarcar un amplio abanico que va de seres angelicales a verdaderos demonios, la cuestión es que la Tierra sufre de las consecuencias de nuestros actos. La Era del petróleo acabará más pronto que tarde en la perspectiva de lo que se puede considerarse la longeva historia de la Tierra. La consecuencia puede ser terrible debido a los desórdenes del cambio climático que ya hoy en día son perfectamente observables.

   Visitemos el ártico y nos encontraremos con el problema del Permafrost, tierra congelada que se está deshaciendo poco a poco por efecto de la subida de las temperaturas, esto origina que  por ejemplo, en breve tiempo las construcciones que obran sobre ese tipo de suelo acaben por colapsarse, algo preocupante para Rusia porque el 63 por ciento de su territorio  se asienta sobre zonas de este tipo de terreno. Los grandes bosques siberianos están sucumbiendo poco a poco por efecto de la tala y de la falla de su suelo. La Tundra se agrieta y grandes socavones se abren, lo que puede agravar más aún los desórdenes medioambientales. El Permafrost actúa como una enorme y gigantesca jaula de residuos de carbono, normalmente plantas y animales, que durante las glaciaciones y la congelación del terreno, se han ido descomponiendo. La progresiva liberación de esos gases sería la punta de lanza de un desastre final.

   Y esto no es un problema de Rusia, sino de la humanidad entera. Podría seguir hablando de la deforestación del Amazonas, de la desaparición imparable de especies animales, de la invasión del plástico en las paradisíacas islas del Índico y ya en todo tipo de mar, y en que manera ese mismo plástico se va descomponiendo en pequeñas partículas, que son absorbidas por los peces y que sin duda, tarde o temprano acabarán en nuestros estómagos.


   Por lo tanto, y no me duelen prendas indicarlo, el panorama ya es desolador para los habitantes de la Tierra, el “Paraíso” se está descomponiendo, y mientras tanto, parece que no nos queramos enterar ni poner remedio a lo que parece irremediable.  Pero seamos “optimistas” porque si llegamos a ser un mínimo de conscientes, todo intento positivo de poner remedio, por lo menos desaceleraría el proceso.  




No hay comentarios:

Publicar un comentario